Francesco Arcuri: ¡°La custodia compartida tiene que ser en Italia, donde viven los ni?os¡±
La expareja de Juana Rivas, a quien ella denunci¨® por malos tratos, explica a EL PA?S su versi¨®n del conflicto social y medi¨¢tico desatado en el intento por recuperar a sus hijos
Francesco Arcuri (G¨¦nova, 1966) se sienta en el banco de su cocina, pone las manos encima de la mesa de madera y da por terminado su largo viaje. ?l y sus hijos llegaron la madrugada del jueves a Carloforte tras un periplo emocional y geogr¨¢fico que les oblig¨® a pasar por la embajada italiana en Madrid para obtener la documentaci¨®n que, sorprendentemente, nunca se les devolvi¨®. Ha sido un mes y medio devastador para ¨¦l y para su expareja, Juana Rivas, que se march¨® un a?o y medio antes con los peque?os, le denunci¨® por malos tratos y nunca m¨¢s volvi¨®. Pero sobre todo, para unos ni?os de 11 y 3 a?os atrapados en una avalancha medi¨¢tica y social sin precedentes que ha corro¨ªdo gravemente la intimidad de esta familia.
Son las seis de la tarde y el silencio es total en el hostal rural que la pareja regent¨® durante tres a?os en un paraje monta?oso de Carloforte. Aqu¨ª empez¨® todo. Un peque?o pueblo de la isla sarda de San Pietro, un id¨ªlico pero algo alejado entorno natural que pudo agudizar la sensaci¨®n que adujo Rivas de encontrarse atrapada cuando las cosas se torcieron. Es el lugar, subraya Arcuri -un tipo sosegado pero de ideas firmes- donde la ley dice que deben vivir los peque?os y en el que deber¨¢ desarrollarse una futura custodia compartida.
Daniel, el menor de los dos, corre por la casa con un guitarra y un teclado. Su hermano mayor juega en esos momentos en casa de unos vecinos que se han volcado en echar una mano. Puede que una parte del viaje haya terminado. Pero fuera de la casa empiezan a apostarse c¨¢maras de televisi¨®n para robar las primeras im¨¢genes de su regreso. Arcuri solo acepta esta entrevista con EL PA?S para explicar su versi¨®n de una historia que tantas otras veces se hubiera resuelto de forma rutinaria en los tribunales, pero en la que, esta vez, lleg¨® incluso a opinar todo un presidente del Gobierno.
P. ?C¨®mo est¨¢n los ni?os?
R. Bien. Al principio fue complicado, pero necesitan tiempo. Para ellos ha sido tambi¨¦n muy duro. Despu¨¦s de dos horas ya me dec¨ªan que me quer¨ªan. No me han visto en un a?o y tres meses, y seguro que me echaban de menos. Pero tambi¨¦n deb¨ªan estar enfadados por no verme.
P. ?Por qu¨¦ no fue antes a verlos, como le reprochaba ella?
R. Yo pensaba que esto ir¨ªa m¨¢s r¨¢pido. El convenio de La Haya dice que hay que solucionarlo todo en seis semanas. En diciembre ten¨ªa una sentencia favorable y supuse que lo resolver¨ªa. Pero se fue alargando y aqu¨ª estamos.
P. ?Ha hablado con Juana durante este tiempo?
Para los ni?os ha sido duro, necesitan tiempo. Pero despu¨¦s de dos horas ya me dec¨ªan que me quer¨ªan"
R. No, yo llamaba para hablar con los ni?os y desde noviembre no me dejaron hacerlo.
P. ?Por qu¨¦ su caso ha alcanzado este nivel de enrevesamiento?
R. No lo s¨¦. Es una separaci¨®n regulada en el convenio de La Haya, donde se dice que no se pueden llevar los ni?os a otro pa¨ªs sin la autorizaci¨®n de los dos padres. Pod¨ªa haber sido normal, los dos viviendo en casas distintas, en un lugar en el que eran felices. Hay que preguntar a la madre.
P. Ella asegura que usted es un maltratador. Hay una condena y una denuncia en la Guardia Civil en la que le imputa graves agresiones.
R. Todo es inventado.
Yo nunca la agred¨ª, es todo inventado. Supongo que la ¨²ltima denuncia era para justificar la sustracci¨®n de los hijos
P. ?Nunca la agredi¨®?
R. No. En absoluto. Son cosas inventadas. Puedo imaginar los motivos... La gente de su entorno le debi¨® decir que era la ¨²nica manera de justificar la sustracci¨®n de los hijos. En la denuncia incluye el nombre de un vecino como testigo que lo ha desmentido. Si la hubiese maltratado ten¨ªa que denunciarme aqu¨ª, no dos meses despu¨¦s de llegar a Espa?a.
