Los partidos juegan a las damas chinas
Las cuatro formaciones con implantaci¨®n nacional han entrado en una fase de ocupaci¨®n de espacios
Los cuatro partidos con implantaci¨®n nacional han entrado en una fase de ocupaci¨®n de espacios, como si hubiera elecciones a la vista. En vez de gobernar o hacer oposici¨®n, los principales l¨ªderes pol¨ªticos est¨¢n en una campa?a infinita, con muchos esl¨®ganes y pocos proyectos. La batalla se est¨¢ produciendo en tres ejes: lo nuevo frente a lo viejo, la derecha frente a la izquierda y el nacionalismo frente al espa?olismo. El bipartidismo tradicional ha muerto, dejando paso a un doble bipartidismo en la derecha y en la izquierda.
PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos saben que en los pr¨®ximos dos a?os se decidir¨¢ el nuevo escenario pol¨ªtico y no quieren cometer errores. Albert Rivera sue?a con el sorpasso a Mariano Rajoy. Pedro S¨¢nchez y Pablo Iglesias luchan por los votantes de izquierdas y juntan y separan sus propuestas dependiendo del viento dominante. Y todos mueven sus fichas como si estuvieran jugando a las damas chinas.
Las damas chinas es un juego de mesa con un tablero en forma de estrella de seis puntas en el que puede haber hasta seis jugadores. Se trata de ir moviendo las 10 fichas de cada equipo como en el juego de damas hasta situarlas todas en el v¨¦rtice contrario. Lo importante es ocupar los espacios en la parte central del tablero para impedir que los otros equipos puedan moverse con soltura.
De un tiempo a esta parte, Rajoy, S¨¢nchez, Iglesias y Rivera parece que est¨¦n moviendo sus fichas en ese tablero de estrella de seis puntas. Sin un calendario electoral a corto plazo, los l¨ªderes est¨¢n m¨¢s preocupados de los resultados de las encuestas que de cumplir sus programas. Se limitan a colocar sus fichas de forma tacticista para ocupar los espacios, bloquear al resto de los partidos y esperar con paciencia los errores del contrario mientras pasa el tiempo hasta las elecciones.El problema es que no habr¨¢ comicios hasta la primavera de 2019 (europeas, municipales y auton¨®micas), salvo que se convoquen de forma anticipada en Catalu?a o Andaluc¨ªa, y no tocan elecciones generales hasta 2020. ?Puede Espa?a aguantar esta par¨¢lisis?
La verdad es que s¨ª. De hecho, el pa¨ªs estuvo empantanado durante m¨¢s de un a?o tras las elecciones de 2015 y su repetici¨®n en 2016, y Catalu?a lleva meses sin Gobierno, y la econom¨ªa y el empleo siguen creciendo. El problema es que los espa?oles cada vez est¨¢n m¨¢s alejados de sus pol¨ªticos, a los que consideran el tercer problema del pa¨ªs (tras el paro y la corrupci¨®n), sin que se atisbe ning¨²n cambio de tendencia. Parece que los l¨ªderes solo se estudian la parte de las encuestas que les afecta en la intenci¨®n de voto o en su valoraci¨®n particular, olvid¨¢ndose del nivel de desafecci¨®n creciente y del pesimismo sobre la situaci¨®n pol¨ªtica en nuestro pa¨ªs. Lo importante es bloquear las acciones de los competidores y ocupar el m¨¢ximo espacio posible.
El PP ten¨ªa claro hasta hace poco cu¨¢l es el sitio en el que quiere que le vean los electores: el Gobierno que sac¨® a Espa?a de la crisis. Sin embargo, la gesti¨®n del proc¨¦s y los juicios por corrupci¨®n contra l¨ªderes del partido han frustrado la estrategia econ¨®mica de Rajoy. En G¨¦nova y en La Moncloa hay mucho nerviosismo y algunos l¨ªderes comparan en privado la situaci¨®n del partido con los ¨²ltimos a?os de la UCD.
Las encuestas fueron situando a Ciudadanos a su altura en votos, hasta que les sobrepasaron, llevando al p¨¢nico a los populares. Y la respuesta no se ha hecho esperar: el enemigo no es S¨¢nchez, es Rivera; por lo tanto, hay que expulsar al partido naranja de su territorio. Una t¨¢ctica que consiste en denunciar las fragilidades de Rivera y sus compa?eros, endurecer su posici¨®n frente a la cuesti¨®n catalana y otros asuntos que gustan a la derecha tradicional espa?ola, como la prisi¨®n permanente revisable. En definitiva, se trata de poner un dique que evite la salida de sus votos tradicionales hacia aguas de Ciudadanos. Adem¨¢s, la estrategia del PP busca tambi¨¦n desmontar el eje viejo-nuevo; y para eso ha realizado acercamientos al PSOE, e incluso al PNV, para mostrar que lo que se denomina viejo no es m¨¢s que el grupo de los partidos con experiencia y responsabilidad del Gobierno. Otro intento de denunciar a Rivera como un pol¨ªtico sin experiencia y con ideas volubles.
