Tres mil empleados del narco en La L¨ªnea
Una treintena de bandas con miles de colaboradores directos impone en la ciudad gaditana sus reglas, basadas en el clientelismo y el temor
De una calada honda, Pepe ¡ªtez morena de marcadas arrugas, 62 a?os y nombre ficticio¡ª se mete en los pulmones un c¨®ctel de tabaco y hach¨ªs. ¡°Hoy la mitad de todo esto ser¨ªa m¨ªo, pero lo dej¨¦. El negocio ha cambiado mucho, ya no son narcos, son asesinos¡±, reconoce mientras exhala una narc¨®tica nube, en una luminosa ma?ana en la playa de El Tonelero, en La L¨ªnea de la Concepci¨®n (C¨¢diz). Su parsimonia y sinceridad se cotizan al alza en el epicentro de la droga del sur de Espa?a, La Atunara. En pleno d¨ªa y armados hasta los dientes, polic¨ªas y guardias civiles han entrado a tropel en este barrio. Ha ca¨ªdo una colla (argot aut¨®ctono para referirse a una banda de traficantes) y hay 13 detenidos. Los vecinos se arremolinan alrededor. Algunos, caldeados, gritan ¡°chivatos¡± a polic¨ªas y periodistas.
¡°Hab¨¦is escogido un mal d¨ªa. Deb¨¦is tener cuidado¡±, reconoce Pepe, lanchero de hach¨ªs en los ochenta que dice estar ya retirado. Sentado en el pretil de la playa, el linense contemplaba el pasado jueves la escena, como si no fuese con ¨¦l. El operativo no parece casual. Despu¨¦s de que 20 encapuchados asaltasen el hospital local para llevarse a un narco, era perentoria otra estocada a la narcoeconom¨ªa, desplegada con agresividad y alevos¨ªa, en el Campo de Gibraltar. Tan solo en La L¨ªnea, con 63.278 habitantes, los sindicatos policiales estiman que existen unas 30 bandas con m¨¢s de 3.000 colaboradores directos. ¡°Se han echado a la poca verg¨¹enza. Son mafias a las que les da igual matar o que les maten¡±, a?ade Pepe.
¡°El ni?o se ha hecho grande. Empez¨® con el trapicheo, sigui¨® con el contrabando de tabaco y lleg¨® al hach¨ªs¡±. Juan Franco, alcalde de La L¨ªnea, resume lo que est¨¢ ocurriendo en su pueblo. Ciudad frontera por partida doble (con Gibraltar y Marruecos), es la puerta de entrada del chocolate en Europa. En 2017, se aprehendieron 145.372 kilos de hach¨ªs frente a los 100.423 de 2016, lo que supone un incremento cercano al 45%, con 755 detenidos, seg¨²n ha reconocido este lunes el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, en su visita a la localidad. Pero aunque el ministro se empe?e en resaltar que la zona ¡°no va a estar dominada por los narcotraficantes¡±, los responsables de contenerlos sobre el terreno tienen una visi¨®n distinta. ¡°Hay un evidente aumento de la agresividad. Embisten, usan armas y van sin piedad¡±, dice Macarena Arroyo, fiscal antidroga del Campo de Gibraltar.
