Correr de madrugada por los inclinados t¨²neles del metro de Bilbao
EL PA?S se adentra en los s¨®tanos de la capital vasca en la primera carrera organizada por los t¨²neles del suburbano
El Metro de Bilbao no tiene un metro llano. Es una sucesi¨®n de subidas y bajadas por una galer¨ªa subterr¨¢nea que es todo menos siniestra. Por primera vez desde su inauguraci¨®n en 1995, el tr¨¢fico ferroviario se paraliz¨® para celebrar de madrugada una carrera que discurri¨® por los t¨²neles de la ciudad, casi ocho kil¨®metros entre el centro de la ciudad y Barakaldo que se transformaron en un singular tart¨¢n. Ha sido ¡°una experiencia ¨²nica¡± para 200 privilegiados atletas populares, entre los que figur¨® este periodista.
Madrid en 2013 y Barcelona un a?o despu¨¦s ya celebraron sendas carreras de estas caracter¨ªsticas. Bilbao repiti¨® la experiencia durante la noche del pasado domingo al lunes. Los trenes dejaron de funcionar tras el ¨²ltimo servicio nocturno y los amantes del running se apoderaron de las v¨ªas. Lleg¨® la hora de la Under Run Metro Bilbao. A las 00.00, un convoy carga en Ansio (Barakaldo) a todo el pelot¨®n de atletas para transportarlos hasta la salida, en la estaci¨®n de Moyua.
Como anticipo festivo de la prueba, la organizaci¨®n program¨® actuaciones en directo en la espaciosa estaci¨®n de Ansio para entretener a los corredores y sus acompa?antes: una sala con videojuegos, un recital de los Golden Apple Quartet, el monologuista Agust¨ªn Jim¨¦nez y la m¨²sica de un pinchadiscos ocuparon cuatro horas de espera previas a la carrera.
Si el tren tard¨® 12 minutos y 24 segundos en cubrir la distancia del recorrido en sentido inverso, el pelot¨®n necesit¨® una media de 40 minutos, aunque algunos rebajaron ampliamente ese promedio, como el exfutbolista del Athletic Club Carlos Gurpegui. ?l fue el abanderado del primer grupo de participantes. Los 200 corredores fueron saliendo en remesas de 20 para dar fluidez a la prueba y por razones de seguridad. Cada equipo iba comandado por un personaje conocido: la atleta Iraia Garc¨ªa, el monta?ero ?lex Txikon, la futbolista Iraia Iturregi, el locutor Dani ?lvarez, el jugador de basket Sergio S¨¢nchez¡
La marcha arranca en Moyua y discurre por las estaciones de Indautxu, San Mam¨¦s, Deusto, Sarriko, San Inazio, Cruces y Ansio. Es una ruta que ofrece una perspectiva diferente de la obra proyectada por el arquitecto Norman Foster. Destaca sobre el resto la espectacularidad de Sarriko, ganadora de un premio de arquitectura en 1998, que vista desde la entrada parece la bodega de un barco, mientras que a ras de v¨ªa y a ojos del atleta es como si estuviera atrapado por una especie de ciempi¨¦s. La combinaci¨®n de hormig¨®n, acero inoxidable y vidrio que caracteriza a las estaciones va intercal¨¢ndose en el trazado que forma el gusano ferroviario de Bilbao.
Los corredores avanzan metros por la galer¨ªa con cuidado de no tropezar con algunos cables y arquetas colocadas sobre la plataforma lisa entrev¨ªas. Tienen que frenar la marcha cuando llegan a un cruce de v¨ªas y deben sortear los ra¨ªles, como sucede en el tramo de San Inazio, donde la l¨ªnea f¨¦rrea se bifurca en dos. En la confluencia de las agujas hay balizas luminosas que marcan la ruta correcta y trabajadores de Metro Bilbao orientan con linternas el paso de la carrera. En todas las estaciones hay desfibriladores y botiquines para actuar ante cualquier incidencia.
Lejos de la imagen l¨²gubre que se tiene de las entra?as de los metros, el de Bilbao presenta un aspecto casi amable. La infraestructura a¨²n no ha cumplido las bodas de plata; las paredes del tubo est¨¢n como nuevas y muy iluminadas; solo se han formado unas goteras en la parte final, a partir de Cruces. Esas pendientes que pasan desapercibidas para los viajeros cuando se desplazan en tren se clavan en las piernas de los corredores, sobre todo en el empinado tramo que separa las estaciones de San Ignacio y de Cruces, ya acerc¨¢ndose a la meta, cuando el cansancio hace m¨¢s mella.
Los 87 millones de viajeros que anualmente emplean este medio de transporte est¨¢n acostumbrados a realizar este trayecto sin echar una gota de sudor. El suburbano de Bilbao tiene una longitud de 45 kil¨®metros (41 estaciones), lo que dar¨ªa para organizar una marat¨®n bajo tierra. Pero esto, por m¨¢s que la leyenda diga que en Bilbao todo es posible, son palabras mayores.
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