Por su parte, S¨¢nchez inici¨® un camino hacia la izquierda cuando consigui¨® recuperar su puesto como secretario general del PSOE. Los expertos del partido consideraron que lo primero que hab¨ªa que hacer era recuperar los votos que hab¨ªan ido a parar a Podemos y que ya habr¨ªa tiempo de volver al centroizquierda. Una t¨¢ctica que dio frutos durante unos meses, pero que se agot¨® en seguida, por la huida de votantes hacia Ciudadanos. Los socialistas aseguran que sus encuestas les dan mejores resultados que las que publican los medios de comunicaci¨®n y mantienen esa l¨ªnea de actuaci¨®n como partido de izquierdas, pero con responsabilidad de Estado y experiencia de gobierno. Eso les lleva a apoyar al Gobierno en la aplicaci¨®n del art¨ªculo 155 de la Constituci¨®n en Catalu?a, mientras se opone a cualquier otra propuesta de Rajoy e intenta abrirse paso a derecha e izquierda frente a Iglesias y Rivera. Ese es el espacio m¨¢s competido en el tablero.
Por la izquierda, la lucha entre PSOE y Podemos se basa en denunciar las desigualdades, defender el Estado del bienestar y los derechos civiles y plantear contrarreformas ante la pol¨ªtica del PP. Iglesias es muy h¨¢bil en su lucha por la ocupaci¨®n de ese espacio de izquierdas que ha ido ganando desde 2015. Aunque ahora intenta contrarrestar su imagen de hombre autoritario y sin experiencia de gobierno, con giros en su imagen. El ¨²ltimo de ellos se centra en ocupar el lugar de la socialdemocracia, al que renunciaron al pactar con IU y con fuerzas radicales en toda Espa?a. Algo dif¨ªcil de creer, aunque ¨¦l insiste por donde va, vendiendo la idea de una coalici¨®n con el PSOE para gobernar Espa?a y las autonom¨ªas. Adem¨¢s, Iglesias quiere poner en valor los resultados de la gesti¨®n de los alcaldes del cambio. En Podemos saben que las elecciones auton¨®micas y locales son prioritarias para su crecimiento y se han puesto en marcha.
Rivera se ha venido arriba por el ¨¦xito electoral en Catalu?a y de los resultados de las ¨²ltimas encuestas y surfea la ola de la pol¨ªtica buscando votos en los caladeros del PP y del PSOE. Ataca a Rajoy en cuanto puede, pero le mantiene en el poder, e intenta ocupar todos los espacios posibles, aunque es consciente de que le falta estructura de partido para afrontar las municipales y auton¨®micas. Ideol¨®gicamente, Ciudadanos intenta abarcar desde el centro izquierda hasta la derecha pura y dura, dependiendo de las circunstancias. Algo que le puede pasar factura antes o despu¨¦s, por ese modelo de pol¨ªtica veleta.
La cuesti¨®n catalana
En medio del tablero pol¨ªtico se sit¨²a la cuesti¨®n catalana, que encumbr¨® a Ciudadanos, hundi¨® a los populares, congel¨® a los socialistas y dej¨® perpleja a la izquierda radical. Los cuatro partidos compiten no por los votos en Catalu?a, sino por los que ara?ar¨¢n en el resto de Espa?a defendiendo una u otra posici¨®n. El PP y Ciudadanos luchan por la imagen de firmeza en la defensa de la unidad de Espa?a, aunque Rajoy es consciente que, hasta ahora, su partido se ha llevado el castigo electoral y en las encuestas por tomar decisiones dif¨ªciles. La postura del PSOE var¨ªa dependiendo de la presi¨®n del PSC, un partido preso por su historia nacionalista.
S¨¢nchez tiene claro que debe apoyar la legalidad y se rige casi siempre por el documento que su partido elabor¨® en Granada. Sin embargo, a veces se le llena la boca de plurinacionalidad, generando nuevos conflictos internos en sus federaciones. Iglesias, por su parte, es consciente de su error al apoyar al independentismo a tiempo parcial, pero no se baja de la propuesta del derecho a decir. El tablero central de las damas chinas est¨¢ saturado de fichas de los cuatro jugadores y la pol¨ªtica espa?ola est¨¢ bloqueada, mientras los l¨ªderes solo piensan en unas elecciones que no llegar¨¢n hasta dentro de m¨¢s de un a?o.
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