?Y si vuelve a ganar el independentismo?

Como en la ducha turca pasamos del agua hirviendo a la helada. No es extra?o que el estr¨¦s y la angustia aumenten entre la ciudadan¨ªa. Una semana pensamos que ya entramos en una nueva normalidad y a la siguiente regresamos a la m¨¢xima tensi¨®n. Ahora se dibuja de nuevo el escenario de una nueva victoria del independentismo en las elecciones del 21-D, por encima de la retah¨ªla de desastres sin paliativos que ofrece la mayor¨ªa parlamentaria ahora suspendida tras sus 20 meses de desgobierno m¨¢s que de gobierno. De nuevo, pesa m¨¢s la pol¨ªtica de las emociones, impulsada por el encarcelamiento de medio gobierno y la huida de la otra mitad, con el expresidente a la cabeza.

A nadie le gusta en Catalu?a este par¨¦ntesis sin gobierno, con encarcelamientos y con una incertidumbre creciente como horizonte, y por eso hay pocas dudas de que muchos votantes decepcionados por el proceso, candidatos a cambiar de voto o aumentar la abstenci¨®n, volver¨¢n a alinearse con el independentismo como reacci¨®n a la dureza de la justicia y que otros votantes que nunca se hab¨ªan adherido a la independencia se ver¨¢n impelidos a hacerlo ahora. Esto si no se produce un nuevo giro, lo que no ser¨ªa extra?o, que volviera a descolocar al independentismo como lo hizo la aplicaci¨®n corta y con elecciones inmediatas del art¨ªculo 155.

As¨ª, la cuesti¨®n que se plantea y que hay que discutir es qu¨¦ suceder¨ªa si ganara con mayor¨ªa absoluta una coalici¨®n o un conjunto de listas electorales formadas por los partidos que han protagonizado el Proceso. Y m¨¢s a¨²n, ?qu¨¦ suceder¨ªa si esta coalici¨®n o estas formaciones estuvieran encabezadas por los presos y por los huidos, con la expl¨ªcita intenci¨®n de convertir la elecci¨®n en una absoluci¨®n por las urnas de los presuntos delitos por los que se les quiere juzgar, a imitaci¨®n del que sucedi¨® en 1936 con Llu¨ªs Companys? Partimos del principio, sobre el que se necesitar¨ªan aclaraciones bien expl¨ªcitas por parte de Moncloa, del levantamiento del art¨ªculo 155 al d¨ªa siguiente de las elecciones, una vez hay un nuevo parlamento y un nuevo gobierno.

A primera vista, hay que decir que es dif¨ªcil volver a repetir la historia. La aplicaci¨®n que ya se ha hecho del 155, concebido como una herramienta de disoluci¨®n de un gobierno y de un parlamento que se han situado fuera de la ley, permite pensar que se puede volver a aplicar cuantas veces sea necesario si se dan unas circunstancias similares. Parece bastante claro que esta experiencia ha introducido ya una mutaci¨®n en el Estado auton¨®mico, de forma que la falta de lealtad federal, cuando llega a un grado tan notable como es la abolici¨®n de la vigencia de la Constituci¨®n ¡ªque tal ha sido el caso de las leyes de desconexi¨®n aprobadas por el Parlamento los d¨ªas 6 y 7 y septiembre¡ª?puede ser castigada inmediatamente con el uso del 155 para enviar el gobierno y el parlamento a su casa y convocar nuevas elecciones.

Que se vuelva a aplicar no significa que se tenga que aplicar necesariamente si ganan las elecciones los independentistas. Ser¨ªa dar la raz¨®n a Puigdemont cuando asegur¨® desde Bruselas que habr¨ªa dos tipos de electores, quienes sab¨ªan que su voto servir¨ªa y los que sab¨ªan que su voto no podr¨ªa llevar a la aplicaci¨®n del resultado electoral, y se pregunt¨® si se pretend¨ªa prohibir la idea independentista. Llevar la independencia en el programa electoral es leg¨ªtimo pero no lo es pretender aplicar el programa a toda costa, incluida la utilizaci¨®n de medios ilegales. S¨®lo se volver¨ªa a aplicar si la mayor¨ªa independentista quisiera otra vez prescindir de la legislaci¨®n constitucional espa?ola y declarar la independencia, fuera inmediatamente o fuera en un plazo m¨¢s lejano de la legislatura.

Esto ya no es posible. El programa de este partidos puede incluir la amnist¨ªa para los presos, la anulaci¨®n del 155 y la reforma del Estatuto y de la Constituci¨®n para obtener la independencia, y nadie les puede prohibir que gobiernen dentro de la legalidad para aplicar este programa, pero lo que no pueden pretender ni tendr¨¢ ninguna credibilidad entre sus propios electores es que pretendan repetir simplemente la jugada.

Que todo el mundo se tranquilice. Gane quien gane las elecciones, nada tiene que pasar en este cap¨ªtulo. Las elecciones no pueden servir ni servir¨¢n de refer¨¦ndum sobre la rep¨²blica catalana, ni siquiera si se pretendiera contabilizar los votos a favor de la rep¨²blica. Ser¨¢n unas elecciones auton¨®micas. No habr¨¢ que elegir entre dos ¨²nicas opciones, como si fuera entre s¨ª y no, porque no habr¨¢ dos ¨²nicas opciones, como a algunos les gustar¨ªa. Al margen de lo que hagan los tribunales, la salida al conflicto deber¨¢ ser, ahora s¨ª, a partir de las cuentas de votos que den las urnas y del di¨¢logo pol¨ªtico que se deduzca. Y aqu¨ª s¨ª que se la juega Rajoy, que es quien las ha convocado, por cierto, sin mucha comprensi¨®n dentro de su partido.