Lecciones pol¨ªticas del 11-M
La gesti¨®n de la comunicaci¨®n de los atentados y las crisis ha cambiado radicalmente. Los partidos evitan el uso pol¨ªtico del terrorismo
Ahora ya no hay ning¨²n partido que ponga en cuesti¨®n la versi¨®n oficial, ni tampoco un Gobierno que ofrezca una explicaci¨®n plagada de intencionalidad, dudas y puntos oscuros. Entre los atentados del 11-M y los recientes de Barcelona y Cambrils se ha avanzado en la mejora de la gesti¨®n pol¨ªtica del terrorismo, se ha aprendido en la comunicaci¨®n de las situaciones de crisis y, sobre todo, los partidos han constatado que quien intenta utilizar en su propio inter¨¦s una cat¨¢strofe termina pag¨¢ndolo.
Obviamente influy¨® entonces el contexto de la campa?a electoral en marcha ¡ªlas generales del 14 de marzo de 2004¡ª y la herida que estaba a¨²n abierta de la controversia y la dura contestaci¨®n social sobre la participaci¨®n de Espa?a en la guerra de Irak.
Todo empez¨® porque el entonces presidente del Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, evit¨® en 2004 la imagen de unidad con el resto de partidos, especialmente con el PSOE de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero. Ahora, con algunas resistencias, Mariano Rajoy se ha reunido con Carles Puigdemont, presidente de la Generalitat, a pesar del evidente enfrentamiento pol¨ªtico e institucional entre ambos. Los gestores p¨²blicos han aprendido del 11-M que es mejor la corresponsabilidad en caso de cat¨¢strofe. Por ejemplo, el Gobierno llam¨® ayer a los partidos para comunicarles el mantenimiento del nivel de alerta.
Ha funcionado el llamado pacto antiyihadista, firmado en febrero de 2015 a instancias de Pedro S¨¢nchez pese al riesgo pol¨ªtico que ten¨ªa entonces para el l¨ªder socialista. Ha funcionado el protocolo de intercambio de informaci¨®n y el lunes se reunir¨¢ el pacto con presencia de todos los partidos ¡ªincluidos Podemos, que no ha firmado el acuerdo, y el PNV, que hasta ahora no hab¨ªa acudido a las reuniones¡ª. Ning¨²n partido pone en duda ahora la versi¨®n oficial y todos han evitado sacar conclusiones pol¨ªticas, al menos de forma p¨²blica, aplazando la valoraci¨®n de las consecuencias en el proceso independentista. La agenda pol¨ªtica, centrada en ese proceso soberanista, se ha aparcado pero, por el momento, no se ha mezclado como pol¨¦mica pol¨ªtica p¨²blica con el atentado.
Ninguno de los partidos usa pol¨ªticamente ahora el atentado. El Gobierno de entonces intent¨® utilizar la tragedia y la oposici¨®n combati¨® su versi¨®n interesada. ¡°Tengo la convicci¨®n moral de que fue ETA. Hay algunos datos que, en mi fuero interno, me hacen pensar que se trata de ETA¡±, dijo Mariano Rajoy, candidato del PP, dos d¨ªas despu¨¦s de los atentados del 11-M. ¡°Espa?a se merece un Gobierno que no mienta¡±, afirm¨® el entonces portavoz del PSOE, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, rompiendo la jornada de reflexi¨®n.
Portavoz ¨²nico
Los expertos en comunicaci¨®n pol¨ªtica sostienen que los acontecimientos dram¨¢ticos influyen en los Gobiernos en funci¨®n de c¨®mo se gestionen; y el 11-M fue el paradigma del que sacar algunas lecciones ahora asumidas.
As¨ª, en ese manual se incluyen principios b¨¢sicos como informar r¨¢pidamente, no minimizar los hechos, admitir errores y, sobre todo, dejarlo todo en manos de un portavoz ¨²nico, a ser posible un t¨¦cnico, que informe de hechos, no de suposiciones.
Ejemplos de casos en los que se ha minimizado un hecho y eso ha terminado volvi¨¦ndose en contra son los ¡°hilillos de plastilina¡± a los que aludi¨® Rajoy para dar cuenta en 2002 de la crisis del petrolero Prestige o el hist¨®rico del ¡°bichito¡± de la colza del ministro Jes¨²s Sancho Rof en 1981.
En 2004, tras los atentados yihadistas en Madrid, el entonces ministro del Interior, ?ngel Acebes, dio seis ruedas de prensa en cuatro d¨ªas, pero sin ce?irse a los hechos, sino con valoraciones pol¨ªticas, deducciones y suposiciones. Ahora la Generalitat ha dejado la informaci¨®n p¨²blica en manos del mayor de los Mossos d¡¯Esquadra, Josep Lluis Trapero, que en sus comparecencias ha aportado datos, ha evitado suposiciones, solo ha informado hasta donde pod¨ªa y ha admitido errores como consecuencia de relatar hechos casi en tiempo real. Sus comparecencias evitan la controversia pol¨ªtica, seg¨²n la lecci¨®n del 11-M, y diferencian entre los hechos y las valoraciones, que quedan en manos de pol¨ªticos. El ejemplo contrario es el de Juan Ignacio Zoido, ministro del Interior, al ir ayer m¨¢s lejos que los t¨¦cnicos dando por desarticulado el comando terrorista.
La idea de dejar en manos de t¨¦cnicos la comunicaci¨®n ya se aplic¨® en crisis sanitarias, por ejemplo, con el doctor Juan Jos¨¦ Badiola durante la crisis de las vacas locas en 2003 y con Fernando Sim¨®n en la crisis del ¨¦bola en 2014. Fuera de Espa?a fue un ejemplo el fiscal de Marsella, Brice Robin, con sus comparecencias sobre el accidente de aviaci¨®n de Germanwings.
Autor¨ªa clara
Obviamente hay una diferencia entre los atentados de 2004 en Madrid y los de este jueves en Catalu?a: en el 11-M hubo dudas iniciales en la autor¨ªa, mientras que ahora los precedentes en otros pa¨ªses de Europa dejan clara la intencionalidad y hasta la forma de actuar de los terroristas. Tambi¨¦n hay diferencias provocadas por la existencia ahora de las redes sociales, que pueden ayudar a propagar bulos, mientras que entonces la comunicaci¨®n paralela se hizo con mensajes del ¡°p¨¢salo¡±.
Con aquella experiencia, en cualquier caso, los Mossos han adaptado su gesti¨®n con el uso de su perfil en Twitter, en tres idiomas (catal¨¢n, espa?ol e ingl¨¦s) y saliendo al paso de esos rumores. Ayer, por ejemplo, la cuenta @mossos tuite¨®: ¡°Ni busc¨¢bamos ni hemos encontrado ning¨²n ni?o desaparecido en el atentado de Barcelona. V¨ªctimas y heridos est¨¢n localizados¡±. Y el mismo d¨ªa de los atentados: ¡°NO tenemos ning¨²n incidente abierto en Reus relacionado con acci¨®n terrorista. Pedimos una vez m¨¢s que NO se difundan falsos rumores¡±.
En 2004, adem¨¢s del dolor por las v¨ªctimas, hubo otro dolor pol¨ªtico y una brecha social no superadas durante toda una legislatura. Termin¨® en gran medida cuando en 2008 el PP de Rajoy rompi¨® en el congreso del partido en Valencia con las teor¨ªas de la conspiraci¨®n y con el aznarismo.
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