Tras el rastro de la primera enfermera
Dos periodistas re¨²nen nuevos datos de la pionera gallega Isabel Zendal, la ¨²nica mujer en la expedici¨®n de la vacuna de la viruela
Pas¨® de ser la gran olvidada por la comunidad cient¨ªfica a convertirse, dos siglos despu¨¦s de su muerte, en la primera mujer enfermera de la historia. Aunque la biograf¨ªa de la coru?esa Isabel Zendal G¨®mez est¨¢ todav¨ªa envuelta de inc¨®gnitas, su diario vital se est¨¢ reconstruyendo lentamente por historiadores, escritores y periodistas fascinados por el personaje.
Form¨® parte, como la ¨²nica mujer, de la expedici¨®n que acabar¨ªa con la viruela en las colonias espa?olas
La haza?a de esta gallega adelantada a su tiempo comenz¨® el 30 de noviembre de 1803, el d¨ªa que zarp¨® en la corbeta Mar¨ªa Pita del puerto de A Coru?a para formar parte, como la ¨²nica mujer, de la Real Expedici¨®n Filantr¨®pica de la Vacuna que acabar¨ªa con la mort¨ªfera epidemia de la viruela en las colonias espa?olas de Am¨¦rica y Filipinas. Fue el rey Carlos IV el que siete meses antes hab¨ªa promovido la expedici¨®n cient¨ªfica para poner remedio a la cat¨¢strofe sanitaria que la enfermedad hab¨ªa desatado en sus posesiones de ultramar. As¨ª comenz¨® la primera misi¨®n internacional de inmunizaci¨®n en la historia de la salud p¨²blica y la mayor gesta que hizo Espa?a por la humanidad. Durante la campa?a, que dur¨® m¨¢s de cuatro a?os, el cometido de Zendal era la custodia de los 22 ni?os abandonados en inclusas que llevaban inoculado en sus cuerpos el remedio contra la viruela que hab¨ªa descubierto en 1796 el brit¨¢nico Edward Jenner.
El protagonismo de Isabel no fue casual. Era la directora del hospicio de A Coru?a y de all¨ª salieron la mayor parte de los ni?os de entre tres y nueve a?os que estaban a su cargo. Entre ellos viajaba un muchacho llamado Benito, su hijo natural. Ninguno regres¨® a Espa?a, como tampoco lo hizo Zendal, que se qued¨® en Puebla (M¨¦xico), donde no se ha localizado rastro alguno de su tumba.
Los historiadores manejan diferentes versiones de su apellido, incluso algunos sostienen que Isabel siempre ocult¨® celosamente su condici¨®n de madre soltera. El escritor y periodista gallego Antonio L¨®pez, junto con su colega Joaqu¨ªn Pedrido, sigue buceando en la vida de Zendal y afirma que los libros parroquiales de su pueblo natal, Santa Mari?a de Parada, en Ordes (A Coru?a), permitieron identificar a su familia directa, casi pobre de solemnidad. L¨®pez tambi¨¦n sostiene que ella nunca ocult¨® su maternidad. La partida de bautizo de su hijo (en la iglesia de San Nicol¨¢s) revela que ¡°es de madre soltera¡±, y en el Libro de Cuentas de Exp¨®sitos qued¨® constancia de los 50 reales de sueldo que Isabel ten¨ªa asignado y la media libra diaria de pan que consum¨ªa el hijo de la rectora. ¡°El cargo luce mucho m¨¢s por el nombre que por su rendimiento econ¨®mico¡±, dice L¨®pez. ¡°As¨ª se explica que siendo rectora complementase su salario remendando ropa, por lo que percib¨ªa 18 reales mensuales¡±, cuenta el periodista.
Hace 67 a?os, el Congreso Panamericano de Salud celebrado en Washington la reconoci¨® como ¡°la primera enfermera de la historia en misi¨®n internacional de salud p¨²blica¡±, y el Gobierno de M¨¦xico cre¨® en su nombre el Premio Nacional de Enfermer¨ªa, en 1975. ¡°Comparados con M¨¦xico, nuestro retraso es sonrojante. De todas formas, los ¨²ltimos meses han tra¨ªdo su nombramiento como hija predilecta de Ordes, la C¨¢tedra de Divulgaci¨®n Cient¨ªfica Isabel Zendal, creada por la Universidade da Coru?a, y la puesta en marcha de la primera asociaci¨®n gallega que lleva su nombre¡±, apunta Antonio L¨®pez. ¡°Cuando en las escuelas se empiece a trabajar con unidades did¨¢cticas sobre Isabel, los ni?os exp¨®sitos y la Real Expedici¨®n de la Vacuna, ese d¨ªa nuestros h¨¦roes habr¨¢n emprendido el camino de regreso a casa para formar parte de la memoria de este pa¨ªs¡±, subraya. En 1977, la Organizaci¨®n Mundial de la Salud daba por erradicada la enfermedad, mientras la llamada viruela del simio, una inquietante variante del virus, sigue provocando alertas de contagios en ?frica.
S¨ªguenos en Twitter y en Flipboard
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.