Torra: ¡°Estoy dispuesto a llegar tan lejos como Puigdemont¡±

El Gobierno espa?ol abri¨® la posibilidad el pasado lunes de un refer¨¦ndum de autogobierno. El catal¨¢n solo lo contempla de autodeterminaci¨®n. El consenso entre ambos, como se ha encargado de recordar Quim Torra en Bruselas, se ci?e a las cuatro primeras letras, no al resto de la f¨®rmula. Una minucia ling¨¹¨ªstica, un abismo ideol¨®gico. Pese a la distancia, aparentemente insalvable, como ya hiciera Puigdemont ayer en Waterloo, el presidente de la Generalitat ha pedido a S¨¢nchez que concrete su propuesta de Estatuto.

El presidente de la Generalitat ha aterrizado este mi¨¦rcoles en la capital belga para encabezar la reuni¨®n del grupo parlamentario Junts per Catalunya solo un d¨ªa despu¨¦s de su discurso en el Teatre Nacional de Catalunya, donde hizo gala de un tono por momentos conciliador. Desde el atril de la sala Alfred Hitchcock del Hotel Marivaux de Bruselas, la actitud fue m¨¢s retadora: no ha aclarado si est¨¢ dispuesto a abrir las c¨¢rceles donde se encuentran los l¨ªderes independentistas (procesados por rebeli¨®n, sedici¨®n y malversaci¨®n) en caso de una sentencia condenatoria.?

Tampoco ha confirmado si acudir¨¢ al Congreso de los Diputados tras la invitaci¨®n de Ana Pastor. Y en una muestra de las dos almas que conviven en el presidente, menos aguerrido cuando se expresa cerca de sus socios de ERC en Catalu?a, m¨¢s belicoso en los terrenos de Puigdemont, se ha mostrado preparado para traspasar los l¨ªmites que sean necesarios para cumplir con lo que ordene el Parlamento catal¨¢n. "Estoy dispuesto a llegar tan lejos como lleg¨® el presidente Puigdemont", ha asegurado con su antecesor pegado a su espalda.

Torra ha negado que se haya manifestado abiertamente a favor de abrir las c¨¢rceles si hay una sentencia condenatoria, pero en las cuatro oportunidades en las que se le ha preguntado al respecto, ha evitado descartar tajantemente la posibilidad de liberar a los pol¨ªticos presos en Catalu?a. El mero hecho de que no la haya excluido es se?al de que el pulso al Estado todav¨ªa tiene margen para entrar en una nueva dimensi¨®n. "Obedezco al pueblo de Catalu?a", ha se?alado. Y ha insistido en que no acatar¨¢ un fallo de la justicia espa?ola contrario a los intereses de los representantes nacionalistas en prisi¨®n, aunque se niega a revelar qu¨¦ paso dar¨¢ llegado el momento. "No contestar¨¦ a esa pregunta, porque ser¨¢ el pueblo de Catalu?a quien la contestar¨¢. [...] El pueblo de Catalu?a ser¨¢ el que acabar¨¢ expresando la decisi¨®n que he de tomar. Yo, interpretando el sentir de los catalanes en ese momento, propondr¨¦ a la C¨¢mara las decisiones que se tengan que tomar", ha afirmado erigi¨¦ndose en el traductor de la voluntad popular.

El independentismo ha multiplicado su actividad a menos de una semana de la Diada. Con las palabras de su discurso todav¨ªa frescas, acompa?ado del expresidente Carles Puigdemont, relegado esta vez a un segundo plano, Torra ha dejado claro que su gran preocupaci¨®n a corto plazo es conseguir una movilizaci¨®n sin precedentes para la marcha del 11 de septiembre. Es consciente de que un descenso en el n¨²mero de asistentes dar¨ªa una imagen de debilidad que no pueden permitirse asumir, menos a¨²n en la primera Diada con pol¨ªticos presos y fugados en el extranjero. "Cu¨¢ntos m¨¢s seamos m¨¢s posibilidades de ¨¦xito tendremos", ha augurado.

Pese a ver condicionada toda su actividad pol¨ªtica a la interpretaci¨®n que haga de los deseos del pueblo, Torra ha tendido la mano t¨ªmidamente al Gobierno espa?ol. "Siempre tendremos voluntad de llegar a acuerdos, pero amenazar con el 155 no es la mejor manera de abrir un di¨¢logo. Tienen que abandonar esa cultura", ha demandado.

Es su quinto encuentro con Puigdemont en sus tres meses de Gobierno, dos de ellos en Berl¨ªn y tres en Bruselas, prueba de la bicefalia pol¨ªtica que lidera Catalu?a. En su cuarta visita a la capital comunitaria, Torra se ha mostrado consciente de que las puertas de los organismos europeos seguir¨¢n cerradas para los dirigentes independentistas. "Tenemos claras las reglas de los clubs de Estados. La aspiraci¨®n de Catalu?a de convertirse en uno m¨¢s comporta dificultades diplom¨¢ticas", ha argumentado.