El pasado de corrupci¨®n del PP no escampa nunca
La virulencia de la sentencia de G¨¹rtel y la prisi¨®n de su amigo el hist¨®rico Zaplana lastran los planes para relanzar a Rajoy como gran activo del Gobierno
El peor pasado del PP no escampa. Ha resucitado con fuerza inesperada en una semana te¨®ricamente clave para cimentar este segundo mandato en La Moncloa de Mariano Rajoy al menos hasta el final de la legislatura. Todos los planes para recuperar la iniciativa, multiplicarse en la calle, acentuar el contraataque hacia Ciudadanos y presentar a Rajoy como el ¨²nico y gran activo para consolidar la recuperaci¨®n de Espa?a, se han arruinado en unas horas, esfumados por la persistencia de la corrupci¨®n popular en no desaparecer y hacerse irrespirable tras la contundente sentencia del caso G¨¹rtel y el ingreso en prisi¨®n del hist¨®rico Eduardo Zaplana.
Rajoy, sin embargo, no se mueve de su guion cl¨¢sico: ni dimite, ni reconoce la gravedad de los hechos probados, ni prejuzga a los condenados ni toma medidas dr¨¢sticas. Entrega la iniciativa a la oposici¨®n para que acuerde una alianza por ahora inviable que le desaloje de La Moncloa. Y el pa¨ªs se encamina de nuevo a otro periodo de incertidumbre y crisis pol¨ªtica e institucional, con da?os a su imagen.
La capacidad memor¨ªstica de Mariano Rajoy es m¨ªtica, pero sin coraz¨®n ni ataduras con el pasado. Tras casi 35 a?os de carrera pol¨ªtica, en los que ha pasado por casi todos los cargos imaginables, apenas le quedan en sus equipos y en su entorno dos amigos de la ¨¦poca anterior al Congreso de 2008, cuando redise?¨® el PP de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar a su actual gusto y estilo. Los dos supervivientes son Ana Pastor y Javier Arenas. Los dem¨¢s son colaboradores, que hablan bien eso s¨ª de su trato personal. Necesarios hasta que dejan de ser ¨²tiles e imprescindibles. El hombre tranquilo, sensato y que aparentemente nunca se moja ni hace nada radical ha dejado por el camino y para mantenerse como el dirigente de la derecha m¨¢s longevo en el poder (14 a?os) un largo reguero de cad¨¢veres pol¨ªticos.
¡°Mirar para otro lado¡±
El verano pasado, en un encuentro con j¨®venes organizado por la Asociaci¨®n para el Progreso de la Direcci¨®n y Adecco sobre la competitividad y el talento en Espa?a, Rajoy dej¨® para la historia una de esas frases suyas que intent¨® ser un consejo para los malos momentos en cualquier aspecto de la vida: ¡°Hay que saber decir que s¨ª, saber decir que no, mirar hacia otro lado cuando hay que hacerlo y tener fortaleza en las circunstancias dif¨ªciles¡±. No le molesta admitir que en ocasiones tiende a hacerse el tonto y a simular que no se entera de lo que est¨¢ ocurriendo a su alrededor, si no le gusta lo que atisba. Como en las disputas de poder internas. O tambi¨¦n, cuando se destapa otro caso de corrupci¨®n que afecta a uno de sus antiguos amigos y compa?eros de Gabinete y de escapadas, opta por dejar de mencionar por su nombre al afectado. Pasa a ser innombrable e imp¨¢vido responde: ¡°Sobre la persona por la que usted se interesa¡±.
Frustrado el plan para recuperar la iniciativa
Desde la direcci¨®n nacional del PP se hab¨ªa marcado en rojo esta semana de mayo para superar definitivamente los lastres que mantienen paralizada esta legislatura. Y se hab¨ªa dise?ado un plan para intentar retomar la iniciativa, con mayor presencia a¨²n en las calles y en los pueblos de Espa?a de Mariano Rajoy (algo que lleva haciendo meses) y tambi¨¦n de los principales cargos institucionales, especialmente los casi 300 parlamentarios de que dispone el partido entre el Congreso y el Senado. Ese plan ha nacido frustrado.
En ese calendario so?ado por el PP hab¨ªa tres citas clave esta pasada semana: superar la votaci¨®n de presupuestos (como finalmente se logr¨® con el apoyo a ¨²ltima hora del PNV); lograr que el nuevo presidente de la Generalitat, Quim Torra, nombrarse un gobierno leg¨ªtimo que pudiese funcionar y levantar el art¨ªculo 155; y asimilar bien una sentencia del juicio principal del caso G¨¹rtel.
