Una ¡®resurrecci¨®n¡¯ y muchos interrogantes
Despertar tras estar oficialmente muerto durante tres horas no es lo m¨¢s inexplicable del caso de Gonzalo Montoya
Gonzalo Montoya resucit¨® en la rampa para veh¨ªculos del Instituto de Medicina Legal (IML) de Oviedo. A las once y seis minutos de la ma?ana del 7 de enero, un furg¨®n funerario procedente del Centro Penitenciario de Asturias-Villabona entreg¨® al IML el, por entonces, cad¨¢ver del preso Montoya. Sobre una camilla de acero, una oficial de autopsias abri¨® el sudario que cubr¨ªa el cad¨¢ver y se encontr¨® al supuesto difunto todav¨ªa respirando. Montoya, de 29 a?os, hab¨ªa sido declarado muerto por dos m¨¦dicos de la prisi¨®n. Tambi¨¦n dio el fallecimiento por bueno la m¨¦dico forense del IML que por orden del juez se hab¨ªa desplazado a Villabona. Pero Montoya solo estuvo muerto tres horas.
Katia Taranc¨®n, la mujer de Gonzalo, y Ver¨®nica Montoya, su hermana, llegan tarde al encuentro acordado con EL PA?S. Tele 5 les ha pedido a ¨²ltima hora otra entrevista, una m¨¢s entre las decenas de apariciones medi¨¢ticas que han protagonizado en las ¨²ltimas semanas. La cita es en la vivienda de Ver¨®nica, en el pueblo de Grado. Tambi¨¦n llegan tarde a la llamada telef¨®nica que har¨¢ desde la c¨¢rcel el marido de Ver¨®nica, condenado, como Gonzalo, por robo en naves industriales. Son miembros de la comunidad gitana, chatarreros de oficio.
Katia Taranc¨®n tuvo su primer ni?o con 15 a?os. Hoy tienen cinco hijos y a duras penas llegan a fin de mes. Gonzalo ingres¨® en prisi¨®n en febrero de 2015 con una condena de tres a?os y medio; en agosto de 2018 la habr¨¢ cumplido ¨ªntegramente. Arropada por su cu?ada y sobrinos, Taranc¨®n vuelve a contar la historia: el 6 de enero, d¨ªa de Reyes, visit¨® a su marido en prisi¨®n. Lo vio desanimado, a?oraba a los ni?os. Montoya est¨¢ bajo tratamiento por depresi¨®n y ansiedad, seg¨²n su abogado, Luis Tuero. El personal m¨¦dico del centro suministra los viernes a los internos bajo tratamiento un recipiente con las pastillas para el fin de semana. Por la noche, Montoya ingiri¨® una combinaci¨®n de m¨²ltiples drogas. En el hospital detectaron en su metabolismo coca¨ªna, hero¨ªna, metadona y hach¨ªs. No era su primera tentativa de suicidio en la c¨¢rcel, lo hab¨ªa intentado dos veces m¨¢s, hace m¨¢s de un a?o, seg¨²n su mujer. La Organizaci¨®n Mundial de la Salud estima que una persona en prisi¨®n tiene seis veces m¨¢s riesgo de suicidarse que en libertad. Montoya llevaba tres semanas solo en la celda. Las navidades son una ¨¦poca en la que tasa de suicidios aumenta.
Instituciones Penitenciarias tiene un Programa Marco de Prevenci¨®n de Suicidios. Este documento establece que un interno con riesgo de quitarse la vida "estar¨¢ en celda compartida evitando situaciones de aislamiento". Taranc¨®n asegura que su marido hab¨ªa estado en este programa, acompa?ado por la figura de un interno de apoyo. Interior no informa de los detalles del incidente alegando que hay una investigaci¨®n en marcha. UGT asegura que los funcionarios del centro cumplieron con el protocolo. El sindicato tambi¨¦n explica que el fin de semana no hay personal sanitario para suministrar los medicamentos por recortes presupuestarios. El diario El Comercio inform¨® el jueves pasado que en esta prisi¨®n, entre 2013 y 2016, hubo tres muertes por suicidio y cuatro por sobredosis.
Jos¨¦ Qui?onero, presidente de la Sociedad Espa?ola de Sanidad Penitenciaria (SESP), explica que no hay ning¨²n protocolo de actuaci¨®n establecido por ley: "Cada m¨¦dico sigue su arte", dice Qui?onero, que ve posible, pese a su excepcionalidad, que el caso de Montoya fuerce la introducci¨®n de un nuevo c¨®digo de actuaci¨®n en el sistema penitenciario.
