Yo quer¨ªa votar sin dolor

Es lunes por la noche, van a dar las diez. Me siento en el sof¨¢, frente a la tele, sin expectaci¨®n. Aparecen cuatro se?ores con un fondo gal¨¢ctico. La mayor¨ªa de ellos son de mi generaci¨®n. Pensaba que cuando esto ocurriera me inundar¨ªa la empat¨ªa. Pero yo solo veo a cuatro se?ores con un fondo gal¨¢ctico y ninguno de ellos tiene pinta de poder llevarme a viajar por el espacio. No quiero infravalorarlos, quiz¨¢ puedan: soy yo quien no caminar¨ªa junto a ellos ni diez pasos.

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Se lanzan a hablar. Est¨¢ todo calculado, y aun as¨ª de vez en cuando improvisan: risa sard¨®nica, interrupciones, edulcorados insultos, t¨² te has comprado un chal¨¦, y as¨ª. No dir¨¦ que me aburren, no dir¨¦ que no me interesa lo que dicen, porque no es as¨ª; es el vac¨ªo. ?Es posible que Casado haya dicho que la mejor defensa para una mujer maltratada es tener empleo? Me cubro la cara con las manos. ?Es Rivera, el pele¨®n, quien habla de conciliaci¨®n y de familias LGTB? Natalidad. ?Es antes o despu¨¦s de decir que le duele esta Espa?a que no debe romperse? Su pa¨ªs. Que no se rompa, que se llene de ni?os espa?oles. ?Hay unos se?ores de traje hablando de que las mujeres cuando no dicen s¨ª quieren decir no? Cambian el tono de voz al hablar de nosotras. Pronuncian las palabras con afectaci¨®n, m¨¢s dulcemente, evitando escupir. Un vientre no es un taxi, dice S¨¢nchez, con voz engolada, un vientre no se alquila. Lo dice como arrojando una iluminaci¨®n de p¨¦talos de rosa. S¨¢nchez nos recita un poema de todo lo perpetrado en los ¨²ltimos diez meses. Rivera nos ense?a un carn¨¦ de ser espa?ol, ?o es una tarjeta de cr¨¦dito de ser espa?ol? Casado me da miedo, como me da miedo Abascal el ausente. Iglesias (ay, Iglesias), vestido de paisano, con su ce?o apretado y sus hombros encogidos, nos lee la Constituci¨®n: ?qui¨¦n eres, ahora? Otro se?or, al fin y al cabo.

Martes, diez de la noche. Me siento frente al televisor. Ah¨ª est¨¢n de nuevo los cuatro hombres. Durante ciento veinte minutos miro sus caras. Parece que asisto al vac¨ªo: pero no, no est¨¢ vac¨ªo el futuro. Est¨¢ oscuro. Hoy no se escucha el silencio, el ruido es de cacharrer¨ªa. A Rivera y a S¨¢nchez no deber¨ªan haberlos sentado juntos. Iglesias est¨¢ muy serio (?es que crees que hay algo posible, Iglesias, ahora que nada lo es?). Casado es una roca que sonr¨ªe, y un d¨ªa m¨¢s me da miedo. Los escucho hablar de educaci¨®n, de sanidad, de violencia machista, de corrupci¨®n, y de cultura por accidente. Suenan como un refranero o una lista negra. ?Han dicho algo verdadero? Cada uno de ellos afirmaba no mentir. Cada uno de ellos destapaba cien mentiras. Ninguno me va a llevar al espacio. Los cuatro minutos de gloria me han sabido a tierra. Yo quer¨ªa votar con pasi¨®n. Yo quer¨ªa votar con convencimiento. Quer¨ªa votar con los ojos abiertos, no con los ojos cerrados. Yo, sobre todo, quer¨ªa votar sin dolor. Pero no hay ant¨ªdoto para estas elecciones. Espa?a, que el domingo te sea leve.