Un debate tenso que ahonda la divisi¨®n frontal en dos bloques

El primer tiempo termin¨® sin heridos graves. Pero hubo golpes muy duros. Todo iba tranquilo, a ratos incluso tedioso, hasta que llegaron al asunto que levanta todas las pasiones: Catalu?a. Y ah¨ª cada uno llevaba algo preparado. Albert Rivera ten¨ªa la foto de Quim Torra con Pedro S¨¢nchez, pero el presidente, que sab¨ªa que le atacar¨ªan sin freno, ten¨ªa un duro golpe para Pablo Casado, que ha llegado a decir en campa?a que el presidente prefer¨ªa ¡°a los que tienen las manos de sangre¡± que a las v¨ªctimas. S¨¢nchez lo ten¨ªa estudiado. Se gir¨® a Casado, despu¨¦s de despreciar a Rivera, como hizo durante toda la legislatura, y le mir¨® fijamente, en el momento tal vez m¨¢s tenso de todo el debate, con unos papeles en la mano. ¡°La derecha hace trampas con las palabras. Esto son 127 iniciativas del PP vasco firmadas con Bildu. ?De qu¨¦ color tiene manchadas las manos, se?or Casado?¡±. El l¨ªder del PP, indignado, trat¨® de explicar que su frase de las manos manchadas de sangre se refer¨ªa al grupo de Arnaldo Otegi, no a S¨¢nchez, pero no acert¨® a contestar.

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Las im¨¢genes del debate

Hasta ese momento cumbre, S¨¢nchez hab¨ªa aguantado m¨¢s de una hora los golpes de los dos l¨ªderes de la derecha sin contestar pr¨¢cticamente a nada. Rivera, con el que tiene un enfrentamiento casi personal, lo intent¨® de todas las maneras posibles. Le sac¨® hasta la tesis doctoral, a ver si consegu¨ªa que entrara, pero S¨¢nchez en todo momento utilizaba la ventaja que le daba el formato a cuatro, mucho m¨¢s sencillo para protegerse que un cara a cara, para esquivar las preguntas. ¡°No contesta, no contesta¡±, se desesperaba Rivera, que jug¨® a tope sus bazas para intentar recuperar protagonismo frente a Casado.

Al l¨ªder del PP le sorprendi¨® que el candidato de Ciudadanos le atacara varias veces, hasta el punto de que recuper¨® la idea de la ministra Mar¨ªa Jes¨²s Montero: ¡°el milagro econ¨®mico del PP est¨¢ en la c¨¢rcel¡±. Casado, m¨¢s contenido de lo que es habitual, buscando un tono m¨¢s presidenciable ¡ªaunque se le escaparon algunos de sus latiguillos m¨¢s exagerados¡ª se vio desbordado varias veces por la agresividad de Rivera. Hasta el punto de que al final del debate se lo reproch¨® al l¨ªder de Cs: ¡°Ni mis electores ni los suyos entender¨¢n sus criticas. Yo no le voy a contestar porque usted no es mi adversario. Soy m¨¢s cre¨ªble que usted en materia de pactos, pero no voy a entrar¡±, le dijo cuando Rivera, en el fragor de su intento por ocupar el liderazgo del bloque contrario a S¨¢nchez, le lleg¨® a acusar de querer pactar con el PNV.

Iglesias era tal vez el que ten¨ªa una posici¨®n m¨¢s c¨®moda, porque nadie le atacaba. S¨¢nchez, que est¨¢ recuperando mucho voto de Unidas Podemos, tuvo un tono exquisito hacia el que ha sido su principal aliado, hasta el punto de que le agradeci¨® su apoyo. Un gesto in¨¦dito en un debate a seis d¨ªas de las elecciones en los que todos se est¨¢n jugando su carrera pol¨ªtica y el PSOE y Unidas Podemos compiten por un electorado lim¨ªtrofe.

Iglesias volv¨ªa una y otra vez al contenido, a su defensa de las pol¨ªticas de izquierdas, siempre con referencias a la Constituci¨®n y los art¨ªculos que defienden los derechos sociales y el papel del sector p¨²blico en la econom¨ªa. Lo que no consigui¨® el l¨ªder de Unidas Podemos, y tambi¨¦n lo intent¨® varias veces, es que S¨¢nchez se comprometiera a no pactar con Ciudadanos. Eso deja espacio a su formaci¨®n para pedir el voto a la izquierda como instrumentos para evitar que el PSOE pacte con Rivera. Ese fue otro de los momentos picantes del debate, cuando Iglesias preguntaba a S¨¢nchez y el hiperactivo Rivera le trataba de frenar: ¡°No te preocupes, no vamos a pactar con S¨¢nchez¡±. ¡°Usted ha dicho una cosa y ha hecho otra demasiadas veces, se?or Rivera. Ya dijo que nunca investir¨ªa a Rajoy¡±, le espet¨® Iglesias. ¡°Ya, ya, y ahora usted es propietario de un chal¨¦¡±, le contest¨® Rivera.

El l¨ªder de Ciudadanos marc¨® el tono del debate con su dureza, que no ahorr¨® ni los primeros segundos, en los que arranc¨® pidiendo la dimisi¨®n de la administradora ¨²nica de RTVE, Rosa Mar¨ªa Mateo. Pero los minutos pasaban y los aspirantes de la derecha, los que m¨¢s necesitaban el debate porque van por debajo en las encuestas, no consegu¨ªan que S¨¢nchez cometiera errores.

Aunque el presidente, sin Vox en el plat¨®, al contrario de lo que ¨¦l quer¨ªa ¡ªfue el ¨²nico que cit¨® alguna vez a la formaci¨®n de Santiago Abascal¡ª, tampoco logr¨® forzar las posiciones m¨¢s extremas de la derecha que tanto pueden movilizar el voto del electorado de izquierda. De hecho, en alg¨²n momento le reproch¨® a Rivera que no hubiera querido apoyarle en la moci¨®n de censura, dejando caer indirectamente que ¨¦l estar¨ªa dispuesto a un pacto con Ciudadanos, algo que ahora mismo parece imposible.

S¨¢nchez, que era el que m¨¢s ten¨ªa que perder, porque va en cabeza, aguant¨® el embate sin cometer errores importantes. A la oposici¨®n ya solo le queda un asalto para buscar un vuelco inesperado.