El viaje de los Al Said a su nueva vida
204 refugiados sirios llegan a Madrid. En septiembre, Espa?a dice que acoger¨¢ a otras 350 personas
¡°Es un cambio a mejor, inshall¨¢ [Si dios quiere]¡±, resopla de cuando en cuando Duaa Al Said, de 22 a?os, mientras mece a su reci¨¦n nacido Zeid de dos meses. Su marido, Aqba, de 30, le aprieta el hombro con afecto, al tiempo que otea a sus otros dos hijos: Mohamed, de cuatro, y Amina, de dos. Faltan pocas horas para que esta familia se suba a un avi¨®n por primera vez en su vida y comience una nueva vida junto a otros 199 refugiados sirios en Espa?a (204 en total), adonde llegaron este jueves. Con ellos, Espa?a ha acogido ya a 1.742 solicitantes de protecci¨®n internacional de los 17.337 pactados hace dos a?os en Bruselas. Apenas son el 9,9%. Y el plazo para cumplir con la promesa expira el 26 de septiembre.
Incapaces de conciliar el sue?o, una docena de adultos entre parientes y vecinos de los Al Said, han acudido para despedirse de ellos en el empobrecido barrio de Uzai, en los arrabales del sur de Beirut. De madrugada y sentados sobre alfombras de pl¨¢stico, conversan entre sorbos de caf¨¦ y muchos pitillos rememorando la vida en la Siria de anta?o. Otros quince menores dormitan esparcidos sobre la terraza emitiendo un recital de ronquidos.
¡°Ayer dejamos nuestro piso y nos vinimos a esta casa alquilada de mi hermano¡±, cuenta Aqba al tiempo que sus sobrinos le ayudan a pesar las dos maletas de 20 kilos y dos mochilas de cinco que la Organizaci¨®n Internacional para las Migraciones (OIM) les han indicado que pueden llevar. Las cremalleras se abren y cierran a cada rato, sumando alg¨²n objeto y restando otro. Algo de ropa, un pu?ado de fotos y una bolsa de pa?ales. Es todo lo que podr¨¢n llevarse de su vida previa. No asoma juguete alguno entre los enseres. Se encuentran a cielo abierto para soportar mejor un calor y humedad aplastantes que los Al Said no pueden combatir con ventiladores por la falta de electricidad.
Al sobrevuelo de un avi¨®n, la entrevistadora torna s¨²bitamente en entrevistada.
- ?Podremos llevar leche en el avi¨®n? ?Y pa?ales?, pregunta Duaa nerviosa
- ?Aceptan a las mujeres con velo en Espa?a o les obligan a quit¨¢rselo?, lanza Sausa, hermana de Aqba
En datos
- Previsiones. Seg¨²n los c¨¢lculos del Ejecutivo, en septiembre de 2017 se habr¨¢n reasentado un total de 1.010 refugiados sirios del L¨ªbano a Espa?a. De ellos, 286 llegaron el pasado verano; 375 aterrizar¨¢n en Madrid este julio y otros 350 en septiembre.
- Conflicto. La guerra Siria se ha cobrado 331.000 vidas (un tercio civiles), ha dejado m¨¢s de un mill¨®n de heridos y ha desplazado a m¨¢s de la mitad de los 23 millones de sirios de sus hogares.
- Proceso de selecci¨®n. Una vez que Espa?a comunica a ACNUR el n¨²mero de refugiados que ser¨¢n acogidos y los criterios de selecci¨®n, la agencia de la ONU selecciona los perfiles de los potenciales candidatos. Entonces, un equipo compuesto por funcionarios de los ministerios del Interior, del de Empleo y Seguridad Social y la polic¨ªa nacional, se desplazan al L¨ªbano para realizar las entrevistas con los candidatos. La OIM realiza los ex¨¢menes m¨¦dicos y la log¨ªstica de vuelos.
