La fiscalía avisó al ‘número dos’ de la CNMV de que era espiado
Interior confirmó el seguimiento a Carlos Arenillas, pero no realizó ninguna detención
A finales de 2004, poco después de haber sido nombrado vicepresidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Carlos Arenillas fue informado por el secretario general del organismo, Salvador Meca, de que los servicios de seguridad de la Fiscalía General del Estado habían detectado la existencia de un vehículo que le estaba sometiendo a espionaje y seguimiento. La CNMV estaba entonces domiciliada en el número 19 del Paseo de la Castellana de Madrid, justo al lado de la Fiscalía (número 17) y no contaba con servicios de seguridad.
Arenillas informó al ministro de Economía, Pedro Solbes, y al presidente de la CNMV, Manuel Conthe. Posteriormente, recibió la llamada del ministro del Interior, José Antonio Alonso, quien le comunicó que iba a poner una contravigilancia. Estos servicios corroboraron la información de los servicios de seguridad de la fiscalía y, al poco tiempo, Interior comunicó a Arenillas que </CF>el acecho se había terminado. Sin embargo, no se produjo ninguna detención ni se dieron más explicaciones sobre el asunto.
Según El Confidencial y Moncloa.com, Arenillas también fue sometido a espionaje en su domicilio, algo de lo que nunca tuvo conocimiento. Dicha vigilancia formaría parte de la Operación Trampa, que supuestamente montó el comisario José Manuel Villarejo a petición del BBVA para desactivar el acoso de Sacyr para tomar el control del banco. En aquellos momentos, Villarejo era agente en activo de la División Adjunta Operativa (DAO) del Ministerio del Interior y mantenía los negocios privados que había montado durante su etapa en excedencia entre 1983 y 1993.
A Arenillas se le atribuía una participación de intermediario en la operación de Sacyr por controlar el BBVA para que la CNMV interviniera contra el presidente de la entidad, Francisco González, por una denuncia sobre presuntas irregularidades en la venta de FG Valores por parte de González a Merrill Lynch en 1996, lo que de confirmarse le habría supuesto una posición muy delicada para seguir en el banco. Arenillas, además, supuestamente tuvo pinchado su teléfono por la empresa de Villarejo, Cenyt. Estas escuchas, que también se hicieron a otros altos cargos, empresarios y periodistas, se extendieron a cerca de 4.000 números y más de 15.000 llamadas, según la información de los dos medios citados.
Al respecto, varios afectados, entre ellos varios algunos ex altos cargos, han encargado a sus abogados que estudien la posibilidad de presentar una querella colectiva contra responsables del BBVA. La demanda depende de si finalmente constatan que el presunto delito ha prescrito o si todavía está vigente al haber sido continuado y no haberse limitado al intento de Sacyr de controlar BBVA.
Uno de esos ex altos cargos es el exministro Miguel Sebastián (entonces jefe de la Oficina Económica del presidente del Gobierno), al que también se le atribuye la participación en el acoso al BBVA y sobre el que han aparecido informaciones de espionaje en su vida privada con objeto de desestabilizarle. Este miércoles, durante su participación en un desayuno informativo, declaró que las grabaciones de Villarejo le parecían “grotescas, patéticas y de extrema gravedad”.
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