S¨¢nchez ¡°pierde¡± el debate perfecto
El antagonismo a Vox era un gran recurso movilizador en la pugna de bien contra el mal
El acontecimiento informativo no siempre coincide con el escr¨²pulo electoral. Es la diferencia entre la campa?a electoral oficiosa ¡ªllevamos cinco a?os¡ª y la campa?a oficial ¡ªllevamos seis d¨ªas¡ª, de forma que la recta final hacia las urnas extrema el rigor sobre los fen¨®menos desequilibrantes. Por eso un debate de m¨¢ximo inter¨¦s period¨ªstico ¡ªS¨¢nchez y Abascal en la misma mesa de Casado, Rivera e Iglesias¡ª discrepa con el criterio de la Junta Electoral Central y otorga la raz¨®n al recurso de los partidos nacionalistas, no ya irritados por su discriminaci¨®n en el espacio televisivo, sino contrariados por haberse reclutado a un partido fantasma: Vox.
Fantasma quiere decir que el movimiento de Santiago Abascal carece de pedigr¨ª y de representaci¨®n concreta. Vox constituye un acontecimiento demosc¨®pico, informativo, sociol¨®gico, pero no ha alcanzado todav¨ªa el umbral de la homologaci¨®n parlamentaria. Es la raz¨®n que lo exclu¨ªa del debate fallido de TVE y el motivo por el que la f¨®rmula restrictiva de cuatro partidos sirvi¨® a Pedro S¨¢nchez de excusa providencial o de coartada perfecta para quitarse del medio.
Result¨® llamativa la ¡°espant¨¢¡± del presidente del Gobierno. No solo porque las obligaciones institucionales hacia la televisi¨®n p¨²blica deb¨ªan haber alentado una participaci¨®n responsable, sino porque el l¨ªder socialista s¨ª acept¨® la propuesta de debatir en Atresmedia.
Le conven¨ªa la presencia estrafalaria de Santiago Abascal en la mesa de p¨®ker. Le interesaba exponer delante de los espectadores la amalgama de la alianza trif¨¢lica, tric¨¦fala y tricornia. Le beneficiaba ofrecerse como alternativa de prudencia a la amenaza de los ¡°tres temores¡±. As¨ª los clasific¨® el pasado domingo. Y as¨ª quer¨ªa canonizarlos el 23 de abril en Atresmedia.
S¨¢nchez ha compuesto una campa?a de sesgo marianista. Plasma. Fervor endog¨¢mico. Entrevistas sin peligro. No expone. No arriesga. Rechaz¨® el mano a mano de Casado. Eludi¨® el debate a cuatro. Y concibi¨® la f¨®rmula de los cinco como el mejor atajo para escenificar el planteamiento impl¨ªcito de su caravana mormona: el bien contra el mal, el orden contra el caos.
La mayor proeza de Pedro S¨¢nchez no es haberse instalado en el centro, sino haberlo colocado en el centro la vehemencia y la radicalidad de sus adversarios. Pablo Casado se ha incendiado a s¨ª mismo con la frivolidad de las menciones a ETA, mientras que el sue?o h¨²medo de Rivera consiste en exponer en banderolas y fachadas el grupo de Whattsapp que hubiera extorsionado Villarejo: el compadreo de S¨¢nchez con Otegi, la servidumbre a Torra, el apocalipsis soberanista, la conspiraci¨®n del PSOE para acabar con la unidad de Espa?a.
No habr¨¢ debate a cinco. Y S¨¢nchez ha terminado anteponiendo el pudor institucional al acuerdo previo con Atresmedia. Por eso debatir¨¢ finalmente con Casado, Rivera e Iglesias en el plat¨® de TVE, pero sin el recurso de la foto de Col¨®n.? El encontronazo con Abascal era perfecto. Un antagonismo capaz de movilizar a la izquierda y de incitar a Vox en la demolici¨®n de la derecha.
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