Feministas y homosexuales: as¨ª son tambi¨¦n los gitanos
Noelia Heredia e I?aki V¨¢zquez cuentan las "discriminaciones" a las que se enfrentan en el D¨ªa Internacional de su comunidad
A Noelia Heredia, m¨¢s conocida en el mundo art¨ªstico como Negri, sus sobrinos le dicen que es una mujer moderna. A los tres a?os aporreaba cualquier objeto cuyo sonido se pareciera al de un caj¨®n flamenco. Mientras sus primas y amigas fantaseaban con encontrar marido y dedicarse a cuidar del hogar, ella quer¨ªa ser independiente: comprar una casa, ganar un sueldo, conducir su propio coche. "A las chicas payas se las prepara para el mundo exterior, pero a las chicas gitanas no", explica apoyada sobre su instrumento. Con las piernas abiertas y la mirada firme, su presencia resulta poderosa. Creci¨® con la m¨²sica y su af¨¢n por tocar el caj¨®n no estuvo exento de impedimentos. ¡°Hay pocas mujeres artistas que se dediquen a la percusi¨®n, y gitanas menos¡±, cuenta mientras acaricia su caja. Entona sobre el tablao de Casa Patas, en Madrid, la pieza de Sin Miedo a la Libertad, el c¨¢ntico de las mujeres gitanas. De sus manos brota la fuerza de quien sigue el comp¨¢s sin estar siquiera despierto. De su garganta, el poder¨ªo de aquel que controla el diafragma para sacar de s¨ª hasta el ¨²ltimo quej¨ªo.
I?aki V¨¢zquez es educador social y diplomado en Intervenci¨®n Social con la Comunidad Gitana. Forma parte, al igual que Heredia, de una lucha activista que comenz¨® hace a?os. Se llaman entre s¨ª hermanos, primos, amigos. ?l la mira mientras canta, golpeando a pu?o cerrado sus nudillos contra la mesa. De ra¨ªces catalanas y etnia gitana, ha inspirado a muchos j¨®venes al hablar de su homosexualidad en medios p¨²blicos. Para ¨¦l, su salida del armario fue algo natural, ya que naci¨® en una familia que lo acept¨® desde el primer momento. Otros j¨®venes, sin embargo, no tienen esa suerte. Una mezcla entre alegr¨ªa y tristeza ti?en sus palabras cuando habla del d¨ªa 8 abril, D¨ªa Internacional del Gitano, que se celebr¨® este domingo.?Ese d¨ªa se entona en todos los pa¨ªses del mundo el Guelem, guelem, escrita en roman¨ª. Un grito que recuerda a los gitanos asesinados durante el nazismo. "Dicen que somos apol¨ªticos, pero yo creo que somos justamente lo contrario. Un pueblo que ha estado condenado por m¨¢s de 2000 leyes antigitanas desde los Reyes Cat¨®licos hasta 1978 es un pueblo resistente".?
Para ambos, el motor del cambio reside en transformar la mirada que engloba al pueblo gitano. "Tenemos diversidad de muchos tipos: ideol¨®gica, religiosa, sexual¡ Ah¨ª es de donde viene nuestra riqueza", afirma I?aki. "En mi casa somos seis hermanos", cuenta Noelia, recordando un ejemplo que dice estar cansada de repetir: "Todos somos del mismo padre y de la misma madre. Y no nos parecemos ninguno. Imag¨ªnate lo que me parezco al vecino gitano del quinto". Adem¨¢s del flamenco, la artista tambi¨¦n trabaja en el colegio p¨²blico Manuel N¨²?ez de Arenas (Madrid), donde a trav¨¦s de la m¨²sica trata con ni?os temas como la diversidad, el feminismo y la violencia machista.
Su d¨ªa a d¨ªa es una constante lucha que la pareja lleva con optimismo y confianza. A pesar de los avances legislativos y sociales, experimentan todav¨ªa situaciones de discriminaci¨®n: al entrar en una tienda, al preguntar por una vivienda en una inmobiliaria o al presentar el curr¨ªculum para un puesto de trabajo. I?aki sostiene que la igualdad se basa en que "una opci¨®n personal, ¨¦tnica, cultural, pol¨ªtica o religiosa no condicione mi vida". Noelia, por su parte, lo plantea como el d¨ªa en que una mujer gitana decida no casarse y ser piloto de avi¨®n¡ Y un medio no le haga una entrevista.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.