P. Ahora esa denuncia se tramitar¨¢ en Italia.
R. Me enter¨¦ en marzo durante el procedimiento para la custodia. Nadie me ha notificado nada oficialmente, yo creo que ya est¨¢ archivado. No lo s¨¦, nunca he recibido nada ni me han llamado.
P. Usted dice que acept¨® la condena de 2009 para poder ver a su hijo, pero que nunca la golpe¨®. ?Ahora se arrepiente?
La puerta de la custodia compartida est¨¢ abierta, pero tiene que ser aqu¨ª¡±
R. Tengo que decir que no, porque gracias a eso tuvimos a mi otro hijo [en ese momento coge en brazos al peque?o]. Pero jur¨ªdicamente fue una metedura de pata. ?Qui¨¦n sab¨ªa que ocho a?os despu¨¦s pasar¨ªa esto? Mi abogado no lo entendi¨®, la estrategia era la contraria. El d¨ªa que entr¨¦ en el juzgado se me ocurri¨® porque me dijeron que podr¨ªa ver al ni?o de inmediato, quitar tensi¨®n.
P. ?Por qu¨¦ llegaron a la situaci¨®n de la discusi¨®n que le cost¨® la condena?
R. El problema era su estilo de vida, yo siempre estaba solo con el ni?o. Si no hubi¨¦ramos tenido el hijo me hubiera ido. Pero luego ella parec¨ªa que hab¨ªa cambiado, me dec¨ªa que valoraba otras cosas. Y bueno...
P. ?C¨®mo vivi¨® el mes y medio en Granada?
R. Fue una pesadilla, ver el intento de hacerme pasar por lo que no soy. No pod¨ªa tragar esa injusticia. Yo era el perjudicado y la imputada era otra persona, pero parec¨ªa que era el culpable. Fui a recoger a mis ni?os, pero todos los medios se tiraron contra m¨ª. Pero debo decir que de 40 veces que me pararon, solo una fue para insultarme y decirme eso de ¡°Juana est¨¢ en mi casa¡±. Yo tengo un car¨¢cter reservado y lo paso mal con esas cosas.
Yo creo que Rajoy no sab¨ªa ni de lo que hablaba cuando se pronunci¨®¡±
P. Rajoy tambi¨¦n intervino.
R. Creo que no sab¨ªa ni de lo que hablaba cuando se pronunci¨®. Pero claro que se politiz¨® el caso. Si el tema era el de la visibilidad del maltrato, aqu¨ª todos se olvidaron de mis hijos, que son los que lo han pasado peor. De una persona p¨²blica hubiera esperado una intervenci¨®n m¨¢s conciliadora, por el bien de los ni?os. De mi parte estaban las puertas abiertas. Pero la asesoraron muy mal, creo.
P. ?Se refiere a Paqui Granados?
R. La conoc¨ª hace seis a?os. Fuimos de vacaciones juntos a una acampada con un grupo del Ayuntamiento de Maracena. El tema del viaje era los derechos de las mujeres. Habl¨¦ mucho con ella, me dijo que ten¨ªa una educaci¨®n muy moderna, estaba encantada conmigo. Luego se debi¨® de olvidar de que nos conoc¨ªamos.
P. ?Le consta que Italia haya intervenido diplom¨¢ticamente?
No quiero quitarle a Juana a los hijos ni que vaya a la c¨¢rcel, aunque algunos de los que la asesoraron se lo merecer¨ªan
R. Creo que s¨ª. La Embajada sigui¨® diariamente el caso [fuentes diplom¨¢ticas confirman que s¨ª hubo un inter¨¦s de Italia por la cuesti¨®n, que coincidi¨® con la agilizaci¨®n del proceso].
P. Usted tiene de momento la custodia de los hijos. Pero tendr¨¢ que someterse al control de los servicios sociales.
R. La puerta est¨¢ abierta, pero ella no est¨¢ aqu¨ª. El 31 de octubre tenemos que ver el aspecto econ¨®mico, cu¨¢nto dinero tiene que darme ella a m¨ª. Pero yo estoy preparado para ofrecer la custodia compartida, que es lo justo.
P. ?No contempla volver a Espa?a para que los ni?os est¨¦n ah¨ª?
R. Los ni?os han vuelto al lugar donde viven, y la custodia compartida tiene que ser aqu¨ª. Adem¨¢s, con todo lo que pas¨® en Granada, ?cree que puedo volver ah¨ª? Yo no quiero quitarle a Juana a sus hijos ni que vaya a la c¨¢rcel, aunque algunos en su entorno se lo merecer¨ªan. Esa gente que busca visibilidad, al final ?cree que la han ayudado? Se tendr¨¢n que enfrentar a su conciencia para siempre. No les ha importado estropear mi vida y la vida de los ni?os. Yo sigo enviando un mensaje de paz, pero no est¨¢ en mi mano.
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