El falangista que se cay¨® a la fosa y otras 14 perlas de la historia del Valle de los Ca¨ªdos
Una investigaci¨®n period¨ªstica recientemente reeditada revela an¨¦cdotas y miserias del mausoleo de Franco
El periodista y novelista Daniel Sueiro public¨® en 1976 una de las mejores obras period¨ªsticas que se hayan escrito sobre el Valle de los Ca¨ªdos. La investigaci¨®n acaba de ser reeditada por T¨¦bar Flores con el t¨ªtulo La verdadera historia del Valle de los Ca¨ªdos, la cripta franquista. El texto abunda en an¨¦cdotas que Sueiro (La Coru?a, 1931-Madrid, 1986) fue reuniendo con paciencia y un exquisito sentido del humor. Recopilamos, del libro de Sueiro y tambi¨¦n de otros textos, una serie de perlas que leeremos con m¨²sica de fondo del Himno a la Santa Cruz.
1. Un excombatiente cae en la fosa
El 23 de noviembre de 1975, mientras la comitiva mortuoria de Franco se dirige al Valle de los Ca¨ªdos, se produce un accidente. El arquitecto del recinto, Ram¨®n Andrada, le cuenta lo sucedido a Daniel Sueiro: ¡°Empezaron a llegar los invitados y vi que algunas de esas personas deambulaban por all¨ª mir¨¢ndolo todo. Y de repente, al pie de la fosa, un hombre que estaba mirando para arriba, no s¨¦, de repente dio un paso atr¨¢s y se nos cay¨® dentro, de espaldas, en una fosa de 1,70 metros de profundidad, una fosa de hormig¨®n forrada de plomo. El golpe pudo ser mortal, claro. Y a la vista de todos. Era un excombatiente, de camisa azul, un hombre de m¨¢s de sesenta a?os. Fue un gran susto. Al instante aparecieron los camilleros, a los que ayudaron grupos de amigos. Luego ya no s¨¦, la verdad, si despu¨¦s qued¨® malherido o no¡±.
2. Pinochet tambi¨¦n quiere su mausoleo
Entre los personajes atra¨ªdos por el Valle de los Ca¨ªdos figura el presidente estadounidense Richard Nixon, que acudi¨® en 1970 con su esposa (ella les regal¨® una caja de bombones a los ni?os del coro) y sus hijas. A?os m¨¢s tarde, el dictador chileno Augusto Pinochet acompa?¨® a la comitiva f¨²nebre al entierro de Franco y qued¨® impresionado. El periodista Fernando Olmeda cuenta en su libro El Valle de los Ca¨ªdos, una memoria de Espa?a, (Pen¨ªnsula), que a la vuelta a Chile, en una escala en el aeropuerto canario de Gando, el dictador le dijo al entonces presidente del cabildo, Lorenzo Olarte, que le gustar¨ªa construir en Chile ¡°un Valle de los Ca¨ªdos que le recordara para la posteridad¡±.
3. El milagro de la cruz
El arquitecto Diego M¨¦ndez (¡°m¨¢s franquista que Franco¡±, describe Olmeda) cont¨® c¨®mo le lleg¨® la inspiraci¨®n para rematar el proyecto monumental: ¡°Un d¨ªa, de modo inesperado, mientras aguardaba a que mis cinco chiquillos se vistieran para ir a misa, absorto, casi iluminado, casi instrumento pasivo, el l¨¢piz en la mano con el que hac¨ªa arabescos en un papel, sin darme cuenta dibuj¨¦ exactamente la cruz tal como est¨¢ ahora en su materia clavada en la elevaci¨®n poderosa¡±.
4. ?Apr¨¦ndete esta canci¨®n!
En los puestos de souvenirs del recinto Daniel Sueiro encontr¨® rosarios decorativos, relojes de arena, ceniceros, cajas para puros o l¨¢pices, carrozas, encendedores, llaveros, abrecartas, cajas de cerillas... ¡°Y adem¨¢s de los retratos de Franco en diversos tama?os, tambi¨¦n est¨¢ a la venta, en un disco de 5 r.p.m., el Himno a la Santa Cruz, cuyo estribillo reza as¨ª: ¡®Cruz de piedra que miras al cielo / y en la roca eres templo y altar / eres faro y estrella que gu¨ªa / que gu¨ªa el camino de la Patria inmortal¡±.
5. ¡°Si parece un murci¨¦lago¡±
Juan de ?valos tuvo que repetir su escultura de la Piedad hecha en piedra negra de Calatorao (Zaragoza). En su libro El Valle de los Ca¨ªdos, idea, proyecto y construcci¨®n (editado por la Fundaci¨®n Nacional Francisco Franco), Diego M¨¦ndez cuenta que, una vez colocada sobre el arco de la portada, Franco acudi¨® a verla y orden¨® retirarla ¡°por considerar que la Virgen expresaba un gesto de desesperaci¨®n, en vez de dolor tranquilo y amoroso¡±. A Sueiro el arquitecto le dio otra versi¨®n: ¡°El general¨ªsimo dec¨ªa que no, que era muy pat¨¦tico aquello, muy triste, ¡®si parece un murci¨¦lago¡±. La nueva escultura de ?valos se encuentra ahora en la entrada de la bas¨ªlica. La partida destinada a esta escultura subi¨® de 425.000 a 1.959.000 pesetas.
