El hermano de la joven que acogi¨® al embajador brit¨¢nico: ¡°Hoy nos cuesta ayudar a los dem¨¢s¡±

Lourdes Arn¨¢iz siempre ofreci¨® lo poco que ten¨ªa hasta que la esclerosis m¨²ltiple se la llev¨® antes de tiempo, con 32 a?os. Su memoria sigue perenne en quien la conoci¨® toda la vida, como su hermano Alfonso, y entre quien apenas coincidi¨® cinco d¨ªas con ella, suficientes para hacerla inolvidable. Hugh Elliott, actual embajador del Reino Unido en Espa?a, lleg¨® a Burgos en 1984 sin la bicicleta sobre la que recorr¨ªa Europa con apenas 19 a?os. Lourdes, de su misma edad, le dio cobijo y alimento, sin conocerlo, hasta que lleg¨® la bici. Jam¨¢s volvieron a verse, pero su historia se ha hecho viral 35 a?os despu¨¦s.

El diplom¨¢tico retorn¨® a Burgos la semana pasada, record¨® esta vivencia y trat¨® de localizar a su benefactora. El alcance de sus v¨ªdeos en redes sociales pronto super¨® sus expectativas, con miles de personas pregunt¨¢ndose por Lourdes. As¨ª fue como Alfonso, de 63 a?os, supo que su hermana, fallecida en 1997, fue la buena samaritana en cuesti¨®n.

Este arquitecto t¨¦cnico muestra este domingo en una cafeter¨ªa de Burgos dos fotos de su hermana: morena, de pelo rizado y mirada profunda que posa ante la playa en un viaje a Gran Canaria. Lo hace mientras relata, con temple y cierta emoci¨®n, que Rosa, una antigua amiga de la solidaria joven, le inform¨® de la b¨²squeda de Elliott. Todo encajaba: el embajador citaba a un canadiense que sirvi¨® de nexo para conocer a Lourdes. Alfonso desconoc¨ªa que la peque?a de los cuatro hijos de un matrimonio burgal¨¦s emigrado a Gipuzkoa se carteaba con el norteamericano, pero comprende que no le dijera nada. Qu¨¦ hermanos no tienen secretos, se plantea. Rosa s¨ª lo sab¨ªa y lo escribi¨® en Twitter. El diplom¨¢tico lo ley¨® y movi¨® cielo y tierra para dar con Alfonso.

Alfonso Arn¨¢iz ten¨ªa entonces 29 a?os, trabajaba en Segovia y regresaba a Burgos los fines de semana. Aunque admite que no identificaba f¨ªsicamente a Hugh, hablando con ¨¦l este viernes constat¨® la veracidad de la historia: ¡°La clave fue que recordaba el vino que yo ten¨ªa, mi direcci¨®n y el cumplea?os de Lourdes¡±. El caldo es un Rioja Paternina banda azul, que a¨²n degusta el embajador 35 a?os despu¨¦s; el ciclista arrib¨® a las tierras del Cid sin su babieca de aluminio el 9 de septiembre de 1984 y se march¨® el 14. Dos d¨ªas despu¨¦s su anfitriona cumpli¨® 20 a?os.

Cuando el embajador, que rememora la simpat¨ªa y las habilidades culinarias de Lourdes, supo del fallecimiento de su benefactora no desisti¨® en conocer a Alfonso, quien agradece la invitaci¨®n de Elliott para verse en Madrid. Pero lo que m¨¢s abriga el fr¨ªo que a¨²n siente al recordar a su hermana es la iniciativa solidaria del diplom¨¢tico: una campa?a para sensibilizar sobre una enfermedad que paraliz¨® a Lourdes Arn¨¢iz los dos ¨²ltimos a?os de su vida y le impidi¨® cumplir su sue?o de terminar Filolog¨ªa inglesa y viajar por Europa. Hay personas que unen incluso cuando se van.

El milagro p¨®stumo de Lourdes fue la gran reacci¨®n popular recordando an¨¦cdotas solidarias. Estas historias humanas han vuelto a emocionar a Alfonso, que perdi¨® a su madre hace unos d¨ªas. ¡°Se me ponen los pelos de punta¡±, afirma. Estos casos lo animaron a mostrarse para visibilizar una enfermedad que padecen 47.000 espa?oles. Eso s¨ª, declina aparecer en las fotograf¨ªas porque quiere pasar desapercibido. Su hija, de 17 a?os, tiene casi la misma edad que su t¨ªa cuando acogi¨® al pr¨®jimo necesitado. ¡°Se le cayeron las l¨¢grimas cuando vio los v¨ªdeos del embajador y supo que su t¨ªa hab¨ªa sido tan buena con ¨¦l¡±, explica sonriente Arn¨¢iz sobre la adolescente, con quien dice hablar de todo para no ser un ¡°padre antigualla¡±.

La solidaridad es un valor que Alfonso ensalza con sus palabras, manos y gestos faciales detr¨¢s de las gafas. ?l sabe lo que es precisar ayuda en el extranjero. As¨ª se vio en un viaje en coche cuando el autom¨®vil se estrope¨® en el camino y tuvo que defenderse con su escaso ingl¨¦s en Copenhague. El mec¨¢nico carec¨ªa de la pieza necesaria para el arreglo, pero le ofreci¨® ¡°un apa?o¡± para al menos llegar a Espa?a. El apa?o le dur¨® tres a?os.

El burgal¨¦s siente que los tiempos han cambiado y que ese gesto de su hermana hoy ser¨ªa m¨¢s dif¨ªcil de encontrar. ¡°?Qui¨¦n har¨ªa ahora autoestop?¡±, se pregunta. ¡°A la gente le cuesta m¨¢s darse a los dem¨¢s¡±. Pese a ello, recalca la ¡°humanidad¡± y la ¡°solidaridad¡± de Hugh Elliott 35 a?os despu¨¦s de aquella estancia de cinco d¨ªas. Por supuesto, sostiene, le parecer¨ªa bien que su joven hija acogiese tambi¨¦n a quien lo necesitara. Lourdes estar¨ªa orgullosa.