Historia de una obsesi¨®n
La madre del ni?o desaparecido en N¨ªjar ha sufrido dos a?os de acoso a manos de un vecino de Almer¨ªa
Diego M. F. A. es ¡°un tipo raro¡±. As¨ª lo describen algunos de sus propios familiares y conocidos, sus vecinos, la polic¨ªa¡ Todos coinciden en lo mismo: ¡°No es normal¡±, ¡°no habla con nadie¡±, ¡°no se relaciona con la gente¡±... A sus 42 a?os, el menor de tres hermanos ¡ªtiene un hermano y una hermana¡ª vive con sus padres en su casa de Antas, una peque?a poblaci¨®n de 2.500 almas en el interior de la provincia de Almer¨ªa, cercana a Vera. Aunque tiene un t¨ªtulo universitario, no se le conoce ni oficio ni beneficio.
Todo el mundo sabe que le gusta salir a correr por el monte, ¡°porque se le ve¡±, y que sol¨ªa participar en el circuito de carreras populares organizado por la Diputaci¨®n de Almer¨ªa, ¡°quedando casi siempre en segundo o tercer lugar en su categor¨ªa¡±. Del mismo modo que todo el mundo sabe que ¡°pinta¡±, ¡°hac¨ªa retratos al carb¨®n o con l¨¢piz por encargo¡±. ¡°Se pasaba horas elaborando esos dibujos en la biblioteca municipal de pueblo¡±, asegura la bibliotecaria. ¡°Hasta hace dos a?os; hace dos a?os dej¨® de venir¡±, dice.
Y hace precisamente dos a?os empez¨® el calvario de Patricia Ram¨ªrez, la madre de Gabriel Cruz, el ni?o de ocho a?os desaparecido en la barriada de Las Hortichuelas (N¨ªjar) el martes pasado. Ella se convirti¨® de la noche a la ma?ana en la obsesi¨®n de Diego, que comenz¨® a seguirla, a perseguirla, a acosarla, hasta el punto de que ella lleg¨® a poner m¨¢s de una decena de denuncias. Y un juez le impuso a ¨¦l una orden de alejamiento de 200 metros.
El pasado mi¨¦rcoles por la tarde fue detenido ¡°por volver a quebrantar una orden de alejamiento¡±, aseguran fuentes policiales. ¡°Se re¨ªa¡± al ser preguntado, aseguran las mismas fuentes, que tratan ahora de averiguar si el hombre est¨¢ relacionado con la desaparici¨®n del menor.
No era la primera vez que ocurr¨ªa, aseguran los compa?eros de trabajo de Patricia: ¡°Ella lleva dos a?os en un sinvivir¡±, ¡°jam¨¢s dejaba al ni?o solo¡±, ¡°siempre procuraba ir acompa?ada¡±, ¡°ten¨ªa mucho miedo¡±, cuentan. Aun as¨ª, no pod¨ªa evitar que Diego pasase noches y d¨ªas enteros durmiendo en su coche, frente a su casa. O que se presentase en el bar en el que ella sol¨ªa ir a desayunar. O que fuese con cualquier excusa a preguntar a su trabajo para ver si la ve¨ªa. ¡°Inventaba historias, como que se hab¨ªa dejado las llaves de su coche dentro de un despacho en el que nunca hab¨ªa estado, con tal de poder comprobar si estaba¡±, cuenta una compa?era del ¨¢rea de Deportes de la Diputaci¨®n de Almer¨ªa, donde trabaja.
Compa?eros de trabajo, el due?o de un bar y vecinos desfilaron por el juicio, en 2016, en el que un juez determin¨® que, pese a no tener ninguna relaci¨®n sentimental con la mujer, Diego M. F. A. deb¨ªa llevar un sistema electr¨®nico que hiciera saltar las alarmas si se acercaba a ella. Una medida poco usual en casos que no son de violencia de g¨¦nero, seg¨²n fuentes judiciales.
La atracci¨®n fatal de Diego con Patricia comenz¨® en una carrera, seg¨²n sus amigos. Ella hac¨ªa de speaker, de animadora de la carrera y de sus participantes. ¡°Se le da muy bien, emociona¡±, aseguran sus compa?eros. Cuando Diego lleg¨® a la meta, ella le aclam¨® y ensalz¨® su triunfo. Aquello desat¨® la obsesi¨®n: ¡°Crey¨® que ella estaba enamorada de ¨¦l o algo as¨ª¡±, explican. Un a?o despu¨¦s, Patricia viv¨ªa atemorizada, ¨¦l estaba vetado en las carreras y llevaba una pulsera antiacoso.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.