La situaci¨®n en Catalu?a sigue enmara?ada y enquistada. Los presupuestos pasaron el mi¨¦rcoles a ¨²ltima hora el tr¨¢mite del Congreso, no sin dificultades, y Rajoy en la ma?ana del jueves, a primera hora, declar¨® que ese era un gran d¨ªa para Espa?a, para el Gobierno, para el PP y para los espa?oles y se mostr¨® con ¡°fuerzas y ganas¡± para plantearle en su d¨ªa a su partido la posibilidad de volver a ser candidato en las siguientes elecciones generales. Esas manifestaciones y deseos de Rajoy apenas aguantaron unas horas. Esa misma ma?ana se conoci¨® la sentencia del caso G¨¹rtel y todo se trastoc¨®.
La estrategia pensada por el PP para las pr¨®ximas semanas consist¨ªa en incrementar sus ataques contra el l¨ªder de Ciudadanos, Albert Rivera, para intentar rebajar sus expectativas de voto en las encuestas y para recuperar en parte el discurso de defensa de la unidad de Espa?a que hasta ahora se atribu¨ªan casi en solitario. En el entorno directo de Rajoy, tanto en La Moncloa como en el PP, no cejaban de criticar en estas semanas pasadas la escasa estatura pol¨ªtica de Rivera y la contrapon¨ªan a la buena relaci¨®n recuperada con Pedro S¨¢nchez, como pol¨ªticos con visi¨®n de Estado por su comportamiento ¡°fruct¨ªfero¡± en todo lo relacionado con la crisis independentista en Catalu?a. La presentaci¨®n de la moci¨®n de censura este viernes por parte del socialista Pedro S¨¢nchez lo alter¨® todo y vari¨® radicalmente el tono de esa relaci¨®n. En el PP ya vuelven a hablar sobre S¨¢nchez como un Judas traidor.
Esa persona puede ser Rodrigo Rato, Eduardo Zaplana o Jaume Matas, que en unos meses o a?os han transitado para Rajoy de ser ¨ªntimos amigos, los art¨ªfices del milagro econ¨®mico de Espa?a y los ejemplos de gesti¨®n en sus territorios que deber¨ªan ser copiados para el futuro Gobierno del pa¨ªs, a ser ¡°una de las noticias que no me hubiera gustado que se hubiera producido nunca¡±.
El espectro de aquel PP de vino y rosas de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, con mayor¨ªas absolutas y campa?as electorales sin l¨ªmites de gastos, lleva pasando lentamente factura a Rajoy casi desde que tom¨® posesi¨®n como presidente y candidato del partido en 2003.
Pero el ep¨ªtome que culmin¨® ese per¨ªodo grandilocuente fue la boda de Estado en El Escorial de Ana Aznar Botella y Alejandro Agag, que se celebr¨® un a?o antes, en septiembre de 2002, y a la que fueron invitados todos los personajes de la trama G¨¹rtel, que ya campaba a sus anchas en el PP, y figuras tan simb¨®licas del aznarismo como las de Rodrigo Rato, Francisco ?lvarez Cascos, Miguel Blesa, Eduardo Zaplana, Jaume Matas, Francisco Camps, Ana Mato y Jes¨²s Sep¨²lveda o Luis B¨¢rcenas. La mayor¨ªa de esos dirigentes han desaparecido con el tiempo del escenario del PP de Rajoy, se han separado de sus parejas iniciales, han sufrido graves problemas m¨¦dicos y/o han pasado alg¨²n periodo por la c¨¢rcel.
Del amigo Rato, compa?ero en la larga y dura traves¨ªa en la oposici¨®n a Felipe Gonz¨¢lez, Rajoy se distanci¨® en cuanto Aznar le design¨® digitalmente sucesor ese verano de 2003 tras haber rechazado antes esa opci¨®n el todopoderoso vicepresidente econ¨®mico. Cuando en 2014 salt¨® el esc¨¢ndalo de las tarjetas black de Caja Madrid, Rajoy llam¨® a Arenas y le encomend¨® por la v¨ªa de los hechos consumados la ingrata tarea de comunicar a Rato en persona que iba a ser expulsado del PP. Nunca m¨¢s se supo.
Rajoy argumenta ahora que no tiene sentido la moci¨®n de censura del socialista Pedro S¨¢nchez porque los actos y personas condenados por G¨¹rtel (el PP incluso a t¨ªtulo lucrativo) corresponden a una lejana ¨¦poca del pasado y no afectan a nadie de su actual Gobierno.
Esa ha sido la estrategia de defensa durante los nueve a?os que ha durado la instrucci¨®n judicial del caso, obviando que a Luis B¨¢rcenas le ascendi¨® ¨¦l de gerente a tesorero en el Congreso del PP en 2008, que pese a las denuncias incluso internas acumuladas dej¨® de trabajar con G¨¹rtel a nivel nacional pero no les denunci¨® ni impidi¨® que se asentaran en las instituciones gobernadas por el partido en Madrid y la Comunidad Valenciana o que encomend¨® a Federico Trillo toda una ardua labor de torpedeo de esas investigaciones judiciales.