6. Mujeres poco virtuosas
¡°Las virtudes cardinales est¨¢n representadas por cuatro hombres j¨®venes con sus emblemas tradicionales¡±, escribe Diego M¨¦ndez en su libro sobre las esculturas de Juan de ?valos. Sueiro aportar¨¢ un detalle: ¡°Las virtudes de prudencia, justicia, fortaleza y templanza, consideradas como cardinales, fueron representadas con im¨¢genes varoniles por haber estimado Franco que ¡®las mujeres no suelen encarnar realmente esas virtudes¡±. Estas esculturas figuran en el tramo de 17 metros que est¨¢ justo encima del basamento de 24 metros donde lucen los colosales ap¨®stoles, y de ellas parte el fuste de la cruz, que alcanza los 150 metros sobre el nivel de la base.
7. Hermanos B¨¦cquer 6 y 8
Diego M¨¦ndez, que sucedi¨® en la obra del Valle a Pedro Muguruza, tuvo entre sus primeros proyectos el edificio de viviendas de la calle Hermanos B¨¦cquer, 6, en Madrid. All¨ª vivi¨® tambi¨¦n el almirante Luis Carrero Blanco (asesinado por ETA el 20 de noviembre de 1973). La viuda de Franco, Carmen Polo, vivi¨® justo al lado, en Hermanos B¨¦cquer 8, tras dejar el Palacio de El Pardo. Carrero est¨¢ enterrado en el cementerio de Mingorrubio-El Pardo, destino ahora de los restos de Franco.
8. Al artista, ni los buenos d¨ªas
Santiago Padr¨®s, ceramista barcelon¨¦s, cre¨® la imponente c¨²pula de la cripta del Valle de los Ca¨ªdos, de 40 metros de di¨¢metro por 42 metros de altura. A primera vista, es una de las obras m¨¢s destacables del conjunto, pero cuando uno se fija mejor resulta de lo m¨¢s perturbador observar, entre toda la parafernalia cat¨®lica (una legi¨®n de ¨¢ngeles, m¨¢rtires, confesores y ap¨®stoles), el ca?¨®n de un tanque apuntando al espectador y la bandera falangista detr¨¢s. La c¨²pula, formada por cinco millones de piedrecitas, se cre¨® sobre el suelo del Teatro Real y fue trasladada despu¨¦s. Cuatro a?os dur¨® el proceso, y Sueiro cuenta que mientras Padr¨®s estuvo colocando las piedrecitas, Franco nunca le dirigi¨® la palabra cuando pasaba bajo su andamio.
9. Una cifra de muertos maquillada
El periodista Jos¨¦ Mar¨ªa Calleja escribe en El Valle de los Ca¨ªdos (Espasa) que el historiador y primer director del Instituto Cervantes, Nicol¨¢s S¨¢nchez-Albornoz, que fue preso pol¨ªtico y protagoniz¨® una fuga legendaria, no se cre¨ªa la cifra oficial de 14 muertos en accidentes de trabajo ocurridos en los 19 a?os que dur¨® la obra. Consideraba que esa cifra fue much¨ªsimo mayor. S¨¢nchez-Albornoz y su amigo Manuel Lamana hab¨ªan sido detenidos en 1947 por refundar la FUE, la Federaci¨®n Universitaria Escolar, y lograron huir del Valle en 1948 en el coche que Norman Mailer les hab¨ªa dejado a su hermana B¨¢rbara y a la escritora y periodista Barbara Probst Solomon. Orquest¨® la fuga el hermano del escritor Juan Benet, Paco.
10. El bot¨®n de los condenados a muerte
Teodoro Garc¨ªa Ba?os, alba?il y prisionero en el Valle de los Ca¨ªdos, le cuenta a Sueiro: ¡°Hab¨ªa all¨ª una se?ora, esposa del jefe de destacamento, que para se?alarnos, para ver qui¨¦nes eran los que hab¨ªamos sido m¨¢s malos, a los que est¨¢bamos sentenciados con treinta a?os de reclusi¨®n nos puso un bot¨®n blanco, de chapa, que hab¨ªa que llevar visible. Y los que hab¨ªan tenido pena de muerte, esos ten¨ªan que llevarlo dorado. Hasta que ya cambiaron de jefe y el que lleg¨® le dijo al ordenanza: ¡®Anda, vete al barrac¨®n y diles que los botones los tiren a hacer pu?etas, que no quiero ver a nadie con un bot¨®n puesto, que para m¨ª todos son iguales¡¯. Nos figuramos que era cosa de aquella mujer, que siempre le estaba diciendo (a su marido): ¡®?Segundo, cu¨¢ntos a?os llevar¨¢n estos sin confesar...!¡±.
