El minuto de bronce de la cultura en Espa?a
Artistas y cr¨ªticos detallan c¨®mo las pol¨ªticas sobre la creaci¨®n han cambiado sus ciudades


El ¨²ltimo 23 de abril, D¨ªa del Libro, los pol¨ªticos que aspiraban a la Presidencia del Gobierno fueron requeridos para que hablaran de cultura¡ un minuto. Fue, dicen interlocutores en este reportaje, ¡°un minuto de bronce¡±. La cultura merece m¨¢s. Aqu¨ª explican por qu¨¦.
Bronce.¡°En la ¨²ltima d¨¦cada la pol¨ªtica olvid¨® que la cultura ha de estar en el centro de sus programas. Y que ha de ser solidaria, igualitaria. Y por eso los l¨ªderes le dieron en la televisi¨®n ese minuto de bronce¡±. Lo dice Nuria Enguita, con experiencia en el IVAM, en la Fundaciones Mir¨® y T¨¤pies, quien prosigue: ¡°No se trata de tener museos, fiestas: lo importante es que la cultura sea eje del desarrollo social. Hace 30 a?os Espa?a era la cultura en el mundo. Ahora reclamamos conquistas que ya se hab¨ªan conseguido y por las que volvemos a luchar. La cultura se extend¨ªa con una ambici¨®n cr¨ªtica m¨¢s libre¡ Tras la ¨¦poca brillante de Carmen Alborch, Valencia entr¨® en un periodo complejo y triste de su historia. Ahora se est¨¢ recuperando como herramienta para conocer el pasado y preparar el futuro. Tenemos que pelear. Y hemos de pelear porque vuelva el talento¡±.
?Un espejismo? M¨¢laga de pronto parece Par¨ªs, Nueva York y Londres juntos. Tanto museo de nombres importantes. ?Es un espejismo? Antonio Soler, novelista, autor de Sur, que ocurre en un d¨ªa entero de su ciudad: ¡°No es un espejismo. Est¨¢n los museos. Son temporales, pero las instituciones hacen porque permanezcan. Es una apuesta en el mapa, hace que vengan turistas, cruceros. Lo negativo es que la ciudad pierde identidad: M¨¢laga, con un centro chico, se ha puesto al servicio del visitante, y el nativo se tiene que dar a la fuga. Eso ha llenado la ciudad de restaurantes, de helader¨ªas, gente de tr¨¢nsito r¨¢pido. ?Qu¨¦ hacer? Ir hacia una M¨¢laga real, tener en cuenta sus barrios lentos, hacer valer su centro reluciente. Y hacer apuestas por otras disciplinas, sin tanto ¨¦nfasis en los museos. Tenemos el festival de cine, la T¨¦rmica mezcla saberes, filosof¨ªa, j¨®venes creando. Una ciudad m¨¢s propia y m¨¢s mezclada¡±.
Underground ante el Obradoiro. Santiago de Compostela. Uno de sus habitantes, el poeta y periodista cultural Daniel Salgado, se fija en emblemas como la fachada del Obradoiro o el Monasterio de Santa Clara para ir a la ra¨ªz del destino cultural de la ciudad: ¡°Lo cuenta Camilo Nogueira: la Iglesia tuvo dinero para hacer los s¨ªmbolos de Santiago gracias a los tributos de los campesinos. Cuando, en la era del ladrillo, la Xunta hizo la fracasada Ciudad de la Cultura tambi¨¦n recurri¨® al dinero p¨²blico. La imagen dominante es que sigue siendo la ciudad del Ap¨®stol. Y hay un underground cultural, que se desarrolla en la noche de los estudiantes, fuera del foco institucional. Aqu¨ª se cree que porque hay mucho macrofestival tenemos m¨¢s m¨²sica. Se mezcla de manera excesiva el negocio con la cultura. Y la cultura es gente haciendo cosas peque?as para hacer la vida¡±¡¤.
