El conflictivo a?o del ministro Zoido al frente de Interior
El n¨²mero 5 del Paseo de la Castellana es el ojo del hurac¨¢n de las grandes crisis del Gobierno, que ponen a prueba la capacidad de gesti¨®n del magistrado sevillano
Juan Ignacio Zoido se enter¨® de que el presidente Mariano Rajoy le quer¨ªa como ministro del Interior hace algo m¨¢s de un a?o en el mismo sitio en el que el pasado s¨¢bado se enter¨® tambi¨¦n de que un temporal de nieve convert¨ªa la AP-6 en una ratonera: en el f¨²tbol, viendo a su adorado Sevilla FC en el S¨¢nchez Pizju¨¢n.
El exalcalde de Sevilla, acostumbrado a ganarse a la gente (y los votos) en la calles, de t¨² a t¨², trabaj¨¢ndose a pulm¨®n la distancia corta, se top¨® en el palacio del n¨²mero 5 del Paseo de la Castellana con una tarea mucho m¨¢s delicada y conflictiva que la gesti¨®n municipal. Los ¨²ltimos coletazos de la llamada polic¨ªa patri¨®tica, el primer atentado yihadista despu¨¦s del 11-M, el desaf¨ªo independentista catal¨¢n, la nueva llegada masiva de inmigrantes y la crisis del temporal de nieve, han puesto a prueba y cuestionado su capacidad de mando.
Desde que este juez metido a pol¨ªtico abandon¨® Sevilla y se hosped¨® en esa casa el 4 de noviembre de 2016 ha tenido que aprender a marchas forzadas las muchas vicisitudes que lleva impl¨ªcitas el ministerio del Interior y enfrentarse, casi con lo puesto, a algunas de las crisis m¨¢s importantes que ha vivido Espa?a en los ¨²ltimos tiempos: un brutal ataque yihadista en Barcelona y Cambrils en agosto pasado y un desaf¨ªo secesionista llevado al l¨ªmite. Todos los caminos parec¨ªan llevar a Catalu?a.
Antes, Zoido tuvo que poner en orden una complicada herencia. Su predecesor, Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz, le dej¨® la casa muy revuelta con una especie de polic¨ªa pol¨ªtica ¡ªun grupo de agentes dirigidos desde la jefatura policial, la Direcci¨®n Adjunta Operativa (DAO)¡ª campaban por sus respetos buscando posibles irregularidades entre pol¨ªticos, tambi¨¦n catalanes.
Las filtraciones de comprometidas conversaciones del anterior ministro en su despacho llevaron al ministro sevillano a ordenar un rastreo de arriba abajo de su nueva casa para asegurarse de que no se producir¨ªan m¨¢s escuchas ilegales. Se rode¨® de personal de su confianza: casi una decena de sus colaboradores sevillanos se trasladaron con ¨¦l a Madrid. Nombr¨® un equipo de profesionales y a la vez amigos, como el Secretario de Estado, Jos¨¦ Antonio Nieto, exalcalde de C¨®rdoba; el director de la Guardia Civil, tambi¨¦n magistrado sevillano, Jos¨¦ Manuel Holgado; el director de la Polic¨ªa, el pacense Germ¨¢n L¨®pez Iglesias, exdelegado del gobierno de Extremadura, la tierra materna en la que creci¨® el ministro; y el de la Direcci¨®n General de Tr¨¢fico (DGT), Gregorio Serrano, exteniente de alcalde con ¨¦l en la capital hispalense, su hombre para todo, que le ha dado quebraderos de cabeza desde el principio. Tanto por la pol¨¦mica creada tras decidir acondicionar el piso oficial que ocupaba en Madrid, a costa del erario p¨²blico como por la descoordinada gesti¨®n de la crisis del temporal del fin de semana pasado.
Los muchos actos oficiales que el ministro y su equipo programaban en Sevilla y sus alrededores, que siempre coincid¨ªan en viernes o lunes, han llamado la atenci¨®n de los periodistas que cubren Interior y han sido motivo de bromas constante.
Nuevamente, tanto Zoido como Serrano estaban en Sevilla el pasado s¨¢bado, d¨ªa de Reyes, durante las primeras horas del atasco en la AP-6 provocado por la nevada. Ambos intentaron explicar que hab¨ªan recibido la informaci¨®n necesaria para coordinar el operativo de respuesta a trav¨¦s del m¨®vil. Pero esa respuesta provoc¨® la indignaci¨®n de muchos de los ocupantes de los m¨¢s de 3.000 veh¨ªculos que pasaron interminables horas atrapados bajo la nieve.
