Hasta luego, Lucas
Albert Rivera trata de frenar la sangr¨ªa de votos presentando un perro como arma secreta para el debate
Hoy es lunes todo el d¨ªa. Si le ha costado levantarse de la cama temiendo la semana que se le viene encima, consu¨¦lese pensando en esos cinco t¨ªos como cinco siglas que esta noche se juegan su pellejo, y el nuestro, en dos horas d¨¢ndose para el pelo delante de 200 c¨¢maras y detr¨¢s de un atril ortop¨¦dico. Me refiero a los se?ores candidatos a presidente, ese selecto club masculino. Ellos s¨ª que est¨¢n estresaditos vivos. Y m¨¢s habi¨¦ndose levantado ayer con las encuestas d¨¢ndoles a cada uno lo suyo por arriba, por abajo y por el centro. Solo as¨ª se entiende que el ciudadano Albert Rivera, a quien seg¨²n los sondeos se le puede ir con otro la mayor¨ªa absoluta de sus exvotantes, decidiera grabarse un v¨ªdeo en plan Nuria Roca en Waku-Waku (mileniales, ver Wikipedia) present¨¢ndonos a un perrito llamado Lucas como su arma secreta para el debate y sirvi¨¦ndome el t¨ªtulo en bandeja. Si es que hay que quererlos, animalejos.
A los candidatos, digo. En el fondo, pese a la testosterona que chorrean, no han matado al ni?o que llevan dentro. Se supone que Rivera subi¨® a Lucas a Instagram buscando el efecto viral de perretes y gatetes para recuperar protagonismo despu¨¦s de dejarle a Arrimadas el marr¨®n de los m¨ªtines y el debate de teloneros mientras ¨¦l se reclu¨ªa a preparar el decisivo. Bingo.
M¨¢s que la caja de Pandora, Rivera abri¨® el Arca de No¨¦ en pleno. A los de Vox, crecid¨ªsimos por el megasorpasso de las encuestas, le falt¨® tiempo para marcar paquetes sacando a Santiago Abascal posando con un tigre y a Ortega Smith galopando y cortando el viento a lomos de una jaca, o jaco ¡ªno vaya a ser que me acusen de hembrismo¡ª con m¨²sica de w¨¦stern de fondo. La m¨¢s elegante, como siempre, Adriana Lastra, que sugiri¨® a Rivera llevarse a Lucas para que le cuide el tenderete que se lleva a los debates. Si no el centro del tablero, Rivera recuper¨® el del choteo.
La campa?a pura y dura es menos divertida. Que se lo digan a Aitor Esteban, del PNV, que entre Espinosa de los Monteros llam¨¢ndole racista y Ortega Smith amenazando con ilegalizarlo vivo, lleva unos d¨ªas de ¨®rdago, que hasta se le ha torcido su proverbial sonrisa jesuita. Por cierto que pod¨ªa haber salido en su auxilio alg¨²n constitucionalista cuando los de Vox ¡ªentre todos los auparon y ellos solos se crecieron¡ª le se?alaron con el dedo. Pero no les ven¨ªa bien a ninguno en este momento. Mejor cuando pase el debate, o las elecciones, o la legislatura, porque, tal como se est¨¢n quedando los bloques en los sondeos, igual para este viaje no hac¨ªan falta alforjas.
Hasta entonces, nos tendr¨¢n entretenidos con la previa del debate. La llegada coreografiada a la Casa de Campo. El posado en el photocall de marras. La semi¨®tica de las corbatas o de su ausencia La inc¨®gnita de si los candidatos ir¨¢n o no acompa?ados de sus parejas ¡ªunas cuantas, y cuantos, fantaseamos con una en concreto, y quien lo niegue, miente¡ª para darles ¨¢nimos. El morbo de qui¨¦n formar¨¢ sus s¨¦quitos. Chorradas. Todos contra S¨¢nchez. S¨¢nchez contra todos y las encuestas. Y m¨¢s de uno rezando lo que sepa pidiendo virgencita, virgencita, que me quede como estaba.
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