Montoya no acudi¨® el domingo d¨ªa 7 al recuento de internos de la ma?ana. Lo encontraron inconsciente en la celda. El m¨¦dico del turno de noche y el del turno de d¨ªa coincidieron en aquel momento y concluyeron que estaba muerto. Las instancias judiciales fueron avisadas y se person¨® la m¨¦dico forense. El presunto cad¨¢ver de Montoya fue trasladado a la morgue, donde se confirm¨® que segu¨ªa vivo. De all¨ª fue desplazado al Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), donde estuvo en la UCI hasta el 24 de enero por neumon¨ªa y problemas renales. Montoya pidi¨® el alta voluntaria porque, seg¨²n su familia, sufre claustrofobia y se sent¨ªa m¨¢s encerrado que en la prisi¨®n. Un grupo de enfermeras del HUCA que le atendi¨® ha denunciado un comportamiento agresivo y ofensivo por parte de Montoya.
Manuel Toledo, jefe de la unidad de epilepsia del Hospital Universitario de la Vall d¡¯Hebron (Barcelona), especifica el proceso habitual para confirmar una muerte: comprobar los signos vitales, pulso, temperatura y presi¨®n arterial. Luego se somete al paciente a un electrocardiograma y, si es necesario, a una prueba de actividad cerebral. Lo que fall¨® en el caso de Montoya es el electrocardiograma: Antonia Mart¨ªnez, directora del IML, confirma que en Villabona nunca aportan resultados de electrocardiograma en el levantamiento del cad¨¢ver, algo que UGT explica porque Villabona no tiene un aparato de electrocardiograma port¨¢til.
Catalepsia
Mart¨ªnez afirma que fuera del sistema penitenciario los servicios de emergencias est¨¢n obligados a entregar una copia del electrocardiograma junto a una declaraci¨®n de c¨®mo han encontrado el cad¨¢ver y qu¨¦ tratamiento hab¨ªa recibido para ser reanimado. Qui?onero a?ade que en Espa?a es poco habitual que se realicen este tipo de pruebas cardiacas en celda. Tambi¨¦n admite perplejidad por el hecho de que la forense no detectara que Montoya segu¨ªa vivo. La directora del IML argumenta que la principal funci¨®n de la forense es averiguar las causas de la muerte, no certificarla.
El doctor Toledo opina que lo m¨¢s probable es que una intoxicaci¨®n indujera a Montoya a un estado de coma. Mart¨ªnez apunta a que la muerte aparente de Montoya se debi¨® a una catalepsia, un s¨ªntoma de trastornos nerviosos, causados por enfermedades como la epilepsia, por la abstinencia de adictos a coca¨ªna, o por tratamientos para esquizofr¨¦nicos, detalla. La catalepsia provoca rigidez muscular, insensibilidad a est¨ªmulos f¨ªsicos y "desaceleraci¨®n de las funciones corporales", seg¨²n la directora del IML. Toledo, sin embargo, descartar¨ªa la catalepsia porque dice que en este caso los signos vitales son f¨¢ciles de detectar. Qui?onero tambi¨¦n apunta que la catalepsia no impide medir los signos vitales.
El abogado Luis Tuero esperar¨¢ a los resultados de la investigaci¨®n para decidir si denuncian al centro penitenciario o al IML. Lo que s¨ª solicitar¨¢ es el indulto o la libertad condicional de Montoya, como compensaci¨®n. Montoya est¨¢ hoy ingresado en el m¨®dulo de enfermer¨ªa. Sus padres y su mujer lo visitaron el domingo. Lo encontraron m¨¢s animado y respaldado por sus compa?eros como si fuera una celebridad.
La versi¨®n confusa de la familia
Antonia Mart¨ªnez, directora del Instituto de Medicina Legal (IML) de Asturias, no hab¨ªa lidiado con un caso similar en 26 a?os de profesi¨®n forense. El presidente del Servicio Espa?ol de Sanidad Penitenciaria, Jos¨¦ Qui?onero, tampoco tiene constancia de un suceso como este en sus 30 a?os de oficio. Por su excepcionalidad, la resurreci¨®n de Gonzalo Montopresenta aspectos poco claros. Su familia dice que se despert¨® dentro de "una bolsa negra". Tambi¨¦n denuncian que lleg¨® a estar en una c¨¢mara frigor¨ªfica del IML y que ya lo hab¨ªan subido a la mesa de autopsias cuando despert¨®. Tambi¨¦n afirman que en el hospital vieron el cuerpo de Gonzalo marcado con rotulador para las incisiones for¨¦nsicas. Mart¨ªnez dice que nada de esto es cierto pese a que muchos medios de comunicaci¨®n lo dieron por bueno. Montoya no recobr¨® la conciencia en el IML sino en el HUCA; nunca pas¨® de la rampa de llegada porque los operarios del furg¨®n funerario durante el traslado, en un momento en el que apagaron la radio, oyeron que Montoya todav¨ªa respiraba; en el IML, la oficial de autopsia confirm¨® que estaba vivo y en cinco minutos llegaron los servicios de urgencia que lo llevaron al hospital. A Montoya no se le marc¨® el cuerpo porque no es la pr¨¢ctica habitual en los institutos forenses, seg¨²n Mart¨ªnez. Y el sudario no era negro sino blanco, seg¨²n el modelo est¨¢ndar que mostraron los t¨¦cnicos del IML a EL PA?S. Taranc¨®n admite que su marido solo se acuerda de estar dentro de una bolsa.
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