Rajoy vuelve a zafarse de G¨¹rtel sin asumir ninguna responsabilidad
El presidente del Gobierno y del PP sigue a rajatabla el guion marcado sobre que en sus 31 a?os en la ejecutiva del partido solo se dedic¨® a la gran pol¨ªtica sin entrar en menudencias
El ciudadano presidente Mariano Rajoy volvi¨® a zafarse este mi¨¦rcoles, durante su declaraci¨®n de casi dos horas en el juicio de la primera etapa de G¨¹rtel en la Audiencia Nacional, de cualquier responsabilidad o mediaci¨®n directa en la proliferaci¨®n de esa trama durante a?os en el PP. Rajoy ha esgrimido en su defensa que ¨¦l solo marcaba las directrices pol¨ªticas, no contables. En su entorno acusan al PSOE de querer convertir la Audiencia en otro Parlamento.
Uno de los ministros m¨¢s pr¨®ximos al presidente del Gobierno resumi¨® sus sensaciones tras la esperada, inaudita y medi¨¢tica comparecencia de Rajoy con unos versos del poeta Jos¨¦ Hierro: ¡°Despu¨¦s de todo, todo ha sido nada, a pesar de que un d¨ªa lo fue todo¡±. En la c¨²pula del partido insistieron en el mismo argumentario: ¡°Espa?a se lo podr¨ªa haber ahorrado, no ha servido para nada, no ha aportado nada, excepto ver la Audiencia convertida en un parlamento por las preguntas de las tres acusaciones socialistas¡±.
Rajoy lleg¨® a la desangelada sede de la Audiencia en San Fernando cumpliendo antes sus inalterables y previsibles rutinas. Como presidente en ejercicio, el primero que comparece en Espa?a ante un tribunal, en este caso como testigo, Rajoy disfrut¨® del privilegio de evitarse el pase¨ªllo de los acusados, sorte¨® esa imagen en las c¨¢maras de medio mundo, entr¨® por el garaje y fue recibido dentro por el presidente de la Audiencia y el fiscal jefe anticorrupci¨®n. Nada usual.
A las 10.05, Jos¨¦ Mariano Ben¨ªtez de Lugo, el abogado de una de las acusaciones populares, Adade, inici¨® el interrogatorio principal. Le formul¨® 43 preguntas, muchas repetidas y aparentemente intrascendentes, durante 45 minutos. El veterano letrado se enred¨® en su objetivo de calibrar hasta qu¨¦ punto el presidente, secretario general o jefe de campa?a del PP tiene responsabilidades directas en la financiaci¨®n de esa formaci¨®n y sus actos electorales. Nunca fue muy directo ni siquiera agresivo.
En esa fase, Rajoy, traje y corbata oscura, camisa blanca, juegos de nudillos sobre la mesa, quiso demostrar que llegaba preparado, que quer¨ªa contestar a todo y que no pensaba variar su tono de dirigente acostumbrado a mandar. Fue cuando refrend¨® que lleva 31 a?os en la ejecutiva del PP.
Cuando le preguntaron ah¨ª por el organigrama oficial, para delimitar responsabilidades, Rajoy ya quiso sentenciar por su cuenta que dirigir un partido significa exclusivamente marcar las directrices pol¨ªticas. Apel¨® a su reivindicado ¡°sentido com¨²n¡± para contestar que el l¨ªder ¡°dirige la parte pol¨ªtica y en absoluto la parte econ¨®mica¡± y valor¨® como ¡°muy bien delimitada y muy l¨®gica¡± esa divisi¨®n de tareas. El actual presidente del PP rese?¨® incluso qu¨¦ se le puede y debe exigir a cada ¨¢rea: los resultados pol¨ªticos se miden en votos y lo otro tiene car¨¢cter ¡°instrumental¡±.
