Parte de las medidas antiyihadistas anunciadas tras los atentados sigue sin ser activada
El 17-A destap¨® fisuras en la lucha antiterrorista. Los cuerpos policiales se acusan m¨²tuamente de la descoordinaci¨®n antes y despu¨¦s de los ataques
Todo atentado destapa brechas en la seguridad. Los ataques de Barcelona y Cambrils no fueron una excepci¨®n. La investigaci¨®n revel¨® lagunas organizativas y legales que permitieron que un grupo de j¨®venes musulmanes se radicalizara en un tiempo r¨¦cord y consiguieran material para fabricar cientos de kilos de explosivo y perpetraran los atentados que causaron 16 muertes. Todo ello, sin ser detectados.El entonces ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, anunci¨® entonces medidas para evitar ¡ªo, al menos, dificultar¡ª que un ataque de aquellas caracter¨ªsticas se repitiera. La primera era una ley que incrementara la vigilancia sobre los productos qu¨ªmicos susceptibles de ser usados para elaborar explosivos. Tambi¨¦n anunci¨® mayor control sobre los alquileres de veh¨ªculos ¡ªla c¨¦lula se hizo con varios para perpetrar los atentados¡ª y pisos tur¨ªsticos.
La primera ley se aprob¨® en noviembre, pero fuentes de la lucha antiterrorista reconocen que a¨²n no es eficaz ya que falta desarrollarla y, sobre todo, dedicar efectivos policiales para analizar la informaci¨®n que llegue desde los comercios sobre los compradores de las sustancias incluidas en una lista europea que tampoco est¨¢ terminada. Sobre el segundo proyecto, desde el Ministerio del Interior admiten que a¨²n se est¨¢ redactando el Real Decreto que permitir¨¢ saber, por ejemplo, si qui¨¦n alquila un veh¨ªculo o un apartamento paga con tarjeta o en met¨¢lico y otros detalles sobre los que, hasta ahora, no llega informaci¨®n a la polic¨ªa.
Fuentes de la lucha antiterrorista critican ese retraso e, incluso, auguran que no ser¨¢ suficiente. Recuerdan que tras los atentados del 11-M se oblig¨® a las tiendas de telefon¨ªa a identificar a todas las personas que contrataban una l¨ªnea. Sin embargo, los integrantes de la c¨¦lula de Ripoll ten¨ªan terminales con identidades falsas. ¡°De nada sirve legislar si no se conciencia a los responsables de los establecimientos de que su colaboraci¨®n es imprescindible¡±, se lamenta un alto mando policial.
Los agentes consultados tambi¨¦n hacen autocr¨ªtica y admiten ¡°errores¡± en lo que denominan ¡°flujo de informaci¨®n¡± entre cuerpos policiales. Eso s¨ª, cada uno responsabiliza al otro de ello. As¨ª, mientras desde la Polic¨ªa Nacional y la Guardia Civil se asegura que los Mossos d'Esquadra despreciaron el ofrecimiento de colaboraci¨®n de sus t¨¦cnicos en desactivaci¨®n (Tedax) en el estudio de los restos del chal¨¦ de Alcanar donde los terroristas preparaban el explosivo, la polic¨ªa catalana niega que nadie llamara para prestar ayuda.
Lo mismo ocurre con el intercambio de datos entre los cuerpos policiales durante las pesquisas. Desde la polic¨ªa se asegura que no tuvieron acceso a algunos elementos recuperados, como las im¨¢genes que los terroristas grabaron mientras preparaban el explosivo. Por el contrario, los mossos afirman que una copia fue entregada al Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO), creado precisamente para el intercambio de informaci¨®n policial. Interior reduce esos desencuentros a un problema ¡°t¨¦cnico¡± que impide que los sistemas inform¨¢ticos de la polic¨ªa catalana se conecten con los del CITCO. ¡°La coordinaci¨®n policial de la que tanto presumen los pol¨ªticos esta lejos de alcanzarse¡±, admite un mando.
Algo similar sucede con la informaci¨®n que obtienen en las c¨¢rceles los Grupos de Control y Seguimiento, funcionarios de prisiones dedicados a analizar cada paso que dan mafiosos y terroristas. En la actualidad, hay 134 reclusos ligados al Estado Isl¨¢mico, Al Qaeda y al extinto GIA. Adem¨¢s, Interior controla a otros 35 presos comunes que hacen labores de proselitismo y a otros 83 que han mostrado signos de radicalizaci¨®n. En total, 252 reclusos. ¡°La informaci¨®n fluye en una direcci¨®n tras pasar por la Coordinaci¨®n de Seguridad de Instituciones Penitenciarias, que encabeza un teniente coronel de la Guardia Civil¡±, critican trabajadores de Prisiones. Estos insisten en que, adem¨¢s, la plantilla de estos Grupos de Control es escasa: ¡°Hay que formar m¨¢s funcionarios para que gente como el im¨¢n Abdelbaki Es Satty [que estuvo preso por narcotr¨¢fico] sea detectada¡±, a?ade.
Detectar ese radicalismo es otra de las asignaturas pendientes. Los terroristas de Barcelona pasaron inadvertidos cuando abrazaron el yihadismo. Para Manuel R. Torres, profesor de la Universidad Pablo Olavide, de Sevilla, y experto en yihadismo, en parte ha sido porque la polic¨ªa ha centrado sus esfuerzos en los ¨²ltimos a?os en desarticular tramas de env¨ªo de combatientes a Irak y redes de radicalizaci¨®n en Internet. ¡°Ninguno de los integrantes de la c¨¦lula ten¨ªa intenci¨®n de acudir a luchar con el ISIS y todos se radicalizaron en el contacto directo, no por redes sociales. Quedaron fuera del foco¡±, a?ade.
Tampoco el control sobre las mezquitas se ha mostrado suficiente. ¡°No radicalizan durante el rezo, sino en espacios m¨¢s privados. Las mezquitas no son el problema¡±, a?ade este experto. Una impresi¨®n que comparten los polic¨ªas consultados, que destacan que a los 1.600 lugares de culto reconocidos se suman otros 600 alegales. En total, 2.200 de los que los expertos antiterroristas admiten que s¨®lo pueden vigilar algo m¨¢s de 200.
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