Rajoy hace gala de una gran memoria, pero en la supervivencia pol¨ªtica no tiene coraz¨®n ni amigos. As¨ª se explica la neutralidad con la que despach¨® esta semana el encarcelamiento de Zaplana por un presunto blanqueo de hasta 10,5 millones de euros: ¡°Desconozco los hechos que se hayan podido producir. Esperemos a lo que digan la Justicia y el propio Eduardo Zaplana¡±.
Cuando en 2004 perdi¨® las elecciones frente a Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, Rajoy y el PP entraron en crisis de identidad. Rajoy nomin¨® a Zaplana su portavoz en el Congreso, por su estrecha relaci¨®n y porque le necesitaba como ariete sin escr¨²pulos contra el zapaterismo. Eran los tiempos en los que Rajoy, Zaplana y Jaume Matas hac¨ªan planes y viajes con sus parejas matrimoniales. Disfrutaban de yates privados en Baleares o de fines de semana en Par¨ªs para ver ganar a Juan Carlos Ferrero la final de tenis de Roland Garros (2003) y se hac¨ªan fotos todos juntos delante de Notre Dame.
Uno de esos excompa?eros de Rajoy luego condenado y que ha pasado por la c¨¢rcel no se enga?a ahora sobre la personalidad del l¨ªder: ¡°??ramos amigos?, no lo s¨¦. Rajoy es inasequible a cualquier demostraci¨®n de amistad, es muy reservado y le cuesta abrirse y exteriorizar las cosas¡±.
Zaplana y Matas
Rajoy y Zaplana fueron junto a Ana Pastor los tres ministros del ¨²ltimo Gabinete de Aznar que acudieron en 2003 a la toma de posesi¨®n en la Consoltat del Mar de Mallorca, ante 600 invitados, de Jaume Matas como presidente auton¨®mico balear. Entonces le retrat¨® como amigo y valor¨® su ¡°personalidad, coraje, determinaci¨®n y valent¨ªa¡±. Solo un a?o m¨¢s tarde afirm¨® que intentar¨ªa ¡°hacer en Espa?a lo que Jaume¡± estaba haciendo en Baleares.
Matas fue condenado por 12 delitos como presidente balear, inhabilitado siete a?os y sentenciado a tres por el caso N¨®os. Cuando el PP le exigi¨® la baja, en 2010, Rajoy manifest¨®: ¡°Le deseamos lo mejor, que se defienda y, si puede, demuestre su inocencia¡±. Luego ingres¨® en prisi¨®n y por una infecci¨®n de tuberculosis en el o¨ªdo se qued¨® sordo. Solo Zaplana, enfermo de leucemia, se interes¨® estos a?os por sus padecimientos.
A Rajoy tampoco le agrada desprenderse de gente con la que ha estado trabajando a?os. Pero eso no quiere decir que no los despache, cuando empiezan a ser molestos. Eso s¨ª, no directamente. Sucedi¨® cuando concluy¨®, para el Congreso del PP de 2008, que deb¨ªa desembarazarse de los estertores del aznarismo, que en aquel momento ya solo representaban ?ngel Acebes como secretario general del partido y el ahora detenido Zaplana. De Zaplana, siempre en el filo de m¨²ltiples sospechas, se liber¨® antes de llegar al c¨®nclave y el exministro de Trabajo fich¨® por Telef¨®nica. A Acebes no le dijo nada sobre su futuro hasta que el exministro del Interior del 11-M se encontr¨® en v¨ªsperas del Congreso con que ¨¦l tuvo que aclarar que renunciaba a seguir en el cargo sin que el presidente le hubiese dirigido la palabra. Acebes tambi¨¦n se pas¨® al sector privado.
Rajoy escondi¨® todo lo que pudo la corrupci¨®n de G¨¹rtel
El entorno de Mariano Rajoy insiste ahora en que el coraz¨®n de la corrupci¨®n del PP viene heredada del c¨ªrculo de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, que guarda silencio y esta semana ha viajado a Nueva York mientras el actual presidente sufre las graves consecuencias pol¨ªticas de la sentencia. La discusi¨®n eterna del partido es qu¨¦ parte corresponde a Aznar y cu¨¢l a Rajoy, como si ambos pudieran separarse f¨¢cilmente despu¨¦s de a?os trabajando mano a mano. En aquellos tiempos, Aznar era el l¨ªder y Francisco Correa, cabecilla de la G¨¹rtel, era amigo de su yerno, Alejandro Agag, y mostr¨® todo su poder¨ªo al acudir a la boda de su hija. Pero en esa ¨¦poca Rajoy ya era un hombre clave del aznarismo y dirig¨ªa las campa?as que montaba Correa.
