¡°Me refugi¨¦ en la playa con mis hijos¡±, relata una desalojada de Mazag¨®n
El fuego arras¨® un c¨¢mping y cerc¨® el Parador de Turismo, pero respet¨® Matalasca?as y el parque nacional
¡°A las seis y media de la ma?ana ya estaba la Guardia Civil en la puerta del c¨¢mping para que nos fu¨¦ramos, pero vi las llamas tan cerca que me asust¨¦ y me fui con mis dos hijos a la playa¡±. Es el relato de Mar¨ªa Fern¨¢ndez, quien este lunes volvi¨® a las puertas del camping Do?ana para ver si se hab¨ªa salvado algo de su caravana tras el incendio de Moguer. No quedaba nada. De toda la instalaci¨®n tur¨ªstica, con capacidad para 4.000 personas, solo se han mantenido en pie unas cinco caba?as.
¡°De la zona uno, poca cosa. De la dos, nada¡±, relat¨® la trabajadora del espacio que informaba a los usuarios, en su mayor¨ªa clientes fijos durante todo el a?o que residen en Sevilla, a unos 100 kil¨®metros.
¡°A partir de la una de la madrugada, cuando empez¨® a llegar humo, se extendi¨® el p¨¢nico y comenzaron a salir los clientes. Pero muchos, con el recuerdo de lo ocurrido en Portugal [donde la mayor¨ªa de v¨ªctimas pereci¨® en la carretera intentando huir del fuego], prefiri¨® quedarse. A las seis y media se orden¨® el desalojo de unas 1.500 personas con ayuda de la Guardia Civil¡±, relata la empleada del establecimiento, quien destaca que en todo momento se hizo de forma ordenada.
Sin v¨ªctimas personales
La medida permiti¨® que este siniestro se haya saldado sin v¨ªctimas personales. Quienes, como Mar¨ªa Fern¨¢ndez, prefirieron bajar a la playa, situada a escasos 100 metros del c¨¢mping, pasaron el d¨ªa observando c¨®mo las llamas cruzaban el pinar donde pasaban el fin de semana y dejaban una estela negra de la madera quemada sobre la blanca arena de las dunas.
El c¨¢mping contaba hasta ese momento con unos 100 empleados porque no es a¨²n la temporada alta. Este a?o ser¨¢ muy dif¨ªcil abrir a tiempo ya que todos los servicios han quedado destruidos. Del centro de recogida de residuos solo quedan las ruedas de los contenedores de basura.
En el Parador de Mazag¨®n, la direcci¨®n no era capaz de saber qu¨¦ servicios podr¨ªan mantener abiertos. Las llamas cercaron el lujoso hotel y a¨²n al mediod¨ªa se segu¨ªan registrando rebrotes del fuego que sorprendieron a los clientes que anulaban sus reservas y volv¨ªan a casa y quienes a¨²n se debat¨ªan entre quedarse o marcharse.
En Matalasca?as, donde un fin de semana como el pasado llegan a concentrase hasta 50.000 personas, la vida ha vuelto a la normalidad. El fuego se ha quedado a una decena de kil¨®metros del n¨²cleo de poblaci¨®n.
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