A los ocho meses de tomar posesi¨®n de su cargo, Zoido acometi¨® una profunda reestructuraci¨®n de la Polic¨ªa y la Guard¨ªa Civil. Elimin¨® la figura del Director Adjunto Operativo (DAO, el m¨¢ximo jefe en cada cuerpo), que hab¨ªan adquirido un gran poder, y reparti¨® juego en cuatro comisarias generales en el caso de la Polic¨ªa, y en otros tantos mandos en el caso de la Guardia Civil. El movimiento, se interpret¨® internamente como una manera de tener m¨¢s control pol¨ªtico en un momento en el que el partido del Gobierno, el PP, se hallaba sometido a m¨²ltiples investigaciones por corrupci¨®n. El Real Decreto, publicado en pleno verano, a finales del mes de julio, tuvo una fuerte respuesta sindical, acallada recientemente por el ministro con la promesa de cumplir una reivindicaci¨®n hist¨®rica: la equiparaci¨®n salarial de los cuerpos de seguridad nacionales con las polic¨ªas auton¨®micas.
El nuevo orden establecido en el ministerio salt¨® por los aires con los atentados yihadistas de Barcelona y Cambrils, que dejaron 15 muertos y un centenar de heridos. El brutal ataque, ocurrido solo mes y medio antes de una convocatoria para un refer¨¦ndum independentista en Catalu?a, agri¨® ¡ªm¨¢s, si cabe¡ª las relaciones entre Mossos d¡±Esquadra, Polic¨ªa Nacional y Guardia Civil, que se tiraron los tratos a la cabeza y se pon¨ªan y quitaban medallas mutuamente por la posible falta de previsi¨®n/prevenci¨®n de ese fatal ataque.
El Mayor de los Mossos, Josep Lluis Trapero, con sus apariciones p¨²blicas y sus explicaciones acerca de las investigaciones del atentado y la posterior neutralizaci¨®n de la c¨¦lula yihadista, empez¨® a convertirse en la bestia negra del Gobierno, y concretamente de Interior.
Las relaciones entre los m¨¢ximos responsables de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado estaban tensas, por tanto, desde entonces, pese a haberse convocado con anterioridad la Junta de Seguridad. Y empeoraron con el desembarco ¡ªliteralmente¡ª de 10.000 agentes en Catalu?a con la llamada Operaci¨®n Cop¨¦rnico, un despliegue extraordinario ante esa fecha del 1 de octubre. La presencia de polic¨ªas y guardias civiles provoc¨® innumerables desencuentros e incidentes, entre ellos el acoso a los agentes durante los registros ordenados por el juez, el hostigamiento en los hoteles en los que se hospedaban, y dej¨® ver la precaria situaci¨®n en la que se encontraban los alojados en nav¨ªos como "El Piol¨ªn", el nombre que se le dio a uno de los cruceros anclados en el puerto de Barcelona por el dibujo animado que decoraba su casco. Zoido tuvo que ir en varias ocasiones a Catalu?a a mostrar su apoyo a los agentes all¨ª desplazados y a defender la pol¨¦mica actuaci¨®n que realizaron el 1 de octubre.
Resta?ar heridas
Las im¨¢genes de la entrada a porrazos de los antidisturbios en los centros electorales dieron la vuelta al mundo, provocando un da?o a la imagen de Espa?a. ¡°El plan era entrar de madrugada en los colegios para impedir las votaciones pero la juez solo autoriz¨® la retirada del material electoral por lo que no se pudo llevar a cabo¡±, justifican fuentes policiales presentes en las reuniones de coordinaci¨®n celebradas en los d¨ªas previos a la intervenci¨®n policial. Los Mossos, dirigidos por Trapero, optaron por la ¡°no-violencia¡±, y actuaron como meros observadores levantando actas.
Hubo reuniones pero la coordinaci¨®n brill¨® por su ausencia. Se hizo evidente que la informaci¨®n no flu¨ªa entre los cuerpos. Las urnas (fabricadas en China) nunca se encontraron. Tampoco el Centro Nacional de Inteligencia (CNI). De nuevo, cruce de culpas entre cuerpos ante una gesti¨®n deficiente, cuyas responsabilidades se dilucidar¨¢n en los tribunales. Y, pese a todo, no se logr¨® el objetivo: impedir un refer¨¦ndum que el Tribunal Constitucional hab¨ªa suspendido.
Las relaciones han quedado profundamente da?adas. La aplicaci¨®n del art¨ªculo 155 sald¨® las cuentas pendientes. Cay¨® la c¨²pula de la Consejer¨ªa de Interior catalana y Trapero fue apartado. El ministro nombr¨® a su segundo, Ferran L¨®pez, con la voluntad de resta?ar heridas sin provocar m¨¢s tensiones.
Aunque parec¨ªa que todo pasaba por Catalu?a, los inmigrantes siguieron llegando masivamente a nuestras costas. Zoido dio explicaciones en el Congreso con frases poco afortunadas: "No es nuestra responsabilidad que los inmigrantes decidan huir". Y con la ¨²ltima oleada, opt¨® por alojarlos ¡°temporalmente¡± en la c¨¢rcel sin estrenar de Archidona, constatando un hecho denunciado reiteradamente por las ONG: que los masificados y deteriorados Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) son ¡°c¨¢rceles camufladas¡±, que el ministro ha prometido tambi¨¦n renovar con otro modelo.
En el balance del a?o, el ministro saca pecho con los 75 yihadistas detenidos y el impulso del Pacto antiyihadista y con una cifra r¨¦cord de incautaciones de droga.
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