Eduardo Zaplana, un personaje escurridizo en el cieno de la corrupci¨®n
El expresidente valenciano y exministro de Trabajo ha eludido siempre el acoso judicial
Eduardo Zaplana siempre ha sido un personaje escurridizo en el cieno de las turbulentas aguas de la corrupci¨®n asociada a los 20 a?os de gobierno del PP en la Comunidad Valenciana. Las sospechas que levant¨® su gesti¨®n como alcalde de Benidorm y como presidente de la Generalitat han sido tan relevantes como su habilidad para escabullirse del epicentro de los esc¨¢ndalos. Incluso para lograr la retirada de las denuncias en aquellos casos en los que alguien se ha atrevido a llevarle a los tribunales, como ocurri¨® con los empresarios de la trama de las comisiones de Terra M¨ªtica.
Esa capacidad de bordear el cepo sin pillarse nunca los dedos ha engrandecido su mito en la Comunidad Valenciana, donde la mayor¨ªa de sus colaboradores, lejos de seguir su estela, est¨¢n imputados, procesados o, simplemente, condenados y encarcelados. Como Jos¨¦ Luis Olivas, que fue su mano derecha en la Generalitat y, antes de llevar Bancaja al precipicio, fue su relevo al frente del Gobierno valenciano en 2002, cuando Zaplana dio el salto a Madrid como ministro de Trabajo de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. O como el exconsejero Rafael Blasco, que, tras ser expulsado del PSOE por supuestos cohechos y antes de ser recluido por varios delitos, fue su lazarillo en el laberinto administrativo de la Generalitat cuando logr¨® la presidencia en 1995.
La investigaci¨®n del caso Lezo puso de nuevo a prueba su pericia para escurrirse. Una conversaci¨®n telef¨®nica entre Zaplana e Ignacio Gonz¨¢lez despert¨® la curiosidad del juez que inici¨® la investigaci¨®n, Eloy Velasco, que fue director general de Justicia en el Gobierno del expresidente valenciano. No es la primera conversaci¨®n telef¨®nica que despierta inter¨¦s judicial en su trayectoria.
Zaplana irrumpi¨® en la alcald¨ªa del Ayuntamiento de Benidorm en 1991 de la mano de una tr¨¢nsfuga socialista, Maruja S¨¢nchez, que estuvo escondida en el hotel de un casino hasta que se materializ¨® la operaci¨®n. El arreglo benefici¨® a todos. Hasta entonces Zaplana solo hab¨ªa hecho algunos pinitos como abogado. El matrimonio con la hija de un hombre fuerte del PP local le abri¨® grandes oportunidades.
En esos d¨ªas, en los que se gestion¨® su primer contrato de concesi¨®n de la playa de Benidorm, Zaplana fue grabado en las pesquisas del caso Naseiro, la primera investigaci¨®n judicial originada por las sospechas de corrupci¨®n en la financiaci¨®n del PP, luego frustrada por la anulaci¨®n de las escuchas. En una conversaci¨®n telef¨®nica con el concejal de Valencia Salvador Palop, el alcalde de Benidorm aseguraba que estaba ¡°arruinado¡± y trataba de indagar ¡°c¨®mo podr¨ªa rascar¡± para comprarse ¡°un Opel Vectra de 16 v¨¢lvulas¡±. Lejos de afectarle, esas grabaciones fertilizaron su carrera.
Como a?os despu¨¦s dir¨ªa de ¨¦l Julio Iglesias, Zaplana corr¨ªa muy r¨¢pido. Su pragmatismo engrandeci¨® su cartel de pol¨ªtico kennedyano litoral en unos momentos bajos para el PP. Su momento lleg¨® tras el asesinato de Manuel Broseta por los pistoleros de ETA, quien estaba llamado a liderar el partido en Valencia. Con el apoyo de Rita Barber¨¢ y el ¨®rgano medi¨¢tico de la derecha valenciana se puso al frente del PP. Otro arreglo auspiciado por la patronal valenciana, el Pacto del Pollo (llamado as¨ª por celebrarse en el despacho del empresario av¨ªcola Federico F¨¦lix) fue su veh¨ªculo hasta el Palau de la Generalitat al allanar las diferencias entre Uni¨®n Valenciana y su partido para desalojar al PSOE. Hubo para todos.
