El basti¨®n b¨²lgaro en el peque?o granero de Vox
El partido ultra gan¨® las elecciones del 10-N en Torre del Burgo, el municipio con mayor porcentaje de extranjeros de Espa?a
En Torre del Burgo es m¨¢s f¨¢cil escuchar una conversaci¨®n en b¨²lgaro que en castellano. Este pueblo de Guadalajara, de 502 habitantes, es la localidad espa?ola con mayor porcentaje de extranjeros, el 88% de su poblaci¨®n. En su gran mayor¨ªa, inmigrantes de Bulgaria dedicados al cultivo de esp¨¢rrago verde. Pero como no pueden votar, la localidad ha tenido un resultado electoral peculiar. Vox fue el partido m¨¢s votado el 10-N con el 44% de los 54 residentes espa?oles en el censo. El PP obtuvo el 36,59% (15 votos) y el PSOE 14,63% (6) y Cs el 2,44%, (un voto), al igual que Podemos. Vox tambi¨¦n gan¨® los comicios del 28 de abril, aunque sac¨® dos votos menos.
Las calles est¨¢n vac¨ªas. No hay ni un ruido, parece un pueblo fantasma. Es noviembre y la campa?a de recolecci¨®n del esp¨¢rrago, que se extiende de abril a junio, ha terminado. Muchos de los 400 b¨²lgaros empadronados se han marchado a comunidades como Arag¨®n para participar en la recogida de otros productos agr¨ªcolas.
En la entrada del municipio, un trabajador rumano fuma un cigarrillo, y desespera porque no abre el bar. Son las diez de la ma?ana. ¡°Cuando lo regentaban los espa?oles, abr¨ªa a las siete. Ahora estos [los b¨²lgaros] hacen lo que quieren¡±, protesta. Algunos vecinos creen que la integraci¨®n es buena, pero otros se quejan de la formaci¨®n de ¡°guetos¡±.
Los inmigrantes comenzaron a llegar a principios de siglo. Entonces el pueblo solo ten¨ªa 74 habitantes. La empleada de la gasolinera lo explica: ¡°Ocurri¨® una especie de efecto llamada, el primo que le dice al hermano, el hermano que le comenta al cu?ado y as¨ª sucesivamente¡±. El cambio demogr¨¢fico ha sido tan brusco que, casi como una broma, al municipio se le ha llegado a llamar Torre del B¨²lgaro.
Por fin el bar abre, para alivio de las dos personas que esperaban fuera. El cliente Dancho Danev bebe su g¨¹isqui y hace breves pausas para opinar sobre las elecciones: ¡°Me da igual [que haya ganado Vox], aqu¨ª nos tratan muy bien¡±. Hace 14 a?os que dej¨® Plovdiv, la segunda ciudad m¨¢s poblada de su pa¨ªs, para trabajar como alba?il. Ahora est¨¢ en paro.
A unos metros del bar, un cami¨®n de transporte de cereal aparca antes de seguir su camino. Su conductor aprovecha para hablar con Alberto y Adolfo L¨®pez, dos hermanos encargados de una de las empresas del esp¨¢rrago, que emplea a 140 personas, casi todos b¨²lgaros. Ambos destacan la profesionalidad de los inmigrantes y admiten que sin ellos no tendr¨ªan trabajo. No dicen abiertamente a qui¨¦n votaron, pero s¨ª hacen el esfuerzo para se?alar que la formaci¨®n de Abascal no es xen¨®foba. Adolfo trata de resolver la paradoja: ¡°Si uno rompe la ley, debe pagar las consecuencias. Si t¨² entras a un pa¨ªs sin papeles, tambi¨¦n es romper la ley¡±. A su lado, un camionero que prefiere no ser identificado, se r¨ªe cuando se le pregunta por el resultado del domingo: ¡°La gente est¨¢ enfadada, [el triunfo de Vox] no tiene nada que ver con la migraci¨®n¡±, sentencia.
El alcalde, Jos¨¦ Carlos Moreno, del PP, comparte la opini¨®n de los vecinos. ¡°El voto a Vox no es ideologizado, es por cabreo. A m¨ª lo que me preocupar¨ªa es que hubiese salido Podemos¡±, se?ala desde su despacho. Seg¨²n explica el regidor, Torre del Burgo es un caso de inmigraci¨®n excepcional. Se queja de que algunos de los trabajadores del esp¨¢rrago ¡°vienen, ni se preocupan en aprender el idioma y se empadronan para tener cobertura m¨¦dica¡±. Tambi¨¦n critica que se subvencione a quienes no se quedan en la localidad el resto del a?o porque se van a trabajar fuera. ¡°Esos chorros de dinero hay que cortarlos¡±, asegura.
Solo un centenar de b¨²lgaros permanecen en el pueblo, de acuerdo con el Ayuntamiento. Rosa Ivanova es una de ellos. Vive con sus dos hijas, de 11 y 16 a?os, en un peque?o edificio blanco a unos metros del Consistorio, que luce algunas paredes carcomidas. Lleg¨® a Torre del Burgo en 2006 con su esposo, del que se separ¨®. Ahora se dedica a cuidar a una mujer mayor. Al igual que sus compatriotas, cree que la convivencia es magn¨ªfica. Pero cuando se inicia la campa?a del esp¨¢rrago y la localidad se desborda, no tanto: ¡°A los vecinos les molesta tanto extranjero¡±. Una percepci¨®n que var¨ªa en funci¨®n de a qui¨¦n se pregunta. Juana Viejo, una mujer de 83 a?os, se queja desde la puerta de su casa de los m¨²ltiples botellones que no la dejan dormir: ¡°Esos s¨ª que son unos sinverg¨¹enzas¡±.
Ivan Ivanov vive en una de las tres casas detr¨¢s de la parroquia. Lleva casi 20 a?os en Espa?a, la mitad en Torre del Burgo. Es encargado de una de las empresas agr¨ªcolas del pueblo. Para ¨¦l, la cosa est¨¢ m¨¢s que clara. ¡°Los espa?oles no quieren hacer nuestro trabajo¡±, dice con contundencia.
Un autob¨²s escolar aparca frente al Ayuntamiento. Varios ni?os, de distintas nacionalidades, son recibidos por F¨¢tima Lopes, una hispanoportuguesa de 59 a?os que se dedica a cuidarlos mientras sus padres trabajan. El 10-N estuvo en una mesa electoral. El resultado no le sorprendi¨®, pero lanza una reflexi¨®n: si los inmigrantes pudiesen votar en las generales, otro gallo cantar¨ªa.
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