Perder tu casa por tres metros de distancia
La Confederaci¨®n Hidrogr¨¢fica del Duero pide a los vecinos de 22 viviendas de Bur¨®n (Le¨®n) que abandonen los inmuebles, 30 a?os despu¨¦s de haber sido expropiados por la construcci¨®n del pantano
En una de las calles principales, de entre las pocas que quedan en Bur¨®n (Le¨®n), hay una l¨ªnea invisible divisoria. Es la que separa a sus vecinos de ser desalojados o no. Hace tres d¨¦cadas, el 80% de los habitantes del pueblo fueron expropiados debido a la construcci¨®n del pantano de Ria?o. Muchas de las casas fueron derribadas, pero 22 inmuebles quedaron en pie y han seguido habitadas de forma regular o intermitente por los descendientes de antiguos propietarios o por nuevos vecinos. Tras una reciente revisi¨®n catastral, la Confederaci¨®n Hidrogr¨¢fica del Duero, que ostenta la titularidad de los inmuebles, les pide ahora que se marchen. "No nos pueden decir esto es m¨ªo y lo tiro. Es m¨¢s el valor sentimental que otra cosa", se lamenta Porfirio D¨ªez, alcalde de la localidad, de unos 320 habitantes.
La nieve cubre ahora el vaso del embalse de Ria?o que queda junto al pueblo. Una explanada donde se extend¨ªa el antiguo municipio, que se erig¨ªa a lo largo de un kil¨®metro. Hoy apenas queda una quinta parte. Algunos de los inmuebles, como la Iglesia, se trasladaron y se volvieron a levantar piedra a piedra unos metros m¨¢s arriba. La diferencia entre el Antiguo Bur¨®n y el Nuevo se adivina a simple vista: casas de construcci¨®n irregular frente a lo que parecen chal¨¦s pareados. Muchos de los vecinos han emigrado a lo largo de los a?os y el municipio ha acusado una fuerte despoblaci¨®n, pero algunos permanecen todav¨ªa. La mayor¨ªa se dedica al turismo, en verano se dispara el n¨²mero de habitantes, o al?trabajo agr¨ªcola.
Las casas est¨¢n ubicadas entre 1.100 y 1.103 metros, dentro de la "zona de seguridad" del embalse de Ria?o
Las reses de uno de los vecinos caminan sobre el vaso del embalse cubierto de nieve. Hay que recorrer unos tres kil¨®metros para ver el agua del pantano, que este a?o est¨¢ al 30%. De hecho, desde las 22 viviendas que no fueron desalojadas hace 30 a?os no se puede divisar el agua. Sin embargo, a finales de enero, tras el d¨ªa de Navidad, recibieron una carta de la Confederaci¨®n pidi¨¦ndoles que abandonaran las casas en el plazo de un mes?por razones de seguridad relacionadas con la propia explotaci¨®n hidr¨¢ulica del embalse.?"Sentimos mucha incertidumbre. Muchos nervios. No sab¨ªamos qu¨¦ hacer", cuenta Mar¨ªa Isabel ?lvarez, una de las afectadas, mientras alimenta a las gallinas.
?lvarez y su marido, Huberto Allende, residen en la casa m¨¢s llamativa de las expropiadas. Un antiguo palacete con una fachada de varios arcos que nunca han abandonado. "Mi padre era el heredero. ?l fue el expropiado, pero nosotros hemos estado aqu¨ª siempre", explica Allende. El problema del edificio en el que residen y del resto de casas es que se encuentran en la llamada "zona de seguridad", a una altitud entre 1.100 y 1.103 metros. El pantano llega hasta los 1.100, pero esos tres metros han de respetarse porque en circunstancias extraordinarias el agua podr¨ªa anegar las viviendas. Por eso fueron expropiadas en su momento, cobraron las indemnizaciones y perdieron la titularidad de las casas. No pagan el IBI, aunque s¨ª las tasas de basura y de electricidad, aseguran. Tanto este matrimonio como el resto de vecinos confiaban en que en alg¨²n momento se produjera la reversi¨®n de los inmuebles y volvieran a ser los propietarios de pleno derecho. "Deber¨ªan ser ellos [Allende y sus familiares] los que tengan m¨¢s derecho que nadie a ocupar esa casa", reclama ?lvarez. La palabra "ocupa", aunque con otro sentido, ha sido precisamente uno de los problemas que han enfrentado a los residentes con la Confederaci¨®n durante las negociaciones. "La Confederaci¨®n nos ha llamado okupas y aqu¨ª no hay ning¨²n okupa", a?ade Alberto Pascual, otro natural de pueblo.
Desde direcci¨®n t¨¦cnica de la Confederaci¨®n advierten y reiteran que se trata de una "ocupaci¨®n ilegal", pero el desalojo no es inminente pese a los avisos por carta. Ahora se abre un plazo de alegaciones en el que los vecinos pretenden seguir luchando. "Las negociaciones est¨¢n estancadas y no hemos llegado a ning¨²n entendimiento", explica el alcalde desde una colina donde se divisa el valle en el que se asienta Bur¨®n, entre los Picos de Europa. Su principal demanda consiste en que el agua no es un peligro para las casas. "En 30 a?os ha llegado hasta aqu¨ª dos o tres veces. Hasta los cimientos. Si no fuera por los vecinos y los arreglos que han hecho, las viviendas no estar¨ªan en pie", subraya Pedro Luis ?lvarez, presidente de la Junta de Vecinos.
Desde la Confederaci¨®n destacan que "solo un ocupante [Allende] desciende de antiguos titulares de las viviendas, por lo que los actuales no tienen relaci¨®n con los propietarios expropiados" y que "la mayor¨ªa no habita all¨ª de manera continuada". Pero los vecinos insisten en el valor a?adido que supone conservar el vecindario.?"Queda claro que aqu¨ª no hay ning¨²n peligro de inundaci¨®n. El agua no llega ni se la espera. Nadie deber¨ªa jugar a abrir heridas nuevas ni a reproducir las im¨¢genes horribles del pasado", manifiesta el regidor de la localidad,?recordando las duras escenas de desalojo de finales de los ochenta. "Esto era un sitio lleno de vida, si tambi¨¦n tiran estas casas, ya no nos quedar¨¢ nada", sentencia.
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