?Qui¨¦n puso all¨ª la piedra que dej¨® tetrapl¨¦jico a Diego?
El enfrentamiento entre propietarios de montes de Vigo y aficionados de bicicleta de monta?a que acab¨® en tragedia
En terrenos de la Comunidad de Montes de Valladares, en Vigo, se ven¨ªa practicando desde hace a?os actividades de bicicletas de monta?a y, ocasionalmente, alguna de motocross, pero el elevado n¨²mero de aficionados que fueron llenando el circuito acab¨® por crispar a un amplio sector de los comuneros. A media tarde del 14 de septiembre de 2014, la pista se convirti¨® en una trampa para los deportistas que bajaban con sus bicicletas a gran velocidad por uno de los tramos del recorrido al toparse con ¨¢rboles y piedras de grandes dimensiones que solamente la mano del hombre hab¨ªa podido colocar all¨ª.
Diego, uno de los ciclistas amateur que conoc¨ªa a la perfecci¨®n el camino y todos sus obst¨¢culos, se percat¨® de que iba a saltar sobre una piedra que no formaba parte del trayecto habitual, pero no pudo reaccionar. Al caer sobre ella se lesion¨® gravemente, quedando tetrapl¨¦jico y confinado desde entonces en una silla de ruedas. Cuatro a?os despu¨¦s, la Audiencia de Pontevedra ha llevado a juicio al que fuera vicepresidente de la Comunidad de Montes cuando se produjo el tr¨¢gico accidente del deportista. A J.C.A., la fiscal¨ªa le responsabiliza de dar las ¨®rdenes a cuatro empleados de la asociaci¨®n para que pusieran los obst¨¢culos a los ciclistas. Pide condenas para todos ellos de dos a?os y seis meses de prisi¨®n por un delito de lesiones por imprudencia grave, que indemnicen a la v¨ªctima con 1,2 millones de euros y tambi¨¦n a su mujer con una cantidad superior a los cien mil euros por alteraci¨®n de su vida.
Durante las sesiones del juicio ha quedado claro que la acci¨®n fue premeditada para ¡°hacer da?o¡±, despu¨¦s de escuchar el testimonio de varios ciclistas que ese d¨ªa tambi¨¦n entrenaron en el monte Alba y agentes de la Polic¨ªa Local de Vigo que realizaron la investigaci¨®n. A la espera del veredicto del tribunal, ni el fiscal ni la acusaci¨®n particular han logrado descifrar el enigma: ?Qui¨¦n puso all¨ª la piedra de unos 500 kilogramos de peso contra la que se golpe¨® Diego? Aunque los procesados se han defendido diciendo que cualquiera pudo colocar esos obst¨¢culos, negando todas las acusaciones, el fiscal tiene clara la secuencia de los hechos. Sostiene que el vicepresidente de los comuneros, que era responsable de la conservaci¨®n del monte, actu¨® ¡°con el prop¨®sito de impedir o cuando menos dificultar la pr¨¢ctica de las actividades deportivas, por lo que orden¨® a la cuadrilla encargada de los trabajos de mantenimiento la corta de ¨¢rboles y la colocaci¨®n de obst¨¢culos, en concreto piedras de grandes dimensiones¡±. Una traslaci¨®n intencionada que delataron las huellas que aparecieron sobre el terreno.
El d¨ªa del accidente, hac¨ªa las seis y media de la tarde, la cuadrilla de operarios hab¨ªa colocado varias piedras en el camino que movieron de su emplazamiento originario y que resultaban unos obst¨¢culos imprevisibles para los ciclistas, relat¨® el fiscal. En esos momentos transitaba por all¨ª con su bicicleta Diego, y al llegar a una de las piedras y verse sorprendido por su nueva ubicaci¨®n cuando realizaba un salto, cay¨® sobre ella sufriendo graves lesiones irreversibles por la que el INSS le reconoci¨® una incapacidad permanente en grado absoluta. Aunque no hay una prueba directa porque nadie vio a los operarios talar ¨¢rboles ni mover las piedras, la acusaci¨®n particular ha coincidido con el fiscal en que hay suficientes indicios de que el accidente fue provocado. ¡°Hab¨ªa que reventar el camino porque estaban cansados de que los ciclistas utilizasen su monte¡±, zanj¨® el letrado. ¡°La piedra no solo se puso en el camino de forma arbitraria, sino que su colocaci¨®n fue una estrategia despiadada, aviesa y perversa, para que no se pudiese ver desde la bicicleta¡±, incidi¨®.
Pero los tres letrados de la defensa han tratado de desmontar la teor¨ªa de la conspiraci¨®n y han insistido en la inocencia de los cuatro acusados: Hay cuerpo del delito pero no sus autores. "No se sabe qui¨¦n puso la piedra y, por tanto, pudo ser cualquiera", fue en s¨ªntesis la estrategia de defensa de los abogados. Aunque han admitido las malas relaciones entre la comunidad de montes y los ciclistas, han defendido que el episodio que se juzg¨® fue el resultado de un accidente fortuito y que ¡°estos deportistas son conscientes del riesgo que asumen".
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