La c¨¢rcel que cambi¨® de sexo
Urdangarin ocupar¨¢ una celda para hombres, en una prisi¨®n de mujeres, en la que tendr¨¢ que vivir solo consigo mismo
Est¨¢ solo I?aki Urdangar¨ªn, el yerno del rey em¨¦rito, en la c¨¢rcel de mujeres de Brieva (?vila). Es el ¨²nico hombre all¨ª. Si Brieva hubiera sido para lo que fue concebida, una c¨¢rcel de hombres, all¨ª estar¨ªa el marido de la Infanta Cristina cumpliendo condena entre varones. Pero, en el curso de la construcci¨®n, la c¨¢rcel cambi¨® de sexo. Y ahora all¨ª ¨¦l es un hombre enteramente solo.
Ese cambio de sexo, de c¨¢rcel de hombres a c¨¢rcel de mujeres, le cost¨® al Estado, en 1988, unos 250 millones de pesetas. Hubo que cambiar los ba?os y la funci¨®n de los talleres. En ¨¦pocas en que la igualdad entre sexos no se hab¨ªa abierto paso como una reivindicaci¨®n que comparten hombres y mujeres, ¨¦stas se ve¨ªan obligadas a aprender costura, mientras que a los hombres se les tentaba en prisi¨®n con el aprendizaje de la mec¨¢nica o la fontaner¨ªa.
Ahora habita all¨ª Urdangar¨ªn en las mismas instalaciones en las que pag¨® su pena el ex director general de la Guardia Civil, Luis Rold¨¢n, procesado y condenado por corrupci¨®n y fuga. I?aki Urdangar¨ªn vive, pues, en un entorno austero de 500 metros cuadrados que se construyeron seg¨²n el genio de un arquitecto alicantino que entonces ten¨ªa 46 a?os, Alfonso Navarro. ?Vivir¨ªa usted all¨ª?
El arquitecto pospone la respuesta. Antes cuenta en qu¨¦ consiste el apartamento que concibi¨® en su d¨ªa para que habitaran all¨ª reclusos como este que arrastra su popularidad o su fama tambi¨¦n porque est¨¢ en prisi¨®n. En ese espacio hab¨ªa seis celdas para hombres; "el resultado de la conversi¨®n es un apartamento para un hombre solo". Y por supuesto la vivienda propiamente dicha no tiene esos 500 metros cuadrados. "La zona donde ahora vive Urdangar¨ªn tiene dos patios. Est¨¢ al principio de la entrada principal, a la izquierda, al lado del locutorio y del vis a vis. Tiene cocina".
Ese vis a vis, el ¨²nico disponible en todas las instalaciones de la prisi¨®n de Brieva, se incorporaba por primera vez a las c¨¢rceles. Cuando Navarro concibi¨® esa habitaci¨®n "en ella hab¨ªa una cama, un cuarto de ba?o,una mesita de noche. Era austera como una habitaci¨®n de monasterio y lo ¨²nico que la distingu¨ªa de cualquier cuarto o celda es que su uso la presentaba como una absoluta novedad".
La celda de Urdangar¨ªn ten¨ªa, en el proyecto de Alfonso Navarro, "un retrete de acero inoxidable, un lavabo, una litera, una ventana de iluminaci¨®n, que yo me empe?¨¦ en hacerla m¨¢s grande para que el recluso tuviera m¨¢s luz". Vale, dice el arquitecto, "como una habitaci¨®n de cinco estrellas, pero no por su lujo o sus materiales, sino porque en relaci¨®n a lo que cost¨® el centro ese ser¨ªa el porcentaje del gasto que supuso". En aquella ¨¦poca, a finales de los a?os 80 del siglo XX, la c¨¢rcel de Brieva cost¨® unos 1.000 millones de pesetas, "mientras que cambiarla de sexo supuso unos cuantos cientos de millones, me parece que 250".
Iba a haber piscina, "pero se helaba, como se hiela ?lava en determinadas ¨¦pocas". Es un lugar sin distracciones "donde podr¨¢ escuchar la radio, ver la televisi¨®n, hacerse la comida, y estudiar una carrera, si quiere, en absoluto silencio. De su poder de concentraci¨®n para estar consigo mismo y con su conciencia", dice Navarro, "depende que una persona alcance a sacarle provecho a a?os de quietud y de silencio". Tiene 500 metros para pasear, hacer ejercicio... "Pero 500 metros no son algo muy atractivo si est¨¢s completamente solo".
La habitaci¨®n de Urdangar¨ªn estaba pintada de blanco cuando la concibi¨® Navarro. "En otras zonas puse colores, la c¨¢rcel misma estaba concebida para combinar sus colores con los del austero paisaje abulense. Pero es una c¨¢rcel, un lugar de rehabilitaci¨®n, no es otra cosa".
-?Vivir¨ªa usted ah¨ª?
-Yo ser¨ªa capaz de vivir en cualquier sitio siempre que est¨¦ rodeado de cosas bellas. Claro que de ese espacio se pueden sacar cosas hermosas, pero es una c¨¢rcel, repito, y este espacio que habitar¨¢ este recluso lo destina a ¨¦l a vivir solo consigo mismo.
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