Temor a la extrema derecha junto a la playa de M¨¢laga
Los votantes de izquierda apelan al voto ¨²til mientras los populares temen un batacazo en la capital de la Costa del Sol por la irrupci¨®n de Vox
Apenas pasadas las nueve de la ma?ana, Miguel Segovia, de 74 a?os, y Manolo Bahos, de 71, buscaban la sombra de una palmera para colocar una mesa y cuatro sillas en el paseo mar¨ªtimo de El Palo, en la zona Este de M¨¢laga. Esta barriada est¨¢ conformada por peque?as y estrechas casas que habitan pescadores y familias humildes. Como estos jubilados, cuya pensi¨®n ¡°no da para mucho¡± y que pasan las horas jugando al domin¨® en la pe?a o paseando junto a la playa. Hoy hay elecciones, pero apenas hablan de pol¨ªtica. Lo tienen claro. ¡°Mi padre estuvo 14 a?os condenado a muerte hace no tanto tiempo. Da p¨¢nico lo que nos puede venir¡±, asegura Segovia. ¡°Del partido ese ni me hables¡±, dice Bahos, que no quiere ni nombrar a Vox, mientras otros jubilados se acoplan a su alrededor para seguir la partida. No se sienten representados por los pol¨ªticos de hoy, pero no quieren ni mirar al ayer. ¡°Yo no votar¨ªa a nadie, pero visto lo visto, lo importante es que no lleguen los que nos devolver¨¢n al pasado¡±, a?ade otro de los contertulios matutinos.
El PSOE ha ganado tradicionalmente a pie de playa en El Palo, pero hacia el interior, conforme las casas se convierten en chal¨¦s con piscina, el color cambia al azul. Quiz¨¢s ahora lo haga al verde. Las elecciones auton¨®micas de diciembre pasado dieron un toque de atenci¨®n al Partido Popular. Ciudadanos les super¨® en la capital por primera vez y Vox obtuvo ya uno de cada 10 votos. El colegio San Estanislao de Koska es un buen ejemplo para visualizar esos datos. Tiene cinco mesas electorales y si en 2015 el PP obten¨ªa un 51% de los votos, en 2018 la cifra baj¨® al 37%. La diferencia, 14 puntos, es justo lo que obtuvo Vox.
Parte del ascenso se debi¨® a j¨®venes que votaban por primera o segunda vez y quisieron cambiar el sistema. Unos se subieron al caballo de Abascal. Otros buscaron otras alternativas. ¡°Es lo que yo hice, pero mi voto no sirvi¨® de nada. Me muevo mucho por redes sociales y he visto que, ante todo, ahora mi voto debe ser ¨²til¡±, dice Nacho, de 22 a?os, que acude a votar a la una de la tarde. A esa hora aparec¨ªa por el colegio Pablo Montesinos, n¨²mero uno del PP al Congreso por M¨¢laga, acompa?ando a su familia a votar (¨¦l lo hab¨ªa hecho temprano en Madrid). Sus nervios eran evidentes. Las encuestas dan al partido de Abascal dos diputados en la provincia malague?a y entre dos y tres al PP. El PSOE estar¨ªa entre tres y cuatro. Ciudadanos tendr¨ªa dos y Unidas Podemos uno.
A cinco kil¨®metros, la barriada de La Malagueta ¡ªjunto a la playa del mismo nombre¡ª est¨¢ pintada con ese ¡°azul oscuro casi negro¡± al que se refiri¨® Pedro S¨¢nchez en el debate de Atresmedia el martes pasado. Aqu¨ª no hay casas, solo torres de 15 plantas y pisos que superan los 200 metros cuadrados y un precio de medio mill¨®n de euros. Las banderas de Espa?a pueblan sus calles y la parroquia de San Gabriel se llena cada domingo.
Siempre ha sido un feudo de derechas: tres de cada cuatro votos tienen esa direcci¨®n. Pero el PP est¨¢ perdiendo terreno. Si en las auton¨®micas de 2015 solo 20 personas votaron a Vox en el barrio, en 2018 fueron 310. Entre unas y otras, la formaci¨®n verde ara?¨® 17 puntos porcentuales de votos al PP. ¡°Por eso hay que votar. Nos jugamos nuestro futuro y, sobre todo, el de nuestros hijos¡±, subrayaba la malague?a Sonia G¨®mez mientras saludaba a una de las interventoras populares de las cinco mesas electorales ubicadas en el Hospital Noble. A su lado, colas de hasta media hora. Con la papeleta en la mano, familias enteras han esperado en l¨ªnea mientras sus hijos se sub¨ªan a los columpios del jard¨ªn del edificio bajo la atenta mirada de una pareja de agentes de la Polic¨ªa Nacional.
Muy cerca, en el centro ¡ªtambi¨¦n de electorado?eminentemente del PP¡ª votaba el presidente de la Junta de Andaluc¨ªa, Juan Manuel Moreno. Lo hac¨ªa acompa?ado de un s¨¦quito de delegados y concejales de su partido. Cuando la mayor parte de la prensa abandonaba el lugar, hablaban en corrillos con una clara preocupaci¨®n. No era por una posible victoria del PSOE, que daban por segura, sino por una fuerte irrupci¨®n de Vox, incluso mayor de lo que se podr¨ªa esperar y las encuestas anunciaban. ¡°Eso ser¨ªa un gran batacazo para nosotros¡±, dec¨ªa un cargo popular de peso. Hay miedo de que M¨¢laga pueda pasar del azul al verde m¨¢s pronto que tarde.
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