El abogado Ben¨ªtez de Lugo, que con su insistencia logr¨® la presencia en la sala del presidente, intent¨® superar el cors¨¦ de la posible financiaci¨®n irregular de los dos actos preelectorales en Pozuelo y Majadahonda que se juzgaban te¨®ricamente en este juicio. Y pregunt¨® por todo: los sobres de sobresueldos, la financiaci¨®n b o extracontable y la relaci¨®n personal y profesional de Rajoy con el extesorero Luis B¨¢rcenas y el jefe de la trama, Francisco Correa.
El presidente del tribunal
El presidente del tribunal, ?ngel Hurtado, que al principio fue m¨¢s permisivo con esas salidas de guion, acab¨® interrumpiendo y catalogando como impertinentes una docena de esas cuestiones y marcando muy de cerca al final a las otras defensas. Habr¨¢ m¨¢s juicios de G¨¹rtel pero Rajoy ha superado una primera prueba y sabr¨¢ a qu¨¦ atenerse.
Rajoy no cometi¨® ninguna contradicci¨®n flagrante. No acept¨® la financiaci¨®n ilegal ni que a determinados dirigentes se les compensase con dinero negro, como acus¨® en su d¨ªa B¨¢rcenas y figura en sus papes contables. Tambi¨¦n neg¨® haber conocido ¡°nunca jam¨¢s¡± a ning¨²n empresario que aportara donaciones ilegales a su partido ni las cuentas en Suiza del extesorero, de las que se enter¨® por la prensa. Los papeles de B¨¢rcenas los denigr¨® como ¡°absolutamente falsos¡±.
El presidente del PP pas¨® como pudo por el purgatorio de explicar tres reuniones clave en las que particip¨® directamente relacionadas con esta causa y volvi¨® a esgrimir su peculiar sistema de gesti¨®n en diferido cuando se le inquiri¨® por c¨®mo resolvi¨® la salida de la trama G¨¹rtel de las entra?as de su organizaci¨®n. Son tres momentos llenos de lagunas y explicaciones vagas. As¨ª contin¨²an tras el medi¨¢tico juicio.
La primera cita se produjo a finales de 2004. La pidi¨® el entonces tesorero, ?lvaro Lapuerta, para cuestionar dos operaciones urban¨ªsticas en Madrid delante de la entonces todopoderosa presidenta Esperanza Aguirre. Rajoy se limit¨® a demandar que se tomaran las ¡°decisiones justas y oportunas¡±. No se hizo nada ni entonces ni despu¨¦s.
En la segunda cumbre Lapuerta le alert¨® a finales de 2004 de los negocios que hac¨ªa G¨¹rtel en nombre del PP. ¡°Yo le pregunt¨¦ si hab¨ªa algo, qu¨¦ pruebas se ten¨ªa y qu¨¦ me propon¨ªa y me dijo que hab¨ªa que dejar de trabajar con esos proveedores¡±, razona. Rajoy remarc¨® que coincidir en actos con Correa o ?lvaro P¨¦rez, El Bigotes, no significa conocerles: ¡°Lo siento, las cosas son como son¡±. La tercera reuni¨®n fue la despedida ¡°humana¡± de B¨¢rcenas, con su esposa y Javier Arenas como testigos, cuando el esc¨¢ndalo estall¨® en 2010 de manera insoportable. B¨¢rcenas pidi¨® un despacho para sus ¡°papeles¡±, una secretaria y un coche y se le concedi¨® porque parecieron demandas ¡°razonables¡±.
Rajoy se march¨® ¡°contento¡± y ¡°encantado¡± por haber colaborado con la justicia y ¡°por haber evitado la trituradora p¨²blica prevista por los abogados del PSOE¡±. Fue aclamado en el PP, donde se le prepar¨® un acto publicitario del reciente Pacto de Estado contra la violencia de g¨¦nero. Luego fue invitado por Ana Pastor a celebrar su santo en una comida junto a su esposa. Y al final del d¨ªa se ajust¨® el traje institucional para solventar sus ¨²ltimos actos presidenciales antes de las insustituibles vacaciones en Galicia.
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