¡°Cierta ¨¦tica¡±
Criados en familias de gayumberos ¡ªpalabra local para referirse al que trafica con droga¡ª, el actual narco linense ha aprendido el oficio de sus mayores y lo ha llevado a otro nivel. ¡°No es que quiera dar una imagen rom¨¢ntica, pero la anterior generaci¨®n ten¨ªa cierta ¨¦tica¡±, reconoce Franco. Pepe recorr¨ªa 14 kil¨®metros ¡°para bajarse al moro¡± en una patera y traer no m¨¢s de dos o tres fardos de hach¨ªs. Trabajaba para jefes que prefer¨ªan pasar desapercibidos y, aunque a ¨¦l nunca le detuvieron, sab¨ªa a lo que se expon¨ªa: ¡°Si un guardia te cog¨ªa, te rend¨ªas porque te hab¨ªan pillado¡±. Pero eso se acab¨®, en el viaje de una embarcaci¨®n neum¨¢tica (gomas, en el argot) de hoy se transportan de dos a tres toneladas y la nueva generaci¨®n hace lo que sea por protegerlas. No ayud¨® que el relevo se produjese en plena crisis, con tasas de paro en La L¨ªnea que rondaron el 42% (ahora est¨¢ en un 33%) y plantillas de agentes seriamente tocadas. Hoy el sindicato policial SUP estima que en la ciudad faltan unos 100 polic¨ªas. Se suman a los 300 que la Asociaci¨®n Unificada de Guardias Civiles (AUGC) cree que se necesitan en la Comandancia de Algeciras.
755 personas fueron detenidas en la localidad en 2017 por tr¨¢fico de drogas
Con las plantillas policiales esquilmadas y el kilo de hach¨ªs valorado en 1.640 euros, la empresa del narco ha invertido beneficios en sofisticarse. ¡°Est¨¢n a a?os luz. Su infraestructura est¨¢ muy por encima de la nuestra¡±, asegura Arroyo. Adem¨¢s de radares, suelen emplear tel¨¦fonos encriptados, narcolanchas con hasta tres motores fueraborda y una amplia red de informantes. ¡°Si te metes con el coche por sus zonas, cualquiera de los que est¨¦n vigilando enviar¨¢n tu matr¨ªcula a un grupo que tienen para ver si te tienen fichado. Incluso usan c¨¢maras para controlar la ciudad¡±, reconoce un polic¨ªa que pide ocultarse bajo el nombre de Eduardo. Un paseo por La Atunara descubre decenas de miradas furtivas de j¨®venes, de entre 20 y 30 a?os, con caras de pocos amigos. Para for¨¢neos o agentes, callejear m¨¢s de la cuenta, preguntar en exceso o sacar una c¨¢mara puede conllevar amenazas o pedradas.
Eduardo ya ni se sorprende de lo ocurrido en el hospital. El a?o pasado, en una detenci¨®n en la playa, vio c¨®mo un grupo de vecinos acab¨® rodeando a seis polic¨ªas para intentar llevarse del coche patrulla al apresado. En abril de 2017, un centenar de personas se liaron a pedradas contra otros agentes que intentaban frustrar un alijo en la zona de El Tonelero. En la madrugada del pasado lunes, tres encapuchados entraron en un dep¨®sito judicial en Conil para robar una narcolancha a punta de pistola. Las embestidas de todoterrenos a coches patrulla y las armas (en un registro aparecieron hasta cinco Kalashnikov) son ya comunes. ¡°La impunidad es absoluta¡±, reconoce Juan, guardia civil linense. El agente estima que a las costas de La L¨ªnea arriban ¡°hasta 10 gomas diarias cargadas de hach¨ªs¡±. Calcula que operan unas 30 collas y ¡°cada una da trabajo directo a unas 100 personas¡±. Son una minor¨ªa, pero ¡°han capilarizado la sociedad hasta tal punto que ya han llegado a todo¡±, asegura Franco.
¡°Hay un evidente aumento de la agresividad¡±, sostiene una fiscal
En los barrios en los que se asienta, el narco impone su ley, basada en la generosidad con el vecino, la connivencia y el silencio. Pero Juan lo tiene claro: ¡°No es solidaridad, si dan algo, ya se lo cobrar¨¢n. Favor por favor¡±. Su inter¨¦s por comprar ayudas incluso ha calado en los agentes. Polic¨ªa y Guardia Civil ya se han visto obligadas a detener a varios compa?eros, vinculados a tratos de favor con traficantes, reconoce Jos¨¦ Encinas, de AUGC.
