Se acab¨® el debate jur¨ªdico, entra en escena la pol¨ªtica
El 155 ya no es esa cifra m¨¢gica sobre la que han opinado constitucionalistas, pol¨ªticos y opinadores
El 155 ya no es esa cifra m¨¢gica sobre la que han opinado constitucionalistas, pol¨ªticos y opinadores. Se acab¨® discutir sobre su alcance o sobre sus posibilidades. El presidente del Gobierno ha definido por fin su contenido, sus l¨ªmites y su prop¨®sito. Ya no est¨¢n en primera l¨ªnea los jueces y los fiscales para frenar al secesionismo. Ahora es el turno de la pol¨ªtica. Porque el art¨ªculo de coerci¨®n constitucional que Rajoy ha anunciado es una herramienta pol¨ªtica. Es el mecanismo de autodefensa de La Ley Fundamental que los constituyentes dise?aron para un futuro que nunca pensaron llegar¨ªa pero siempre intuyeron que pod¨ªa llegar. Como un salvavidas, su dise?o fue simple y amplio para permitir que fuera ¨²til.
El objetivo ¨²ltimo, que no se olvide, es rescatar a la Constituci¨®n, al Estatut de Catalu?a y a las instituciones de su autogobierno del intento de quebrantarlas unilateralmente. Y para lograr esa tarea, ya no valen negociaciones ni puentes de plata. Por eso el anuncio de Rajoy ha sido contundente y con efectos pr¨¢cticos e inmediatos, en cuanto el Senado apruebe el texto.
Se cesar¨¢ a Carles Puigdemont, a Oriol Junqueras y a todos los consejeros de la Generalitat. Ya no son parte de la soluci¨®n. Se acab¨® su tiempo. Se han convertido en el problema fundamental, y deben desaparecer de escena.
Se preservar¨¢ la administraci¨®n de la Generalitat como administraci¨®n ordinaria en Catalu?a, pero bajo las ¨®rdenes de los ministros y del Gobierno central. La estructura, las instituciones y la arquitectura administrativa de Catalu?a se preservan, pero ser¨¢n controladas hasta que vuelvan a funcionar de acuerdo a la legalidad. Aquellos miles de funcionarios que han vivido bajo tensi¨®n durante los ¨²ltimos meses respirar¨¢n tranquilos.
El Parlament y sus diputados seguir¨¢n en activo. Cualquier c¨¢mara parlamentaria es sagrada en una democracia. Pero no para volver a una senda montaraz. Su presidenta, Carme Forcadell, perder¨¢ aquellas prerrogativas que le hubieran permitido subvertir la legalidad que se pretende restaurar. No podr¨¢ proponer a un candidato a la presidencia de la Generalitat o impulsar un debate de investidura. Y los diputados no podr¨¢n seguir aprobando leyes inconstitucionales alegremente: el Gobierno dispondr¨¢ de capacidad de veto para frenar iniciativas sediciosas.
Y finalmente, Rajoy se reserva el derecho a disolver el Parlament y convocar elecciones. Su voluntad, ha dicho, es que sean cuanto antes, en un plazo m¨¢ximo de seis meses.
Todo esto es una decisi¨®n pol¨ªtica. La m¨¢s importante que ha adoptado Rajoy en toda su trayectoria. En el ¨²ltimo momento, quiz¨¢ incluso a rega?adientes. Pero finalmente lo ha hecho. En sus manos est¨¢ ahora la responsabilidad de que esa decisi¨®n se desarrolle del modo m¨¢s prudente e inteligente posible. Pero al menos, ya se ha respondido al desaf¨ªo. Se acab¨® el limbo. Se acabaron los debates jur¨ªdicos. Ha llegado la hora de actuar. "Algunos nacen grandes, otros se hacen grandes con el tiempo", dec¨ªa el bardo, "y los hay a los que la grandeza les cae encima".
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