Del 1 al 10, ?c¨®mo de extremista es usted?
Los candidatos les restan importancia y la gente se escabulle de contestarlas, pero las encuestas iluminan la campa?a
Cada pareja es un mundo, el f¨²tbol es as¨ª y la verdadera encuesta son las urnas. No hay como una perogrullada para zanjar un tema rapidito. El lugar com¨²n sobre las urnas y las encuestas lo han usado en esta campa?a candidatos de todos los colores. "Cautela", piden, independientemente de si les va bien o mal en las encuestas. Este viernes salieron dos, de Murcia y el Pa¨ªs Vasco. La primera daba un empate entre PP y PSOE; la segunda, una victoria al PNV en las tres capitales vascas. El partido se apresur¨® a movilizar a su electorado con un "nada est¨¢ hecho", "no hay que relajarse", la urna es lo que cuenta.
"Los partidos tienen una relaci¨®n amor odio con los sondeos", dice Paco Camas de Metroscopia, que publicar¨¢ uno el lunes en los medios del grupo Henneo. "En p¨²blico dicen que no les importan demasiado y, si los datos son malos, denigran al mensajero, pero en privado todos invierten en encuestas, las usan para testar candidatos y preparar las campa?as, lo que pasa es que les gustar¨ªa verlas solo ellos". "Les influyen much¨ªsimo, ya que generan un clima de ganadores y perdedores, independientemente de la confianza que les tengan", a?ade Carolina Bescansa, soci¨®loga y polit¨®loga, exdiputada de Podemos. "?Claro que las miran! Otra cosa es que miren las variables que deber¨ªan o tomen las decisiones adecuadas".
Las reacciones de los pol¨ªticos son tibias y siempre las mismas (o sea, un aburrimiento) y la mayor¨ªa de los sondeos se parecen, pero sus datos iluminan las campa?as y ofrecen un tema distinto a las declaraciones mitineras de turno para colocar el mensaje del d¨ªa. Este viernes, el de Pablo Casado, en Melilla, fue "hay que reforzar la frontera" porque seg¨²n su candidato, Juan Jos¨¦ Imbroda, "la ciudad se marroquiniza". Del PP a Izquierda Unida, todos los partidos tuvieron adem¨¢s su declaraci¨®n de apoyo en el D¨ªa contra LGTBIfobia (bueno, todos menos uno, adivinen). Igualdad, tolerancia, libertad... repet¨ªan los pol¨ªticos, raca, raca, mientras el colectivo apuntaba que hay cinco comunidades ¡ªCantabria, Asturias, Castilla-La Mancha, Castilla y Le¨®n y La Rioja¡ª donde no hay legislaci¨®n auton¨®mica que garantice sus derechos. Y este viernes no hubo muchos mensajes m¨¢s, la campa?a pas¨® de puntillas por la jornada (estamos en el ecuador, hac¨ªa falta un respiro); las noticias pol¨ªticas se lo comieron todo. Las importantes (Meritxell Batet y Manuel Cruz, presidentes de Congreso y Senado) y las no tanto (Santiago Abascal y Pablo Iglesias en el ascensor del Congreso, el primero iba con muletas, el segundo le recomend¨® ir al fisio, el de Vox le dijo que era vasco). Y Bego?a Villac¨ªs tuvo su ni?a, felicidades.
Con tanta enjundia, normal que hablemos de los sondeos. "El problema es que a veces la competici¨®n se convierte en lo que importa de la campa?a y se olvida la agenda ciudadana", dice Bescansa. Se llama "efecto carrera de caballos". Y es imposible no mirar.
La carrera hacia el 26-M arranc¨® con el bar¨®metro del CIS, al que los candidatos pusieron pegas porque se hab¨ªa hecho antes del 28-A. A lo largo de la ¨²ltima semana han ido saliendo encuestas, unas 15, de distintos territorios, preparadas por una docena de empresas (Sigma Dos, GAD3, Gesop...) para medios de comunicaci¨®n nacionales y locales. EL PA?S publica este domingo una de 40dB. sobre siete grandes ciudades y el lunes, otra sobre la Comunidad de Madrid. Quince en total no son muchas, en las generales se publicaron decenas. La raz¨®n: dos campa?as seguidas sale caro y, adem¨¢s, unas elecciones locales son un circo de muchas pistas.
Para las empresas que hacen las entrevistas por tel¨¦fono (otras las hacen online), las municipales tienen una complejidad a?adida: hay que llamar a fijos, en vez de a m¨®viles para saber a d¨®nde est¨¢s llamando. "Hay algunas desventajas, la gente no est¨¢ siempre en casa y en los hogares cuesta mucho encontrar perfiles j¨®venes", explica Camas en las oficinas de Metroscopia, sobre un bullicio de conversaciones. A su alrededor una treintena de personas, con auriculares y micros, charlan con los encuestados con paciencia infinita. "?A qui¨¦n vot¨® en las generales?". "Uy, no, no, eso no te lo digo". "Esta conversaci¨®n es confidencial, ?a qui¨¦n votar¨¢ en las municipales?". "Es que est¨¢n todos fatal, hija". "?Alguno que le guste?". "Me gustar¨ªa que cambiasen". "Entiendo, ?pero que cambiasen por qui¨¦n?". "Por unos que no roben...".
Tras solo media hora metiendo antena en una docena de conversaciones, es f¨¢cil estar de acuerdo con Paco Camas: "El de encuestador es un trabajo que hay que poner en valor, requiere ser emp¨¢tico, saber dirigir bien, repreguntar...". En una pausa para comer Rosa, Lorena, Paz e In¨¦s, todas de "edad mediana" (como se denomina en el sector la franja de 35 a 54 a?os) resumen la veintena de entrevistas que hacen al d¨ªa: las se?oras son las m¨¢s pudorosas con su opini¨®n, los hombres con estudios superiores, los m¨¢s directos, la mayor¨ªa de la gente es amable, aunque siempre hay alguien que te manda "a fre¨ªr esp¨¢rragos". Las excusas favoritas para no responder son: "Me pillas saliendo" y "yo es que soy del servicio". La pregunta que m¨¢s le cuesta entender a los encuestados, por abstracta, es la que pide que te coloques en una escala del 1 al 10, siendo el 1 la extrema izquierda y el 10 la extrema derecha. En eso coinciden los votantes con los pol¨ªticos.
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