?Qui¨¦n quiere elecciones?

Se ha establecido como verdad indubitable que Pedro S¨¢nchez ha buscado siempre la repetici¨®n de las elecciones. No ahora; tampoco despu¨¦s del 25 de julio, cuando Pablo Iglesias impidi¨® su investidura; sino desde poco despu¨¦s de las elecciones del 28 de abril, cuando lleg¨® a la conclusi¨®n de que las demandas de Unidas Podemos eran inasumibles para ¨¦l. El descenso electoral de esa formaci¨®n pol¨ªtica, y su tendencia a la baja, habr¨ªan propiciado que el l¨ªder socialista acariciara el deseo de propinarles un empuj¨®n m¨¢s, hacia abajo.

Todos los datos y los testimonios discretos de interlocutores del ¨¢rea socialista y gubernamental incluyen el inter¨¦s del PSOE por volver a las urnas, s¨ª. Pero al mismo tiempo invocan los inconvenientes de celebrar unos nuevos comicios en un clima de enfado de parte del electorado de la izquierda por la incapacidad del PSOE y de Unidas Podemos para ponerse de acuerdo. Lo mejor es gobernar, no ir a elecciones, se?alan con contundencia en el entorno presidencial. Lo ¨®ptimo, alegan esas fuentes, es tomar las riendas del poder ejecutivo con plenos poderes, y no en funciones, con las limitaciones que eso conlleva.

Tampoco esa condici¨®n de Gobierno prorrogado es la mejor para recibir el pr¨®ximo octubre la sentencia a los procesados del independentismo catal¨¢n. All¨¢ por finales del mes de junio este ¨²ltimo argumento brotaba con naturalidad en miembros del Gobierno: cuando llegue la sentencia, el Ejecutivo deber¨ªa estar en plenitud de facultades. La balanza, sin embargo, llevar¨¢ a Pedro S¨¢nchez a optar por las elecciones si en el otro platillo se mantiene la demanda de Pablo Iglesias de entrar en el Gobierno. Pues habr¨¢ elecciones.

Los interlocutores gubernamentales admiten que las elecciones del pr¨®ximo 10 de noviembre comportar¨ªan riesgos, pero al mismo tiempo defienden que muchos m¨¢s riesgos entra?ar¨ªa compartir la mesa del Consejo de Ministros con miembros de Unidas Podemos. En ning¨²n caso eso ocurrir¨¢, subrayan. Si nada cambia este fin de semana, los partidos deben empezar a afinar los argumentos electorales. Pero no hay entusiasmo.

Si el PP y Ciudadanos, con el apoyo de Vox, no logran sumar una mayor¨ªa para gobernar, tendr¨¢n que afrontar una nueva victoria del PSOE y su propia derrota. Sus planes eran ejercer una oposici¨®n sin concesiones a un Gobierno elegido en estos d¨ªas con el apoyo de Podemos, nacionalistas e independentistas para confirmar sus proclamas de que todo era teatro y S¨¢nchez ten¨ªa ya cerrado el acuerdo con Iglesias. No parece.