La batalla de los Franco y el prior del Valle contra todos
Los nietos del dictador quieren colocar sobre el f¨¦retro una guirnalda y un pend¨®n laureado del marqu¨¦s de Villaverde y, ya en Mingorrubio, una bandera con el ¨¢guila de san Juan
No ha sido breve, ni sencilla. La batalla de los Franco para evitar hasta el final la exhumaci¨®n del dictador tampoco ha sumado aliados, m¨¢s all¨¢ de su familia, su albacea y el prior del Valle de los Ca¨ªdos. El mandato del Congreso, las sentencias del Tribunal Supremo y la determinaci¨®n del Gobierno de Pedro S¨¢nchez han doblegado su pretensi¨®n de impedir la exhumaci¨®n de los restos del dictador y dirigir la reinhumaci¨®n a su gusto. Reconocida la derrota, con sensaci¨®n de haber sido humillados por el Gobierno y abandonados por la Iglesia, los familiares se contentan ahora con completar una ceremonia digna, colocarle?al f¨¦retro un pend¨®n en el Valle y, ya en Mingorrubio, la bandera preconstitucional del ¨¢guila de san Juan.
El 18 de junio de 2018, dos semanas despu¨¦s de llegar a La Moncloa, Pedro S¨¢nchez confirm¨® su decisi¨®n de cumplir una de las exigencias m¨¢s pol¨¦micas de la ley de memoria hist¨®rica: ¡°Espa?a no se puede permitir s¨ªmbolos que separen a los espa?oles. No es abrir heridas, es cerrar heridas, y apelo a la responsabilidad de los grupos parlamentarios¡±.
El abogado de los siete nietos vivos de Franco, Luis Felipe Utrera-Molina, hijo de Jos¨¦ Utrera-Molina, exsecretario general del Movimiento, convoc¨® a todos a una primera reuni¨®n. Y les solt¨®: ¡°Esta batalla va a ser dif¨ªcil pero solo podemos darla si estamos todos unidos¡±. No era un aviso de cortes¨ªa. Hab¨ªa sido albacea de la hija de Franco, Carmen, fallecida hace a?o y medio. Ella misma le hab¨ªa encomendado que velara por la unidad familiar. Esa posici¨®n no se ha resquebrajado en estos 16 meses. La adversidad les ha reconciliado porque han comprobado que la exhumaci¨®n de su abuelo les afecta profundamente. Han creado un grupo de WhatsApp, se han citado casi semanalmente y cuando alguno faltaba han mantenido las reuniones por Skype.
De aquella primera charla Utrera-Molina sali¨® con el mandamiento de los Franco de reclamar "un trato digno" hacia los restos de su abuelo. Lo primero que hizo al d¨ªa siguiente fue escribir una carta al prior del Valle, Santiago Cantera, para trasladarle la oposici¨®n de la familia al desalojo de la tumba en el centro de la bas¨ªlica donde el dictador fue enterrado, con todos los honores pol¨ªticos y militares, a las 14.11 horas del 23 de noviembre de 1975.
La cuesti¨®n de la exhumaci¨®n, 44 a?os despu¨¦s, ha sido muy diferente. Nada honor¨ªfica y s¨ª muy pol¨¦mica. Los Franco lo han intentado todo para impedir, paralizar y condicionar una operaci¨®n que S¨¢nchez hab¨ªa prometido que se har¨ªa ¡°en breve¡± y que sorprendi¨® al Gobierno por su complejidad.
Utrera-Molina, especializado en derecho mercantil y procesal, tuvo que ponerse al d¨ªa sobre asuntos contencioso-administrativos y delegar el resto de casos de su despacho. Pese a su amistad con la familia, no lo ha hecho gratis. Ha pasado sus minutas. Ha aprendido de recursos, incidentes, escritos, resoluciones, peticiones de suspensi¨®n o de amparo. Ha presentado casi 50 escritos. Algunas de esas maniobras pusieron de los nervios al Ejecutivo en alg¨²n momento, pero solo lograron retrasar la exhumaci¨®n.
El Tribunal Supremo sentenci¨® por unanimidad a favor del real decreto aprobado en octubre de 2018 por el Ejecutivo. Francis, el nieto var¨®n mayor de los Franco, tuvo que reconocer en el ¨²ltimo contacto con el Gobierno, el mi¨¦rcoles de la semana pasada en La Moncloa, la contundencia de la derrota: ¡°En el Supremo hemos perdido 10-0¡±. Despu¨¦s, el Constitucional desestim¨® su recurso. Cerrada la v¨ªa judicial en Espa?a, por primera vez un miembro de la familia se vio con un alto cargo del Ejecutivo, el secretario general de la Presidencia, F¨¦lix Bola?os, un abogado penalista vinculado profesionalmente al Banco de Espa?a, que S¨¢nchez se empe?¨® en reclutar para su gabinete por su lealtad personal y pol¨ªtica.