Separar las responsabilidades de ambos no es f¨¢cil, pero aznaristas ¡ªcada vez quedan menos¡ª y marianistas discuten eternamente sobre qui¨¦n trajo la corrupci¨®n al PP. Lo que no es discutible es qu¨¦ hizo la direcci¨®n de Rajoy cuando estall¨® el caso G¨¹rtel. Estir¨® al m¨¢ximo posible cualquier dimisi¨®n y trat¨® de cuidar con esmero a sus responsables por si tiraban de la manta.
En el apogeo de Aznar dentro del PP, Correa entendi¨® que pod¨ªa comprar f¨¢cilmente las voluntades de algunos cargos asentados en G¨¦nova 13 que se quedaron al frente del aparato. El m¨¢s representativo de todos ellos fue Jes¨²s Sep¨²lveda, que antes de ser alcalde de Pozuelo era uno de los responsables de la organizaci¨®n de los actos electorales. Correa lleg¨® a regalarle un Jaguar y en el juicio confes¨® que otros dos coches de lujo m¨¢s. El caso de Sep¨²lveda es una evidencia de esa complicada connivencia entre el aznarismo y el marianismo. Te¨®ricamente, el exalcalde de Pozuelo fue expulsado de la pol¨ªtica por sus v¨ªnculos con G¨¹rtel en 2009. Pero Rajoy y su equipo decidieron reintegrarlo al PP de forma discreta y pagarle 120.000 euros anuales de salario durante cuatro a?os. Justo hasta que la prensa lo public¨® y se vieron obligados a despedirlo. Rajoy era en aquellos a?os amigo personal del matrimonio entre Sep¨²lveda y Ana Mato, que sigue recolocada como asesora en Europa.
Algo similar se hizo con Gerardo Galeote, otro personaje de ese n¨²cleo central de la organizaci¨®n de la trama G¨¹rtel. Rajoy siempre trat¨® de esconder debajo de la alfombra los problemas que se acumulaban con el caso G¨¹rtel. Su obsesi¨®n era ganar tiempo, esperar que el esc¨¢ndalo se agotara. Y, sobre todo, evitar a toda costa un enfrentamiento con sus protagonistas, todos ellos personas con las que hab¨ªa trabajado media vida en el PP. El presidente fue muchos a?os un hombre de aparato y vicesecretario de organizaci¨®n y, por lo tanto, conoc¨ªa todas las miserias del partido.
El que m¨¢s informaci¨®n ten¨ªa de todos result¨® ser el mayor beneficiario de la corrupci¨®n: Luis B¨¢rcenas. Tanto Rajoy como Javier Arenas, su hombre m¨¢s fiel a¨²n dentro del PP, eran amigos del extesorero. El presidente siempre confi¨® en las explicaciones que B¨¢rcenas le daba y trat¨® de que la opini¨®n p¨²blica creyera que hab¨ªan roto mientras en privado le trataba como un amigo y enviaba SMS de aliento.
La relaci¨®n con B¨¢rcenas era tan estrecha y el miedo que le ten¨ªan en G¨¦nova era tan fuerte que Rajoy tuvo que desmentir varias veces en p¨²blico que el extesorero le estuviera chantajeando. ¡°Yo soy sospechoso de muchas cosas, pero si algo he demostrado en pol¨ªtica es que no acepto chantajes ni presiones. Yo no funciono a base de presiones¡±, refut¨® abiertamente en julio de 2009. Para entonces, B¨¢rcenas en teor¨ªa ya no era tesorero. La realidad es que B¨¢rcenas llevaba todas las cuentas, conservaba su despacho y decid¨ªa incluso que el PP le pagara sus car¨ªsimos abogados.
La cita clave de Rajoy con el matrimonio B¨¢rcenas se produjo en el PP en marzo de 2010 y con Javier Arenas de testigo. El extesorero, presionado por su mujer, harta de tener a los periodistas en la puerta de su casa, hab¨ªa decidido rendirse. Estaba dispuesto incluso a dejar su cargo de senador. Pero puso condiciones. Quer¨ªa mantener su sueldo ¡ª18.000 euros al mes¡ª una secretaria, coche oficial y un despacho, la sala Andaluc¨ªa, para guardar sus papeles. Y quer¨ªa la cabeza del gerente, Crist¨®bal P¨¢ez, al que ¨¦l hab¨ªa fichado y con quien luego se enfrent¨®. Rajoy las acept¨® todas hasta enero de 2013, cuando se descubrieron sus cuentas en Suiza.
Luego B¨¢rcenas fue detenido, entr¨® en prisi¨®n, insinu¨® que pod¨ªa hacer da?o y m¨¢s tarde se disip¨®, para intentar proteger de una condena grave a su esposa. No ha sido posible y queda por ver ahora su reacci¨®n.
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