Funeral por Catalu?a
El minimalista sal¨®n Verge de Montserrat era un s¨ªmbolo del signo pol¨ªtico de la presidencia entrante: Nosaltres sols!
El c¨®digo pol¨ªtico yace tambi¨¦n en el c¨®digo del vestuario. No solo por las corbatas negras ha sido un funeral. De tan ¨ªntimo, clandestino, como si la Generalitat fuese una instituci¨®n privatizada y privad¨ªsima, am¨¦n de triste. Solo ha asistido la familia. Ni siquiera entera, los dos hijos de Quim Torra no le han acompa?ado. No llamaron a los expresidentes. No fueron convocados los grupos parlamentarios. Ni el Gobierno al nivel que ¨¦ste decidiese. Ni la sociedad civil. Ni se ha impuesto el m¨ªtico medall¨®n presidencial de Francesc Maci¨¤. El aparente deudo ha dispensado abrazos r¨ªgidos ¡ªy al mismo tiempo, l¨¢nguidos¡ª a la docena de asistentes. El minimalista sal¨®n Verge de Montserrat ha sido este jueves por la ma?ana un conjunto vac¨ªo. O mejor, un s¨ªmbolo del signo pol¨ªtico de la presidencia entrante: Nosaltres sols!
Ese nosotros solos ilustra ¡ªquiz¨¢ de forma involuntaria¡ª el descomunal aislamiento del nuevo titular de la Generalitat , contra las promesas de gobernar para todos y su improbable designio de ampliar la base social del soberanismo. Y enraiza hist¨®ricamente con el grupo de Estat Catal¨¤ ¡ªtan ensalzado por Torra¡ª que no solo traicion¨® en 1934 al president Llu¨ªs Companys sino que prepar¨® en 1936 un golpe contra ¨¦l: urdi¨® asesinarle, adelant¨¢ndose un lustro a la Gestapo, que se lo brind¨® a Franco para que lo fusilase.
El protocolo es la entretela del poder. Dijeron que ansiaban el ¨¦xtasis de un Govern ¡°efectivo¡±. Y en vez de con arcos de triunfo, se entronizan con una ceremonia de tercera. Nunca la generaci¨®n que sali¨® a la calle al lema de ¡°Llibertat, amnistia i Etatut d¡¯autonomia¡±, y que aprendi¨® con Josep Tarradellas a ponerse la corbata, habr¨¢ tenido peor sinsabor por culpa del deterioro institucional.
El deterioro lo empez¨® el propio Torra al autocalificarse de presidente provisional. Sigui¨® Carles Puigdemont, al decretarle interino por cinco meses. Continu¨® el presidente del Parlament, Roger Torrent, neg¨¢ndose a ir a ver al jefe del Estado, como iba siendo costumbre en casi todos los relevos, incluso para plantearle educadamente ideas contrarias. Culmina con estas primera horas del president electo, de perfiles servil o agitatorio ¡ªvisita a Berl¨ªn, inminente viaje a las c¨¢rceles¡ª y nivel presidencial de un cero escandaloso.
El deterioro de las instituciones deteriora, degrada, mella, recorta, desnaturaliza. Perjudica a los ciudadanos, a quienes tanto cost¨® recuperarlas. Si uno no se cree ni su propio cargo ni su propia responsabilidad, tampoco sus interlocutores pol¨ªticos le dar¨¢n cr¨¦dito, ni los ciudadanos. Si Quim Torra quiere ser tratado como la figura con la que parece identificarse, la de un president ileg¨ªtimo (por sujeto a otro leg¨ªtimo); como un jefe de un comit¨¦ de acci¨®n; como un ide¨®logo racista actuante contra la mayor¨ªa de los catalanes (dadas sus banales excusas sobre sus escritos de odio, que no certifican verdadero arrepentimiento), lo lograr¨¢ en breve. Y nunca ser¨¢ presidente de todos los catalanes. Esto terminar¨¢ mal, pues suele acabar mal lo que mal empieza.
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