La charla en La Moncloa entre Francis Franco, su abogado y el representante del Ejecutivo dur¨® dos horas y media y casi la mitad la emplearon en discutir, con tensi¨®n, aspectos y detalles de la irremediable exhumaci¨®n. La familia pretend¨ªa que el f¨¦retro portase la bandera preconstitucional con el ¨¢guila de san Juan con que Franco fue enterrado y que el dictador convirti¨® en emblema de su r¨¦gimen. Pese al rechazo de su demanda, los parientes programaron instalarla sobre el ata¨²d en la cripta del pante¨®n de Mingorrubio, donde descansar¨¢n sus restos junto a su viuda, Carmen Polo. Antes, Francis Franco tiene el mandado de sus hermanos de situar sobre el f¨¦retro, ya en el traslado desde el Valle, una guirnalda especial con el pend¨®n laureado de la familia perteneciente al actual marqu¨¦s de Villaverde.
La aut¨¦ntica obsesi¨®n de los Franco, en este periodo, hab¨ªa sido evitar una exhumaci¨®n ¡°humillante y ultrajante¡±, pero defienden que nunca se negaron a que los medios de comunicaci¨®n tuvieran acceso a realizar im¨¢genes incluso dentro de la bas¨ªlica. Culpan de esa restricci¨®n al Gobierno. Piensan que han sido maltratados, especialmente por esa negativa tajante a acomodar el f¨¦retro en el traslado final con una ense?a nacional, aunque fuese ya sin ning¨²n s¨ªmbolo a?adido. El Gobierno explica que no quer¨ªan conceder a los Franco ning¨²n resquicio que se interpretase como un privilegio o que ofendiese a las v¨ªctimas de la dictadura.
Dos de los siete nietos, Crist¨®bal y Mar¨ªa del Mar (Merry), fueron los elegidos para observar en directo el momento de la exhumaci¨®n de su actual tumba dentro de la bas¨ªlica. Francis fue el seleccionado para ir en el helic¨®ptero al lado del ata¨²d. En el otro deb¨ªa viajar la ministra de Justicia, Dolores Delgado, para dar fe del acto. Todos los familiares, en total 22 entre nietos y bisnietos, tienen prohibido portar m¨®viles para evitar im¨¢genes del acontecimiento.
El contacto final de los Franco para negociar los pormenores del traslado lleg¨® precedido de otros intentos infructuosos de convenir una soluci¨®n al conflicto. Bola?os y Utrera-Molina se reunieron en febrero en el restaurante de un hotel del barrio de Moncloa con el mismo objetivo. En las ¨²ltimas Navidades la mediaci¨®n se intent¨® a trav¨¦s del obispo de Madrid, Carlos Osoro, con el que el Ejecutivo socialista mantuvo reuniones discretas que acababan siempre con la misma sensaci¨®n de impotencia: el representante de la Iglesia solo les daba buenas palabras. Lo mismo sucedi¨® con la Conferencia Episcopal. La vicepresidenta, Carmen Calvo, abord¨® en Roma el asunto en noviembre de 2018 con el secretario de Estado de la Santa Sede, Pietro Parolin, con divisi¨®n de interpretaciones sobre el ¨¦xito de la entrevista.
El Gobierno envi¨® al Valle, para convencer al d¨ªscolo prior Santiago Cantera, al presidente de Patrimonio Nacional, Alfredo P¨¦rez de Armi?¨¢n, para esgrimir su responsabilidad sobre la conservaci¨®n del recinto, exigir m¨¢s claridad en las cuentas internas y hacerse con las llaves del recinto. Nada sirvi¨®. El prior se encastill¨® y advirti¨® de que solo el Papa podr¨ªa rectificarle. Esa intervenci¨®n nunca se produjo.
Lo que s¨ª se evidenci¨® fue un distanciamiento entre la Iglesia y los Franco que el propio Francis reconoci¨® este martes en una entrevista en EL PA?S cuando se le pregunt¨® cu¨¢l cre¨ªa que hab¨ªa sido su comportamiento: "Acomodaticios. El prior del Valle, que era el depositario de los restos de mi abuelo, el fin de semana tuvo que denunciar que le imped¨ªan el acceso a la bas¨ªlica, que es de ellos, y eso es una ilegalidad, un atropello. La Iglesia tendr¨ªa que protestar, porque va contra el convenio del Vaticano, pero est¨¢n callados y miran para otro lado en una actitud cobarde".
Su abogado ratifica esa posici¨®n: ¡°Como cat¨®lico no ha habido mayor decepci¨®n en este proceso que la absoluta soledad en la que la Iglesia ha dejado a una familia cat¨®lica para que no se profanase la tumba de su abuelo en un lugar sagrado, una Iglesia a la que Franco cuid¨® y salv¨® y le dio un poder excesivo¡±.
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