- ?Hay trabajo en Espa?a? ?Es dif¨ªcil aprender espa?ol?, arremete Mazen, el hermano mayor de Aqba
Las preguntas discurren sin ni siquiera dar tiempo a las respuestas. La alegr¨ªa de saberse afortunados por poder comenzar de nuevo en un pa¨ªs con hospitales y colegios para sus hijos (¡°C¨®mo en la Siria de preguerra¡±, apostilla Mazen) se ve enturbiada por el miedo a lo desconocido sin saber a¨²n en qu¨¦ ciudad vivir¨¢n. La despedida entra?a tambi¨¦n una nueva separaci¨®n en una cultura donde generalmente las familias viven en un mismo barrio y se frecuentan a diario. ¡°No podremos volver en cinco a?os a L¨ªbano una vez viajemos a Espa?a, son las normas del Gobierno liban¨¦s¡±, explica Duaa, quien hace ya seis que vio por ¨²ltima vez a sus padres que habitan en la provincia siria de Idlib. El peque?o Zeid descansa ajeno a su futuro, uno en el que ni siquiera hab¨ªa nacido cuando a sus padres se les comunic¨® que hab¨ªan sido seleccionados por la Agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR) para ser reasentados en Espa?a.
¡°Salimos al principio del todo, en agosto de 2011. Tres hermanos a L¨ªbano y otros dos con nuestros padres a Estambul¡±, dice Aqba mientras enfoca la pantalla de su m¨®vil hacia la periodista para que los mencionados saluden a la extranjera v¨ªa Skype desde Turqu¨ªa. Aqba ni siquiera pudo acudir al entierro de su padre, cuya foto sirve de salvapantallas del desconchado m¨®vil. ¡°La situaci¨®n empeor¨® r¨¢pidamente en los primeros meses y hab¨ªa mucha violencia y criminalidad, as¨ª que decidimos venirnos a L¨ªbano y buscar trabajo. En L¨ªbano intent¨¦ trabajar como taxista, pero en cada control militar a los sirios nos paran. Ahora temo que empiecen a mandarlos a Siria. Nos hemos quedado atrapados en un limbo¡±, lamenta este padre de familia.
El reloj marca las cuatro de la ma?ana y en media hora los Al Said tienen cita en un punto de encuentro cercano con los autobuses de la OIM que les llevaran al aeropuerto de Beirut. Las primeras l¨¢grimas de despedida se verter¨¢n en la azotea, y escaleras abajo, mientras Mazen arranca la furgoneta que conducir¨¢ hasta el lugar convenido. All¨ª, trabajadores de la OIM empiezan a recibir a los refugiados, algunos con los ojos enrojecidos, otras con miradas de pavor ante el inminente viaje. Les entregan sus documentos, visados y etiquetan las maletas. El llanto se contagia entre abrazos de aquellos que saben que pasaran? a?os hasta que vuelvan a ver a los suyos. ¡°Tengo dos hermanos en Turqu¨ªa, y aqu¨ª de los dos que tengo otro se va. Nuestra familia se va desgajando¡±, resopla Sausa restregandose los ojos.
Poco a poco los motores de los autobuses empiezan a toser y enfilan hacia el aeropuerto. Pasaportes en mano y los nervios a flor de piel, docenas de refugiados sirios hacen cola antes de pasar el control policial. Duaa se despide con un leve gesto de cabeza mientras susurra como para s¨ª misma: ¡°Es un cambio a mejor, inshall¨¢¡±.
Tensi¨®n en L¨ªbano con los sirios
El mismo pa¨ªs que acogi¨® a la familia de Al Said hace siete a?os, junto a otros 1,5 millones de sirios (el 25% de la poblaci¨®n), dice hoy que ya no puede soportar m¨¢s el peso de los refugiados. Esta semana, el Parlamento liban¨¦s protagoniz¨® un acalorado debate sobre un plan para el retorno de los asilados a su pa¨ªs. Una propuesta que la ONU ve prematura y que hasta ahora tan s¨®lo 850 refugiados han aceptado emprender voluntariamente.
Las tensiones entre sirios y libaneses en un pa¨ªs con unas infraestructuras deficientes y un paro galopante, se acent¨²an. El punto ¨¢lgido lleg¨® el 30 de junio, cuando cuatro refugiados sirios de entre los 350 que fueron arrestados por las fuerzas del orden libanesas en una redada en la localidad de Arsal, fallecieron durante su cautiverio. Las sospechas de que fueran torturados ha desatado una guerra en las redes sociales entre activistas sirios y defensores del Ej¨¦rcito liban¨¦s.
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