Manuel Valls, una puerta abierta en Barcelona
El 'vallsismo', que qued¨® sepultado por el ascenso de Macron, mezcla ley y orden, valores republicanos y social-liberalismo econ¨®mico
Los pol¨ªticos de raza, y Manuel Valls lo es, viven en una carrera permanente, propulsados por un motor interno que les lleva siempre a avanzar, que les impide parar en ning¨²n momento. Con casi todas las puertas cerradas en Francia, donde fue primer ministro y aspir¨® a ser presidente, Valls sopesa presentarse a la alcald¨ªa de Barcelona, la ciudad donde naci¨® hace 55 a?os.
Adem¨¢s de la defensa clara de la unidad de Espa?a y de su posici¨®n desacomplejada ante el independentismo catal¨¢n, el vallsismo es en su pa¨ªs una mezcla de tercera v¨ªa social-liberal en econom¨ªa, de mano dura en cuestiones de terrorismo y seguridad, y de republicanismo centralista que iguala a todos los ciudadanos ante la ley, m¨¢s all¨¢ de su comunidad de procedencia.
El referente de Valls, nacionalizado franc¨¦s a los 20 a?os, es Georges Clemenceau (1841-1929), una elecci¨®n original, porque El Tigre ¡ªeste era su apodo¡ª nunca fue presidente de la Rep¨²blica. Clemenceau, presidente del Consejo (equivalente a primer ministro) en dos ocasiones, ven¨ªa de la izquierda, pero era adversario de los socialistas. Como record¨® en Le Monde el historiador Michel Winock en 2014, Clemenceau era profundamente laico, y defendi¨® al capit¨¢n Dreyfuss, v¨ªctima del antisemitismo e injustamente acusado de espionaje. Y ejerci¨® de primer poli de Francia cuando fue ministro del Interior, cargo que Valls tambi¨¦n ocup¨®, y el padre de la victoria en la Primera Guerra Mundial.
Hace un a?o y medio, Valls pudo tenerlo todo. El presidente Fran?ois Hollande hab¨ªa decidido no presentarse a la reelecci¨®n. Y ¨¦l, socialista desde hac¨ªa 37 a?os, con el bagaje de haber sido jefe de Gobierno en un periodo de atentados sangrantes, decidi¨® intentarlo. Los tropiezos se encadenaron. Perdi¨® en las primarias del PS ante el candidato del ala izquierda, Beno?t Hamon. Decidi¨® votar a su exministro de Econom¨ªa, Emmanuel Macron, que se presentaba por libre con un partido nuevo, En Marche, entre los reproches de sus compa?eros socialistas por haber faltado a la promesa de apoyar al candidato. Macron tampoco le recibi¨® con los brazos abiertos. Cuando en junio de 2017 Valls quiso presentarse bajo la etiqueta de En marche, el partido del presidente lo rechaz¨®, aunque acept¨® no presentar un candidato alternativo que compitiese con Valls en su distrito en Evry, la ciudad de 52.000 habitantes de la que hab¨ªa sido alcalde durante 11 a?os. Valls acab¨® ganando el esca?o por 138 votos.
Valls y el catalanismo
"Un joven socialista de la nueva ola, encuadrado en la corriente deMichel Rocard, a quien auguro un buen futuro pol¨ªtico". As¨ª describ¨ªa en sus memorias Missi¨® a Par¨ªs el hist¨®rico socialista catal¨¢n Joan Revent¨®s, que los a?os ochenta fue embajador de Espa?a en Par¨ªs, a un joven Manuel Valls.
Los v¨ªnculos de Valls con la pol¨ªtica catalana, y con el catalanismo son antiguos. En una entrevista con EL PA?S, el pasado oto?o, Valls record¨® la figura de su abuelo, Mag¨ª Valls, catalanista y cat¨®lico que fund¨® el diario El Mat¨ª. "Vengo de una familia catalanista", dijo. "Siempre he hablado catal¨¢n. A mediados de los 70 mis primos me llevaron al campo del Bar?a: hab¨ªa f¨²tbol pero algo m¨¢s, era m¨¢s que un club. El 11 de septiembre de 1976, fui con mi madre a la gran manifestaci¨®n por el Estatut. Esta historia la conozco, y s¨¦ lo que han vivido los catalanes durante a?os, o siglos".
Valls es hijo del reputado pintor figurativo Xavier Valls. Valls padre (1923-2006) dej¨® unas valiosas memorias, La meva capsa de Pandora, escritas con la ayuda del escritor Juli¨¤ de J¨°dar, exparlamentario de la CUP.
El exprimer ministro es hoy diputado raso de la Asamblea nacional, adscrito al grupo de La Rep¨²blica en marcha, el partido Macron, sin pertenecer a ¨¦l. Valls y Macron comparten espacio pol¨ªtico, aunque discrepen en cuestiones como el papel de las religiones en la pol¨ªtica y la sociedad: la laicidad, concepto central en la identidad republicana, que Valls defiende en su visi¨®n m¨¢s rigurosa. Sin partido ni base electoral, ni tampoco diferencias ideol¨®gicas n¨ªtidas, es dif¨ªcil imaginar que un d¨ªa pueda disputarle la presidencia a Macron. Una hip¨®tesis ser¨ªa que en el futuro Macron le nombrase ministro. Quedan lejos los tiempos donde Valls aspiraba a encarnar el futuro de la socialdemocracia y recib¨ªa los parabienes de Matteo Renzi en Italia o Pedro S¨¢nchez en Espa?a, que se postulaban como los reformadores del centroizquierda. Los tres tienen hoy un papel secundario en sus pa¨ªses.
Si se presentase en Barcelona, Valls tendr¨ªa a favor una experiencia y una visibilidad que pocos alcaldes pueden exhibir. Podr¨ªa ser un inconveniente el desconocimiento del terreno, un inconveniente que en la pol¨ªtica francesa raramente se plantea. Alcaldes como Alain Jupp¨¦ en Burdeos o Martine Aubry en Lille ni siquiera ten¨ªan los v¨ªnculos que Valls s¨ª tiene con Barcelona.
En octubre de 2014, cuando Hollande impuso a Valls las insignias de la gran cruz del Orden nacional del m¨¦rito, el presidente le dedic¨® la siguiente frase: ¡°Clemenceau nunca fue presidente de la Rep¨²blica, pero se puede tener una existencia de ¨¦xito sin ser presidente de la Rep¨²blica¡±. Ser alcalde de Barcelona es una posibilidad.
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