La de Zaplana al frente de la Generalitat fue una gesti¨®n burbujeante. Con Aznar en la oposici¨®n, la Comunidad Valenciana se convirti¨® en el conejillo de indias de Espa?a. Todo ocurrir¨ªa antes all¨ª: la concertaci¨®n de servicios p¨²blicos, la telebasura y los grandes eventos y contenedores, como la Ciudad de la Luz o Terra M¨ªtica, en los que involucr¨® para su desgracia a las cajas de ahorro valencianas. Y lo que ello llevaba impl¨ªcito. Terra M¨ªtica cost¨® a la Generalitat m¨¢s de 300 millones de euros y se vendi¨® por 65. Su empe?o personal en el parque tem¨¢tico de Benidorm, con cuentas investigadas en Suiza, se ha saldado, adem¨¢s, con 22 condenados por estafa agravada, fraude fiscal y falsedad documental.
Pero la Comunidad Valenciana era poco recipiente para su envergadura. Para ensanchar su imagen, Zaplana realiz¨® una gira por varios pa¨ªses de Asia con Julio Iglesias como embajador de la Comunidad Valenciana. El cantante cobr¨® seis millones de euros por ello (3,7 millones m¨¢s de lo que admiti¨® el presidente valenciano). Luego incluso intent¨®, sin ¨¦xito, presidir el Comit¨¦ Europeo de las Regiones. Y convirti¨® en colaboradores habituales de Canal 9 a varios periodistas de Madrid que luego amplificaban su eco de pol¨ªtico cruzado de Lincoln y Pericles en la Meseta. En 2002, la llamada de Aznar lo elev¨® a Madrid. A?os despu¨¦s, la UDEF concluir¨ªa que la financiaci¨®n ilegal del PP valenciano hab¨ªa empezado ese mismo a?o. ?l no dejar¨ªa hasta dos a?os despu¨¦s la presidencia del partido en Valencia.
Zaplana salt¨® del tren antes de la explosi¨®n que despedaz¨® a su heredero, Francisco Camps, y a Rita Barber¨¢, da?ando las partes esenciales de la organizaci¨®n. Sano y salvo, le permiti¨® durante la descomposici¨®n del PP valenciano afirmar que se sent¨ªa orgulloso de no haber tenido ¡°ning¨²n problema jam¨¢s de ¨ªndole judicial¡± y reivindicar su gesti¨®n frente a quienes le precedieron.
Telef¨®nica le abri¨® la puerta a su salida de la pol¨ªtica, tras los batacazos del PP en 2004 y 2008. Para la memoria dejaba sus intervenciones como portavoz del Gobierno de Aznar durante los atentados yihadistas del 11 de marzo, que en unas memorias in¨¦ditas todav¨ªa vincula una conspiraci¨®n ib¨¦rica para apartar al PP del poder.
Desde entonces Zaplana ha alternado su funci¨®n de delegado de Telef¨®nica para Europa con los negocios privados, aunque la sombra de las sospechas le ha acompa?ado con una fidelidad inquebrantable. Un mes despu¨¦s de ocupar el despacho de Telef¨®nica en la Gran V¨ªa fund¨® la consultora Decuria Consulting, SL, dedicada a la promoci¨®n inmobiliaria, organizaci¨®n de eventos y ¡°explotaciones deportivas y de ocio de todo tipo¡±.
El juez Santiago Pedraz ya puso bajo su lupa a la administradora solidaria de esta consultora, su hija Rosa Mar¨ªa, por la presunta comisi¨®n de delitos de blanqueo de capitales y contra la Hacienda P¨²blica en la trama del hijo menor del expresidente de la Generalitat catalana, Oleguer Pujol.
Las escuchas de su conversaci¨®n con el expresidente de la Comunidad de Madrid Ignacio Gonz¨¢lez revelaban intenciones de participar en negocios de manera opaca para blanquear fondos ocultos en el extranjero, con el Canal de Isabel II como escenario. Zaplana no es nuevo en el sector h¨ªdrico ni en sus tejemanejes. Se emple¨® a fondo en el pulso por el control de Aguas de Valencia, que proyect¨® fusionar con el Canal de Isabel II en los tiempos de Alberto Ruiz Gallard¨®n, y hasta trat¨® que le pagara un medio de comunicaci¨®n af¨ªn. Mucha agua y mucho lodo en el fondo por el que escurrirse.
Ahora la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil lo ha detenido por un presunto blanqueo de capitales y delito fiscal por aflorar dinero negro procedente del extranjero. ?Volver¨¢ a escurrirse?
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