Amparar al creador. El creador puede caer en el desamparo. Lo dice Lourdes Fern¨¢ndez, donostiarra que ha sido galerista, directora de Arco, del Azkuna Zentroa de Bilbao, de Manifiesta 2004¡ Ahora dirige, desde San Sebasti¨¢n, una empresa de iniciativas que incluye una intervenci¨®n de su paisana Cristina Iglesias en la isla de Santa Clara: ¡°El municipio es el motor; pelea por la excelencia de la ciudad. Mira lo que pas¨® con el Guggenheim y Bilbao. En Donosti tenemos el Festival de Cine, se ha creado una escuela de m¨²sica, Mikele, tenemos la Quincena Musical¡ El municipio, la Diputaci¨®n y el Gobierno se juntan para hacer que la ciudad emprenda. Pero lo que hace falta, en Espa?a es apoyo a la producci¨®n de los creadores. Tenemos contenedores estupendos pero corremos el riesgo de no tener contenidos para llenarlos. Tras el minuto de bronce, los pol¨ªticos tendr¨ªan que haber escuchado que la cultura desarrolla soluciones contra la desigualdad social¡±. Para Fern¨¢ndez, hay un s¨ªmbolo mayor de la identificaci¨®n de la ciudad con sus actividades art¨ªsticas: ¡°Donosti tiene 200.000 habitantes. Pues Donostia Kultura es una instituci¨®n que cuenta con 103.568 socios cuyas tarjetas culturales les abren paso a todas las ofertas que nacen en la ciudad. ?No te parece maravilloso?¡±.
Ilusi¨®n de Sevilla.¡°La Expo, el AVE..., nos puso en 1992 a hablar de t¨² a t¨² con Madrid. Subi¨® la autoestima. Luego no se aprovech¨® La Cartuja, esa nueva ciudad junto a la ciudad latina. La Expo fue un curso acelerado de universidad para adultos y Sevilla la aprovech¨®. Vinieron otras culturas. Y se puso de manifiesto la capacidad creativa de la ciudad. Pero, claro, a la creatividad hay que sumarle un potente tejido cultural. Y aqu¨ª es muy fr¨¢gil, depende mucho de las administraciones, corre el riesgo de que la creatividad sea de consumo local. Eso se va corrigiendo: mira lo que ha logrado Alberto Rodr¨ªguez, trabajando desde aqu¨ª, y mira lo que es hoy, simb¨®licamente, su Isla m¨ªnima. Ese nivel de creatividad ya tiene nombres propios, oficios en los que importa la impronta de Sevilla¡± (Lo dice Mercedes de Pablos, periodista cultural, escritora. Sevillana).
Valladolid, centro de todo. Carlos Aganzo, periodista, exdirector de El Norte de Castilla, escritor, cree que la ciudad de Miguel Delibes y de Concha Velasco es ahora, gracias al AVE y a la cultura, la capital a la que todo el mundo quiere venir, y no solo desde Castilla y Le¨®n. Desde Le¨®n, que est¨¢ m¨¢s lejos, desde Zamora, que est¨¢ a una hora, desde Burgos..., desde Madrid ¡°Hay cinco teatros, est¨¢ la Seminci, los conciertos, el Patio Herreriano, la escultura cl¨¢sica y el arte contempor¨¢neo, las tapas y el vino. Aqu¨ª se vive la cultura en primera persona¡±. Y ¨¦l, madrile?o, se siente feliz de vivir all¨ª.
La herencia republicana. Antonio Machado iz¨® la bandera republicana el 14 de abril desde el Ayuntamiento de Segovia. Fueron a acompa?arle sus amigos Jos¨¦ Ortega y Gasset, Ram¨®n P¨¦rez de Ayala y Gregorio Mara?¨®n. All¨ª hab¨ªa estudiado Mar¨ªa Zambrano. Ahora la Segovia moderna, la del Hay Festival y los conciertos, convive con esa historia republicana. Lo dice Mercedes G¨®mez Blesa, manchega que vive aqu¨ª desde hace 20 a?os. Investigadora, poeta, prepara con otros las obras completas de Mar¨ªa Zambrano (para Galaxia Gutenberg), ha trabajado sobre las mujeres republicanas y es experta en ¡°las Sin Sombrero¡± ¡°Segovia es consciente¡±, dice, ¡°de esas se?as de identidad republicanas. No depende de Madrid para su cultura. Tiene su propia identidad, acoge el festival de marionetas Titirimundi igual que el Hay Festival o que la muestra de cine europeo. Y, sobre todo, el Encuentro de Mujeres que Transforman el Mundo, al que vienen sobre todo Nobeles de la Paz. Ha sabido ser aut¨®noma, ha hecho de una c¨¢rcel un lugar de belleza y perfecci¨®n. Es una citt¨¢ aperta. 50.000 personas concentradas en una ciudad cuyo futuro no impide su pasado¡±.
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