Detenido un vecino de Laura Luelmo reci¨¦n salido de la c¨¢rcel como sospechoso de su muerte

La Guardia Civil ha detenido esta ma?ana a un hombre como sospechoso de la muerte de la profesora zamorana Laura Luelmo en El Campillo (Huelva). Se trata de Bernardo Montoya, vecino del municipio, que hab¨ªa salido de la c¨¢rcel hace dos meses tras cumplir una pena de dos a?os y 10 meses por robo con violencia. Previamente, hab¨ªa estado en prisi¨®n por el asesinato de una mujer. Montoya ha sido detenido cuando se ha bajado de un coche para huir a pie al percatarse de que estaba siendo vigilado por la Guardia Civil. Fuentes de la investigaci¨®n han precisado que a¨²n no hay pruebas definitivas de que sea el autor de la muerte de Luelmo. La autopsia ha revelado esta ma?ana que la profesora sustituta de un instituto de Nerva presentaba un golpe en la cabeza y marcas de violencia en el cuello.

Fuentes del caso han se?alado que Luelmo sospech¨® del vecino detenido nada m¨¢s llegar al pueblo, hace poco m¨¢s de una semana, y que as¨ª se lo coment¨® a su novio antes de que se perdiera el rastro de la joven el mi¨¦rcoles pasado. Cinco d¨ªas despu¨¦s, el cuerpo sin vida de la profesora de 26 a?os ha sido hallado,?con signos de violencia, por un voluntario. El cad¨¢ver estaba en un terrapl¨¦n a cinco kil¨®metros de su casa, oculto entre matorrales de jaras y semidesnudo.

Casi 24 horas despu¨¦s del hallazgo del cuerpo, la Guardia Civil ha detenido a este hombre que?inquietaba a la joven zamorana:?un vecino que viv¨ªa en la misma calle que la profesora. Bernardo Montoya tiene un amplio historial delictivo. En diciembre de 1995 entr¨® en prisi¨®n por matar a una anciana, despu¨¦s de un juicio que termin¨® con una condena a 17 a?os y nueve meses de c¨¢rcel por asesinato, allanamiento de morada y obstrucci¨®n a la justicia. En 2008, duirante un permiso penitenciario tuvo una condena por amenazas a un a?o y seis meses de prisi¨®n. Los vecinos dicen que fue cuando asalt¨® a una mujer que trabaja de peluquera en el pueblo. Ella pudo zafarse. Los lugare?os dicen que el perro que acompa?aba a la mujer sufri¨® una pu?alada, pero no muri¨®. En 2009, quebrant¨® un permiso penitenciario y en 2010 reingres¨® en prisi¨®n de forma voluntaria. Esta primera condena la cumpli¨® en marzo de 2015, pero no tard¨® en estar de nuevo entre rejas. En junio de ese a?o fue encarcelado otra vez por un robo con violencia que acab¨® con una condena a dos a?os y 10 meses. Esta pena la cumpli¨® hace apenas dos meses.

Una vez en libertad, Montoya se instal¨® en el pueblo en el que reside su familia y al que acababa de llegar Luelmo, que alquil¨® la vivienda a una compa?era del instituto de Nerva en el que trabajaba y que, curiosamente, perteneci¨® en el pasado a la familia del sospechoso del crimen. Fuentes de la investigaci¨®n se?alan que a¨²n no hay datos concluyentes sobre la implicaci¨®n en la muerte del detenido, al que se tom¨® declaraci¨®n la semana pasada y que ha estado controlado en todo momento, seg¨²n fuentes de la investigaci¨®n. En estos momentos es considerado el principal sospechoso de la Guardia Civil en relaci¨®n con la muerte violenta de Luelmo.

"Ahora habr¨¢ que probar su participaci¨®n y ser¨¢ el juzgado el que determine su proceder. Lo mejor es que seamos prudentes y que la Guardia Civil siga haciendo el magn¨ªfico trabajo que est¨¢ realizando y, una vez que lo pongan a disposici¨®n judicial, se pueda probar al menos indiciariamente que ha tenido alg¨²n tipo de participaci¨®n" en los hechos, ha asegurado este mismo martes el delegado el Gobierno en Andaluc¨ªa, Alfonso Rodr¨ªguez G¨®mez de Celis.

