No es un lapsus de S¨¢nchez, es un cambio de estrategia

Pedro S¨¢nchez ha mostrado en los ¨²ltimos meses una gran capacidad para cambiar su estrategia; esa volatilidad se ha convertido en uno de los ejes de la cr¨ªtica de la oposici¨®n. El presidente ha dado un giro acerca de la posibilidad de coaligarse con Podemos, y rectific¨® tambi¨¦n en su relaci¨®n con los independentistas de ERC. Su equipo siempre ha defendido que esos cambios no se han producido por capricho, sino por necesidad. Y lo mismo ha sucedido con Venezuela, seg¨²n coinciden diversas fuentes del Gobierno. S¨¢nchez, explican, no tuvo un lapsus al llamar ¡°l¨ªder de la oposici¨®n¡± al venezolano Juan Guaid¨®. Formalmente, Espa?a sigue reconoci¨¦ndole como presidente encargado. Y eso no va a variar. Pero en la cabeza de S¨¢nchez, aseguran, las cosas han cambiado mucho en un a?o, el tiempo que ha pasado desde que convoc¨® a la prensa de manera extraordinaria un s¨¢bado en La Moncloa para declarar a Guaid¨® como presidente encargado.

Oficialmente no hay ning¨²n cambio. Pero en privado, varios ministros y personas de confianza del presidente admiten que S¨¢nchez ha ido girando poco a poco, a medida que se agravaba la crisis de Venezuela, hacia la posici¨®n en la que, seg¨²n estas fuentes, siempre estuvo la c¨²pula diplom¨¢tica del Ministerio de Exteriores.

Ah¨ª, explican, siempre se vio con recelo el reconocimiento de Guaid¨® como presidente encargado, algo sin antecedentes y que ha generado una situaci¨®n peculiar, porque a la vez Espa?a mantiene relaciones con el Gobierno de Maduro, que es con quien resuelve los problemas del d¨ªa a d¨ªa no solo de los ciudadanos espa?oles en Venezuela y venezolanos en Espa?a, sino los m¨²ltiples conflictos de las empresas espa?olas con intereses muy fuertes en el pa¨ªs. De hecho, el protagonista de la crisis de Delcy Rodr¨ªguez, Jos¨¦ Luis ?balos, ministro de Transportes, ten¨ªa prevista, seg¨²n fuentes de su departamento, una cita al d¨ªa siguiente con el responsable de Turismo venezolano, F¨¦lix Plasencia, para agradecerle las gestiones que permitieron resolver varios conflictos de grandes empresas espa?olas presentes en Venezuela.

Con el paso de los meses, S¨¢nchez, seg¨²n explican en su entorno, ha visto c¨®mo Guaid¨® no se consolidaba. Al contrario, aseguran, han surgido divisiones dentro de la oposici¨®n, mientras se hac¨ªa cada vez m¨¢s imprescindible tener una relaci¨®n normalizada con el r¨¦gimen de Maduro.

Hace un a?o, con unas elecciones en Espa?a a la vista, una presi¨®n muy fuerte del PP y un ambiente en la UE muy favorable a reconocer a Guaid¨®, La Moncloa, con Jos¨¦ Manuel Albares, secretario general de Asuntos Internacionales, como figura clave, le gan¨® la partida a Exteriores, entonces con Josep Borrell a la cabeza, y S¨¢nchez apost¨® a tope por Guaid¨®. Entonces, recuerdan esas fuentes, parec¨ªa que Maduro podr¨ªa caer en cualquier momento.

Ahora, con S¨¢nchez consolidado en el poder con una coalici¨®n con Unidas Podemos ¡ªcuyo l¨ªder, Pablo Iglesias, tambi¨¦n apoya la decisi¨®n de alejarse de Guaid¨®¡ª Albares camino de la embajada en Par¨ªs y el dirigente venezolano debilitado, se ha impuesto, explican fuentes del Ejecutivo, la visi¨®n de Exteriores. La c¨²pula de la diplomacia espa?ola, se?alan, sigue pensando que hay que poner huevos en varias cestas para consolidar la influencia de Espa?a en Venezuela y ser un referente de la soluci¨®n que, para ellos, pasa por unas elecciones pactadas entre el r¨¦gimen y la oposici¨®n.

Pr¨¢cticamente todos los mensajes que le llegan a S¨¢nchez en estas semanas, aseguran, van en la misma l¨ªnea: la necesidad de no fiar todas las cartas a una improbable consolidaci¨®n de Guaid¨®. En ese contexto, a?aden, se tom¨® la decisi¨®n de que el presidente no le recibiera y en este mismo ambiente se decidi¨® que ?balos tratara de resolver la crisis con Rodr¨ªguez sin tener un conflicto con Maduro. Y en ese contexto, mantienen fuentes pr¨®ximas a La Moncloa, se enmarca la idea de llamar a Juan Guaid¨® ¡°jefe de la oposici¨®n¡±. En la cabeza de S¨¢nchez, explican, ya no es m¨¢s que eso. Aunque La Moncloa insiste en que no hay ning¨²n cambio, todos los indicios van en sentido contrario.