El temporal venci¨® a Antonio tras una vida en la mina
Los vecinos de los pueblos afectados por la borrasca intentan recomponer sus calles y sus casas arrasadas por el viento y la lluvia
Un enga?oso arco¨ªris corona un d¨ªa soleado en Bo, Asturias. No tarda en nublarse, como los apenados rostros de los vecinos de este pueblo, hist¨®ricamente ligado a la miner¨ªa, al recordar a Antonio Lesmes. El anciano, de 77 a?os, super¨® el trabajo de la mina, pero no pudo resistir la avalancha de rocas que le cay¨® el pasado viernes mientras andaba por un camino. Es una de las seis v¨ªctimas mortales que han dejado las borrascas Elsa y Fabien. Las rocas a¨²n bloquean el sendero y solo un prado ablandado por las lluvias pudo detener a los pe?ascos.
Los lugare?os a¨²n hablan de la tragedia mientras una mujer camina sobre sus madre?as, unos zuecos con tacos de goma, rumbo a sus quehaceres. Bo, a media hora de Oviedo, ya no es lo que era, cuenta Gaspar V¨¢zquez, presidente de la asociaci¨®n de vecinos. La mina reuni¨® a 3.000 personas hace d¨¦cadas. Hoy quedan 400, mayoritariamente jubilados. V¨¢zquez ense?a el punto de la ¡°fatalidad¡±, pues el hombre no sol¨ªa frecuentar esa senda. A¨²n sigue la manta dorada, sobre la que repiquetean las gotas, que cubri¨® el cuerpo de Lesmes. El derrumbe lo arrastr¨® m¨¢s de diez metros. Daniel Mart¨ªnez, que observa con su hijo, a?ade que el anciano estaba ¡°algo sordo¡± y que quiz¨¢ no oy¨® el inicio del desprendimiento.
¡°La lluvia ayuda, pero el problema es previo. Queremos que unos t¨¦cnicos eval¨²en la zona¡±, explica V¨¢zquez. La miner¨ªa erosion¨® el terreno, da?ado tambi¨¦n por el clima. Hace tres d¨¦cadas que varias casas se agrietaron y se reubic¨® a los habitantes. Las viviendas, abandonadas, aguantan la amenaza de nuevos vencimientos. La paz que transmiten los cencerros, el fluir del agua y el lejano bramido de una cascada no basta para eliminar la inquietud de Bo.
La ant¨ªtesis es Reinosa (monta?a de Cantabria, 9.000 habitantes). El desbordamiento del r¨ªo H¨ªjar y del nacimiento del Ebro inund¨® este viernes parte del pueblo, a¨²n embarrado. El agua rebas¨® el metro y medio de altura, marcas que a¨²n se conservan en las fachadas e interiores de las casas. La avenida Naval hizo honor a su nombre con varios coches arrastrados por el caudal como barcos de juguete. Los vecinos han acumulado un sinf¨ªn de objetos inutilizados: sof¨¢s, colchones, libros y muebles para que el seguro les indemnice. Lo ¨²nico positivo, asumen, es que nadie muri¨®.
La explicaci¨®n est¨¢ en las altas temperaturas de d¨ªas anteriores, que fundieron la nieve, y las potentes precipitaciones la arrastraron hacia el cauce. Lo dem¨¢s es historia, pues en Reinosa nadie recuerda nada similar. Un peluche del p¨¢jaro Piol¨ªn cubierto de barro contempla las labores de limpieza con los ojos m¨¢s marrones que azules. No ha sobrevivido a la criba de quienes intentan rescatar ¨¢lbumes personales o art¨ªculos de valor sentimental de la tromba que arras¨® sus calles.
Los negocios tampoco se libraron. Marina Guti¨¦rrez ayuda a limpiar un supermercado que parece salido de una pel¨ªcula apocal¨ªptica: est¨¢ arrasado, sucio y sin los productos expuestos en las baldas inferiores. ¡°He pasado de cortar lechazo a despejar agua¡±, ironiza la trabajadora, que junto a sus compa?eras resopla cuando se les pide valorar la cuant¨ªa del destrozo. Varios jamones flotaban en la tienda cuando lograron entrar. Reinosa es un no parar. Los bomberos, que drenan garajes y bajos, tienen un encargo inesperado. Una culebra asusta a unas mujeres que siguen con la limpieza. Lo que les faltaba.
Somo, en la costa c¨¢ntabra, bien conoce los efectos de las borrascas. Unas viviendas, construidas sobre la arena de la kilom¨¦trica playa, fueron arrasadas en 2014. Sin embargo, una de las residentes no teme a la alerta roja por viento y mala mar que se ha decretado en el litoral. ¡°La clave es que el coeficiente de mareas sea bajo¡±, indica Laura Astobiza, que vive all¨ª, cerca de Santander, desde hace 35 a?os, mientras ordena su terraza. La arena es la mejor protecci¨®n, agrega. No todos se quejan del temporal. El intenso viento previsto atrae a los surfistas, que buscan olas que cabalgar. Nunca llueve a gusto de todos.
Una aver¨ªa el¨¦ctrica provoca retrasos en 12 trenes AVE
Una aver¨ªa en el tendido el¨¦ctrico de la l¨ªnea de alta velocidad (AVE) provoc¨® ayer por la tarde retrasos de hasta cuatro horas en trenes que ten¨ªan su origen o destino en la estaci¨®n de Atocha, en Madrid. Un convoy procedente de M¨¢laga y con final en Sants (Barcelona) qued¨® enganchado en la catenaria en Puente de Vallecas. Todo apuntaba a que fue consecuencia del temporal.
El fallo el¨¦ctrico se produjo a las 17.37, cuando el tren 3991 se dirig¨ªa a la estaci¨®n de Atocha. El pant¨®grafo (dispositivo por el que recibe la corriente el¨¦ctrica) qued¨® enganchado con la catenaria, lo que motiv¨® la ca¨ªda del suministro. Otros dos AVE, uno con destino a Barcelona y otro procedente de la capital catalana, quedaron parados.
Los pasajeros del primer tren se quejaron de que estaban "sin agua, sin aire y sin luz" y que nadie les explicaba lo ocurrido. "Es una verg¨¹enza porque hay ni?os y mayores. Nos enteramos m¨¢s por Twitter", se?alaba una pasajera de ese tren.
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