Margarita Robles, la magistrada que vuelve al Gobierno en tiempo de tribulaciones
Robles se mantuvo fiel a S¨¢nchez en los dram¨¢ticos d¨ªas de enfrentamiento del partido en el que no milita y le apoy¨® en las horas m¨¢s bajas e inciertas del hoy presidente del Gobierno
Margarita Robles, magistrada del Tribunal Supremo, volver¨¢ de nuevo formar parte de un gobierno del PSOE. Ahora, en junio de 2018 como ministra de Defensa, un escal¨®n superior a la Secretar¨ªa de Estado de Interior que ocup¨® entre 1993 y 1996, cuando gobernaba Felipe Gonz¨¢lez y el ministro de Interior y Justicia era Juan Alberto Belloch. Desde 2016 Pedro Sanchez la ha querido tener en su equipo m¨¢s directo y empez¨® por situarla como n¨²mero dos de la candidatura al Congreso por Madrid, inmediatamente despu¨¦s del secretario general. Robles, leonesa, aunque su familia se traslad¨® a Barcelona en su adolescencia, se mantuvo fiel a S¨¢nchez en los dram¨¢ticos d¨ªas de enfrentamiento del partido en el que no milita y le apoy¨® en las horas m¨¢s bajas e inciertas del hoy presidente del Gobierno.
La fidelidad ha sido mutua. Una vez que S¨¢nchez gan¨® por segunda vez el liderazgo de su partido en primarias la nombr¨® portavoz del Grupo Parlamentario. Pronto esta magistrada del Tribunal Supremo comprob¨® la complejidad de la vida de partido aunque su reconocida habilidad, junto a la capacidad de trabajo, le ha hecho salir indemne de los roces o malos entendidos con sus compa?eros de grupo. No le ha arredrado el enfrentamiento con los partidos adversarios, m¨¢s bien ha ido a ellos con soltura, pero ha evitado la pelea con sus compa?eros socialista de la que es jefa. Quiz¨¢ porque ha entendido que su poder es vicario y que el mando no est¨¢ en el Congreso sino en la calle Ferraz de Madrid, sede del PSOE.
A Pedro S¨¢nchez no le import¨®, o hizo o¨ªdos sordos, que atribuyeran a Robles episodios vividos cuando fue vocal del Consejo General del Poder Judicial que no favorecieron a su partido o a sectores progresistas de la judicatura, del que ella formaba parte, pero en el que hubo serias divisiones. Entre 2008 y 2013 perteneci¨® al ¨®rgano de gobierno de los Jueces a propuesta de la asociaci¨®n Jueces para la Democracia. Si le plantan batalla no se esconde, dicen sus amigos de la que fuera la primera mujer que presidi¨® una sala de los Contencioso¨CAdministrativo, la de Barcelona, adem¨¢s de ser la tercera mujer que lleg¨® al Tribunal Supremo.
La dureza de la vida pol¨ªtica, que ha comprobado d¨ªa a d¨ªa desde que empez¨® la legislatura, y no por las sesiones de control en la que le correspond¨ªa interpelar a Mariano Rajoy, sino por sus encontronazos tanto con Podemos como con Ciudadanos, los lleva con aparente serenidad. Sus otras tareas en la judicatura pero sobre todo en la etapa de Interior, le proporcionaron una coraza que le hace sobrellevar envites, enredos y trampas. Ella impuls¨® la investigaci¨®n del secuestro asesinato de Lasa y Zabala, y retir¨®o los fondos de la guerra sucia del GAL que cobraban los excomisarios de polic¨ªa Amedo y Dom¨ªnguez. Su empe?o por capturar al fugado ex director general de la Guardia Civil, Luis Rold¨¢n, no cej¨® hasta conseguirlo. Quiz¨¢ por eso las desventuras de Pedro S¨¢nchez no le parecieron demasiado graves y las sobrellev¨® con ¨¦l sin aspavientos. Por su forma de encajar los problemas, por su experiencia y su conocimiento, tambi¨¦n por agradecimiento, la ha hecho ministra.
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