11. Franco pide que afeiten a San Juan
Diego M¨¦ndez cuenta en su libro que la escultura de san Juan realizada por Juan de ?valos fue modificada por orden de Franco. ¡°Inicialmente¡±, escribe, ¡°el Evangelista llevaba largas barbas y ten¨ªa aspecto de hombre mayor. Por iniciativa del caudillo se cambi¨® la imagen en la de un hombre joven e intr¨¦pido¡±. Cada uno de los ap¨®stoles de Juan de ?valos, considerados su obra maestra, tiene 18 metros de altura.
12. Miedo, celos y odios
Entre los arquitectos caus¨® revuelo un art¨ªculo de la revista ?ndice de 1953 en el que se valoraba muy positivamente a Diego M¨¦ndez en detrimento de su antecesor, Pedro Muguruza, quien hab¨ªa dirigido las obras entre 1940 y 1948 y tuvo que abandonarlas por enfermedad. Se dec¨ªa que hubo ¡°miedo¡± a plasmar la grandiosa idea del dictador. M¨¦ndez opinaba all¨ª que Muguruza ¡°terminaba su intervenci¨®n en el Valle de los Ca¨ªdos sin haber podido pasar de los trabajos preliminares¡±. Terminadas las obras, Juan de ?valos sald¨® cuentas con M¨¦ndez. En una carta a Sueiro, el escultor acusaba al arquitecto de ser un amargado y de no dejar que nadie se acercara a Franco. M¨¦ndez fue v¨ªctima de su criatura: inaugurado el monumento, pidi¨® seguir siendo su conservador. Pero Camilo Alonso Vega, ministro de la Gobernaci¨®n, le dijo que se hab¨ªa olvidado de ped¨ªrselo al dictador. ¡°Me despidieron, me dejaron tirado como una colilla¡±, le cont¨® M¨¦ndez a Sueiro.
13. Franco, a los altares
Tras el entierro de Franco ¡°pronto empezaron a recibirse en la abad¨ªa del Valle, seg¨²n el padre Garrido, numerosas cartas, tanto de Espa?a como del extranjero, que proclaman santo al que qued¨® all¨ª enterrado y piden objetos que hayan tocado su tumba, para guardarlos a modo de reliquias¡± (Sueiro). La impronta ideol¨®gica del monumento, su simbolismo marcado por la propaganda, llegaba hasta los peque?os detalles. Como el que citaba Juan Moreno en la revista Triunfo sobre ¡°el extra?o recurso del juego de luces dirigidas, que hace que en un momento dado todo el espacio que rodea el altar quede oscurecido para resaltar el Cristo (algo m¨¢s que una an¨¦cdota, ya que al mismo tiempo se explica que el madero de la cruz fue elegido por Franco y talado con sus propias manos, un recurso kitsch de antolog¨ªa)¡±.
14. Rayos y vendavales
El c¨¢lculo de la cruz de los Ca¨ªdos se hizo para soportar vientos de entre 150 y 340 kil¨®metros por hora. En los brazos de la cruz, seg¨²n se lee en la gu¨ªa oficial de la ¨¦poca, ¡°pueden cruzarse dos veh¨ªculos de turismo¡±. ¡°En la instalaci¨®n del pararrayos desde la cima de la cruz hasta la parte baja del Valle aport¨® su asesoramiento la m¨¢xima autoridad espa?ola en la materia, el profesor de la Escuela de Ingenieros de Caminos don Pedro Luc¨ªa¡±, escribe Daniel Sueiro. ¡°En el interior de la cruz seguir¨ªa funcionando, aunque solo para los servicios de vigilancia y conservaci¨®n, el ascensor que va de la base a la c¨²spide. En cambio, nunca se tuvo la absurda intenci¨®n de montar en los brazos de la cruz ni una biblioteca ni un restaurante¡±. La cruz fue concluida en septiembre de 1956.
15. Filtraciones en la fosa
Las filtraciones de agua en la cripta fueron un problema desde el principio, y tambi¨¦n a la hora de construir y mantener la tumba de Franco. En la galer¨ªa donde se cav¨® el hoyo, los t¨¦cnicos encontraron cieno, de forma que tuvieron que aislarla y dar un recorrido distinto a la conducci¨®n de las aguas. ¡°Y as¨ª queda completamente aislada la fosa en la que se enterr¨® al caudillo¡±, seg¨²n le cont¨® el arquitecto conservador Ram¨®n Andrada a Sueiro. ¡°La impermeabilizamos con plomo, para que la filtraci¨®n que pudiera producirse no llegara en absoluto a entrar en ella¡±.
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