En el escaso tiempo que Montoya, de 50 a?os, llevaba en El Campillo desde que abandon¨® el presidio ya se hab¨ªa hecho notar entre el vecindario. De pelo canoso y apariencia robusta, el hombre pasaba los ratos sentado a la puerta de la destartalada casa familiar en la que viv¨ªa, en la calle C¨®rdoba 1, a pocos metros de la de Luelmo, que viv¨ªa en el n¨²mero 13.

Cuando no estaba en su casa, se mov¨ªa en un coche Alfa Romeo negro que sol¨ªa tener aparcado en los alrededores, en los que todav¨ªa se encuentra el Kia azul propiedad de la profesora. Un vecino de la calle recuerda c¨®mo su veh¨ªculo se convirti¨® en tema de conversaci¨®n con Montoya, el pasado martes 11 de diciembre, un d¨ªa antes de la desaparici¨®n de la joven. ¡°Me coment¨® que ten¨ªa la direcci¨®n regular y que lo necesitaba para irse a Cortegana, su pueblo. Le dije que lo llevase al taller, pero me dijo que no ten¨ªa dinero¡±, rememora el vecino en un bar cercano.

La mayor¨ªa de los algo m¨¢s de 2.000 vecinos de El Campillo conoc¨ªan del pasado penitenciario de Montoya. ¡°En 2008 atac¨® a una joven del pueblo con un cuchillo. Creo que fue durante un permiso de la c¨¢rcel¡±, recuerda un vecino.

En diciembre de 1995, el ahora sospechoso del asesinato mat¨® a una anciana de 82 a?os en Cortegana en su casa tras asestarle reiteradas pu?aladas en la espalda y el cuello con un machete. Con esta brutal agresi¨®n, Montoya intentaba evitar que la mujer declarase en un juicio contra ¨¦l por un robo.

Un hermano gemelo

Bernardo Montoya tiene un hermano gemelo, Luciano, que tambi¨¦n tiene delitos de sangre. Cuando el primero ya estaba en la c¨¢rcel por el asesinato de la anciana, el segundo mat¨® a una mujer de 35 a?os en el a?o 2000. El modus operandi de Luciano Montoya no dist¨® mucho del de su hermano. Fue condenado 15 a?os por esperar a esta joven en su casa para acabar con su vida, tambi¨¦n en represalia por denunciarle por el robo de una cartera.

Algunos medios han apuntado que Luciano era el sospechoso principal de la muerte de Laura Luelmo. Pero era imposible que hubiera cometido los hechos de los que se le acusaba: cuando la profesora muri¨®, Luciano estaba en prisi¨®n cumpliendo pena y no abandon¨® la c¨¢rcel hasta ayer. El detenido pertenece a una familia con nueve hermanos, repartidos por toda la provincia de Huelva. Parte del pueblo de Cortegana, localidad de unos 5.000 habitantes en la que a¨²n vive el padre del detenido, acusaba a la familia Montoya, de etnia gitana, de haber roto la paz en el pueblo, al que hab¨ªa llegado desde Badajoz.

¡°No hay que correr con miedo, hay que correr libre¡±, se afirma en una peque?a pancarta escrita a mano en la plaza de de El Campillo (Huelva). A pocos pasos su alcaldesa, Susana Rivas no pod¨ªa esta ma?ana evitar emocionarse. ¡°Van a ser unas navidades muy tristes¡±, acertaba a decir con los ojos empa?ados en l¨¢grimas. M¨¢s de dos centenares de personas se concentraron justo a las puertas del Ayuntamiento de la localidad, donde luc¨ªan ya las banderas a media asta por la muerte de Luelmo. Entre los rostros de los concentrados, ya de paisano, hab¨ªa muchos de los miembros de Protecci¨®n Civil y voluntarios que en los d¨ªas atr¨¢s participaron en las labores de b¨²squeda.