Las tres negaciones de las defensas
Los abogados de los presos utilizan sus mejores armas para rechazar la rebeli¨®n, la sedici¨®n y la malversaci¨®n
A las seis de la tarde, la joven diputada de la CUP, sentada en la segunda fila destinada a las autoridades, justo detr¨¢s de un preboste del PNV y en el mismo lugar que por la ma?ana ocup¨® una parlamentaria de EH-Bildu, se aburre soberanamente. Ya no sabe en qu¨¦ postura ponerse. Hasta se ha quitado una sandalia y env¨ªa mensajes de m¨®vil intentando evitar el radar de Piedad, la implacable agente judicial que patrulla la sala con la mirada. El abogado Jordi Pina, aquel trueno experto en enrabietar al tribunal, lleva dos horas hablando en un tono m¨¢s propio de retiro de cristiandad que de abogado de los presuntos rebeldes Rull, Turull y S¨¤nchez. Si a eso se a?ade que el abogado que habl¨® con anterioridad, Javier Melero, el letrado de Forn, ha llegado a admitir que el Gobierno de la Generalitat se ril¨® enseguida ¡ª¡°ni desarroll¨® la declaraci¨®n unilateral de independencia ni se opuso a la aplicaci¨®n del 155¡±¡ª, es l¨®gico que la diputada de la CUP est¨¦ decepcionada con el transcurso de una jornada tan falta de ¨¦pica:
¡ªEl que m¨¢s me ha gustado por ahora ha sido Andreu¡ª comenta sin demasiada convicci¨®n.
Se refiere a Van den Eynde, el letrado de Junqueras y Romeva, el primero en abrir el alegato final de las defensas y el ¨²nico que ha trufado sus dos horas de intervenci¨®n con las consabidas proclamas pol¨ªticas, m¨¢s destinadas a la afici¨®n que a los magistrados. Pero tampoco ha ido m¨¢s all¨¢. Ni ha puesto de vuelta y media al tribunal ¡ªlo que hubiera resultado l¨®gico teniendo en cuenta su trayectoria en las 50 sesiones precedentes¡ª, ni siquiera ha cargado demasiado las tintas contra la Fiscal¨ªa, lo que s¨ª har¨¢ m¨¢s tarde Pina. Aunque con su peculiar manera de vestir la toga ¡ªexpresiones excesivamente coloquiales, chistes de dudosa gracia, raptos de supuesta ira¡ª, Van den Eynde decide apearse por fin de su personaje y utilizar su ¨²ltima bala para emplearse de lleno en la defensa de sus clientes. Al igual que har¨¢n despu¨¦s Melero y Pina, el abogado de Junqueras y Romeva niega de plano las acusaciones de rebeli¨®n, sedici¨®n y malversaci¨®n, pero admite de lleno la desobediencia, un delito que no lleva impl¨ªcita la pena de c¨¢rcel, solo de inhabilitaci¨®n.
Melero lo expresa de una forma muy gr¨¢fica nada m¨¢s empezar su intervenci¨®n:
¡ªLa trinchera de la desobediencia la cedo con gusto. Si la desobediencia puede derivarse de participar en un Gobierno en el que se dice que si hace falta se desobedecer¨¢n las resoluciones del Tribunal Constitucional, contra eso no puedo hacer nada.
Melero ha sido ¡ªy ha querido ser¡ª un verso suelto en la barra de las defensas. Sus formas de abogado cl¨¢sico nada tienen que ver con las de Van den Eynde, Pina o Roig, quienes con frecuencia han utilizado las jornadas del juicio para probar los l¨ªmites del juez Manuel Marchena. En su alegato final, sin duda el m¨¢s brillante hasta ahora, a Melero no le duelen prendas en agradecer el trabajo del tribunal, las fiscal¨ªas, la acci¨®n popular ¡ªun brillo de agradecimiento aflora en la mirada de los abogados de Vox, tan poco acostumbrados a recibir elogios¡ª, los agentes judiciales y hasta los polic¨ªas del Supremo, pero a fin de cuentas su estrategia de defensa no difiere tanto de la de sus compa?eros.
Aunque de forma menos cruenta ¡ªla vida es larga y los abogados con su estatus suelen visitar la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo con frecuencia¡ª, Melero basa su defensa en los mismos dos pilares que el resto. Por un lado, aprovecha las lagunas evidentes de algunos fiscales en beneficio de su cliente. Y, por otro, minimiza la participaci¨®n de su defendido en un Gobierno, el de Puigdemont, que ya nadie pone en duda que puso al Estado contra las cuerdas, llevando su plan independentista hasta el borde mismo del precipicio. La versi¨®n de Melero es que todo fue una pompa de jab¨®n, un mal sue?o, una broma pesada que algunos se creyeron ¡ªel Estado, sin ir m¨¢s lejos¡ª pero que en realidad nunca tuvo visos de autenticidad.
¡ªEl Govern no hizo ninguna declaraci¨®n de independencia formal y al d¨ªa siguiente hizo todo lo posible por abandonar el poder sin la menor resistencia. No se arr¨ªa la bandera, no se comunica nada al cuerpo diplom¨¢tico... Soy consciente de que a alguien puede molestarle esta versi¨®n de los hechos. Pero esto es lo que ocurri¨®¡
La diputada de la CUP, sentada entre representantes del PNV, EH-Bildu y conocidos periodistas tan independentistas que han entrado en la sala con el pase de familiares de los presos, abandona el juicio con un deje de decepci¨®n. Aunque sea en leg¨ªtima defensa, los abogados han negado tres veces el sue?o del independentismo.
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