Incentivos para evitar el desastre

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El suicidio es la tentaci¨®n final. Cumplir a rajatabla el compromiso sin que importe el precio a pagar. Es una variante de la destrucci¨®n mutua asegurada, aunque en este caso la mayor destrucci¨®n la sufrir¨¢n Catalu?a y los catalanes, que perder¨¢n la autonom¨ªa despu¨¦s de haber tirado a la basura su capitalidad econ¨®mica. En el fondo, es una desgraciada filosof¨ªa de la acci¨®n pol¨ªtica emparentada, aunque sea lejanamente, con el yihadismo.

Puigdemont ha dado muestras suficientes de que est¨¢ dispuesto a tirarse por la ventana si da r¨¦ditos a su idea de independencia. En su c¨¢lculo inicial est¨¢ la idea de que solo amenazando con el arma letal ¨²ltima ser¨¢ posible obtener alguna ventaja por peque?a que sea. Visto ahora que nada podr¨¢ obtener, solo le queda el sacrificio que sirva de siembra para el futuro, como hicieron los insurrectos irlandeses en la Pascua de 1916: quince de sus dirigentes fueron fusilados pero tres a?os despu¨¦s ya exist¨ªa el Estado independiente. En este caso los sacrificios podr¨ªan ser la c¨¢rcel o como m¨ªnimo las inhabilitaciones y las multas, pero a efectos pr¨¢cticos jugar¨ªan un papel similar.

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Cambio de clima

Humillados y ofendidos

Sobre los inconvenientes de la DUI

El objetivo de la DUI, por tanto, no es obtener ahora el Estado independiente, sino producir el mayor da?o posible a la econom¨ªa espa?ola y obtener una represi¨®n generalizada que haga m¨¢s honda la herida y m¨¢s evidente la humillaci¨®n de los independentistas hasta generar una reacci¨®n e incluso una ampliaci¨®n de la base de sus seguidores. El inconveniente de este paso tan arriesgado es que significa perder las instituciones de autogobierno y corre el peligro de encontrarse con una reacci¨®n de signo contrario, del estilo que sucedi¨® en Francia despu¨¦s de la revuelta de Mayo de 1968, con sus correspondientes efectos electorales adversos.

Quienes desean un victoria absoluta sobre el independentismo preferir¨¢n incluso este escenario, que da la oportunidad de liquidar al nacionalismo catal¨¢n para una generaci¨®n, aunque a su vez contiene sus riesgos, como puede ser dejar una siembra de resentimiento entre los m¨¢s j¨®venes, con la eventualidad de que llegue a reflejarse en el reforzamiento de los comportamientos antidemocr¨¢ticos e incluso violentos.

Los partidarios del suicidio est¨¢n encontrando en las ¨²ltimas horas con la resistencia de quienes promueven una tregua o un alto el fuego (Andreu Mas Colell, Santi Vila, Toni Castells), porque valoran el mantenimiento de las actuales instituciones de autogobierno, temen la falta de apoyos exteriores y consideran que el movimiento necesita todav¨ªa reforzarse y ampliar su base. La estampida empresarial ha reforzado esta posici¨®n, aunque no ha hecho mella en los revolucionarios de la CUP ni siquiera en parte de los economistas indiburgueses, partidarios de convertir a Catalu?a en un para¨ªso fiscal fuera del euro y de la UE. Pero de otra parte la multitudinaria manifestaci¨®n de Sociedad Civil, aunque ha alertado a los moderados, probablemente ha reforzado a los m¨¢s radicales.

Cabe imaginar el grado de tensi¨®n interior en el n¨²cleo dirigente del Proc¨¦s, oscilando entre el suicidio y una rendici¨®n m¨¢s o menos maquillada. No sirven las opciones intermedias, como una supuesta DUI blanda, diferida o meramente aplazada, porque a estas alturas Rajoy se la tomar¨¢ exactamente igual como una DUI dura. Ante este callej¨®n sin salida, quienes pretenden actuar como mediadores o facilitadores del di¨¢logo est¨¢n pensando en la b¨²squeda de alg¨²n incentivo para que Puigdemont renuncie a la DUI.

La posici¨®n de Ada Colau lo expresa de forma expl¨ªcita: ni DUI ni art¨ªculo 155. Puigdemont debe comprometerse a retirar la DUI y Rajoy a no aplicar el art¨ªculo excepcional de la Constituci¨®n para intervenir la autonom¨ªa catalana. Tiene un inconveniente y es que Rajoy no ha aplicado el 155 y tampoco ha manifestado intenci¨®n alguna de hacerlo, pero es dudoso que pueda comprometerse a no aplicarlo sin la retirada previa de la DUI. Si acaso, podr¨ªan hacerlo simult¨¢neamente: uno, Puigdemont, entregar la ¨²nica arma de disuasi¨®n que le queda, que es la DUI, y el otro, convertir en un compromiso su l¨ªnea de renunciar al art¨ªculo 155.

Hay que reconocer que es muy dif¨ªcil encontrar incentivos para que un chantajista suelte el arma de su chantaje, a pesar de que est¨¦ dirigida fundamentalmente a su propia cabeza. El problema entonces es encontrar un incentivo para que Puigdemont abandone la DUI sin que el precio a pagar sea moral y jur¨ªdicamente inaceptable. Esta es la cuesti¨®n que deber¨¢ ocuparnos en las horas que quedan antes del desastre.

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