El traficante es capaz de imponer su narcocultura a golpe de ch¨¢ndal y coches lujosos. El alcalde da m¨¢s se?as: ¡°Se creen que son nobleza y realizan matrimonios de conveniencia. Vinculan as¨ª las bandas y garantizan el silencio entre familias¡±. Su ideal de ostentaci¨®n ha llegado incluso a tiendas del centro. En una ¡ªbajo sospecha por pertenecer a la mujer de un capo¡ª los escaparates son una oda a prendas deportivas y deseadas marcas para narcos. ¡°Les gusta hacer ostentaci¨®n¡±, reconoce Juan mientras no pierde ojo de su alrededor. ¡°Cuando veas a uno con ch¨¢ndal negro, reloj vistoso, pelo y barba perfecto¡ Ya sabes¡±, tercia con media sonrisa.
Zoido anuncia refuerzos
El ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, regres¨® ayer a La L¨ªnea. El ministro sac¨® pecho: ¡°La eficacia policial ha conseguido incrementar un 300% las incautaciones de coca¨ªna ¡ªestas, a trav¨¦s del puerto de Algeciras¡ª y un 45% las de hach¨ªs en el Campo de Gibraltar¡±. La visita se produce en medio de la indignaci¨®n de sindicatos policiales por la falta de medios. En verano, se lleg¨® a desplegar hasta 150 agentes de forma temporal. Sin embargo, todos se marcharon por el conflicto catal¨¢n.
El ministro anunci¨® ayer el regreso de nuevos equipos, aunque no ha precisado cu¨¢ndo, cu¨¢ntos o si llegar¨¢n para quedarse, como reclaman los sindicatos. Igualmente, avanz¨® que se estudiar¨¢ prohibir la navegaci¨®n de las narcolanchas, una medida ya tomada por Gibraltar hace a?os.
Tambi¨¦n tienen un ejemplo a seguir: el clan de Los Casta?as, capitaneado por los hermanos Antonio y Francisco Tej¨®n, los se?ores del narcotr¨¢fico linense. Controlan el 60% del hach¨ªs y ¡°son h¨¦roes para su entorno¡±, dice Jos¨¦ Encinas, de la AUGC. En La L¨ªnea, ¨¦stas y otras andanzas de los narcos est¨¢n en boca de muchos. Y el pueblo ya no puede m¨¢s. ¡°Sentimos alarma, asco, desesperanza y sensaci¨®n de abandono¡±, reconoce Franco. La tarde del pr¨®ximo 27 de febrero ya hay convocada una manifestaci¨®n para decir ¡®basta¡¯. Exigen la declaraci¨®n de La L¨ªnea como zona de especial singularidad, el refuerzo de los cuerpos de agentes, la creaci¨®n de unos juzgados especializados y la adopci¨®n de medidas econ¨®micas y sociales para la localidad.
Mientras, la rueda sigue girando. La colla desmontada el jueves pasa a disposici¨®n judicial un d¨ªa despu¨¦s. En los juzgados, grupos de familiares y amigos de los detenidos esperan a saber qu¨¦ ser¨¢ de los 13 apresados. Dentro, Arroyo est¨¢ a punto de pedir prisi¨®n incondicional sin fianza para 10 de ellos. Tras m¨¢s de un a?o de investigaciones, 30 registros y cuatro toneladas de hach¨ªs incautado, el proceso ya est¨¢ judicializado. Los abogados entran en escena para intentar dilatar el procedimiento o invalidar alguna prueba, especialmente, los pinchazos telef¨®nicos. En dos a?os, el caso que ahora destempla los nervios en los feudos del narco llegar¨¢ a los tribunales. Para ese entonces, nadie se atreve, siquiera, a vaticinar qu¨¦ habr¨¢ sido de La L¨ªnea. ¡°Como no se act¨²e, el futuro pinta muy negro¡±, remacha Encinas con gesto sombr¨ªo.
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