Fr¨¦d¨¦ric Lenoir, fil¨®sofo: ¡°El porno crea miedo a las relaciones sexuales¡±
El ensayista franc¨¦s publica ¡®Filosof¨ªa del deseo¡¯, un libro donde ofrece un recorrido hist¨®rico y filos¨®fico para comprender la naturaleza de los deseos y c¨®mo dirigirlos hacia lo que realmente nos beneficia
La conversaci¨®n con el fil¨®sofo franc¨¦s Fr¨¦d¨¦ric Lenoir fluye mejor en terreno llano. No es que este autor, que ha vendido millones de ejemplares con sus libros, evite los temas pol¨¦micos o sea contrario a la confrontaci¨®n; simplemente, est¨¢ conectado a la videollamada desde un coche, en compa?¨ªa de unos amigos, y la conexi¨®n se deteriora notablemente cuando suben por la ladera de una monta?a en la carretera de Los ?ngeles. ¡°Justo me hab¨¦is pillado en mitad...
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La conversaci¨®n con el fil¨®sofo franc¨¦s Fr¨¦d¨¦ric Lenoir fluye mejor en terreno llano. No es que este autor, que ha vendido millones de ejemplares con sus libros, evite los temas pol¨¦micos o sea contrario a la confrontaci¨®n; simplemente, est¨¢ conectado a la videollamada desde un coche, en compa?¨ªa de unos amigos, y la conexi¨®n se deteriora notablemente cuando suben por la ladera de una monta?a en la carretera de Los ?ngeles. ¡°Justo me hab¨¦is pillado en mitad de un road trip, y mis amigos tienen un compromiso ineludible. Prometo que en cuanto podamos, nos detendremos en un arc¨¦n¡±, se disculpa.
El arc¨¦n tard¨® en llegar, exactamente, hasta la ¨²ltima pregunta. Por suerte, la claridad expositiva que Lenoir exhibe en sus obras, resisti¨® en una conversaci¨®n congelada en cada cambio de altura. Acaba de publicar Filosof¨ªa del deseo (Ariel, 2024), un ensayo en el que aborda la importancia del deseo en la vida humana, la necesidad de regularlo en un mundo saturado de opciones y tecnolog¨ªa, y la contibuci¨®n de las redes sociales, la sociedad de consumo y la pornograf¨ªa en el declive de lo que el fil¨®sofo Henri Bergson llamaba el ¡°¨¦lan vital¡± (impulso vital en franc¨¦s).
Pregunta: En su ¨²ltimo libro, usted afirma: ¡°Un ser humano sin ning¨²n deseo es un muerto viviente¡±. ?Por qu¨¦ es tan importante el deseo en nuestras vidas?
Respuesta: Creo, como dec¨ªa Spinoza, que el deseo es lo que constituye nuestra singularidad como seres humanos. Es el motor fundamental de nuestra existencia; sin ¨¦l, no tendr¨ªamos ganas de vivir, ni de levantarnos por las ma?anas. En cierta medida, la depresi¨®n es una enfermedad que se puede definir como una ausencia de deseo. Estoy firmemente en contra del enfoque asc¨¦tico que busca suprimirlo, ya que considero que ello equivaldr¨ªa a perder nuestra humanidad. Para m¨ª, la clave radica en c¨®mo dirigir el impulso del deseo de manera constructiva.
P: Incluso relaciona el deseo con la crisis ecol¨®gica. ?El futuro de la humanidad pasa por aprender a regular nuestros deseos?
R: S¨ª. La alianza actual entre la tecnolog¨ªa y el liberalismo ecol¨®gico permite a la mayor¨ªa de nosotros responder a los incentivos de la parte m¨¢s primitiva de nuestro cerebro, que nos hace desear siempre m¨¢s. Esta huida hacia adelante es catastr¨®fica desde el punto de vista ecol¨®gico, porque un crecimiento infinito es algo imposible en un mundo finito con recursos limitados. Adem¨¢s, es una fuente de insatisfacci¨®n permanente para aquellos que nunca est¨¢n satisfechos con lo que tienen.
P: ?C¨®mo es posible discernir los deseos aut¨¦nticos y beneficiosos de aquellos que vienen inculcados por la sociedad de consumo, la familia o la religi¨®n dominante?
R: Ah¨ª no podemos escapar de lo que nos dice S¨®crates: con¨®cete a ti mismo. Debemos realizar un trabajo de introspecci¨®n para observarnos. Se trata de una labor de observaci¨®n cr¨ªtica de uno mismo, que puede llevarse a cabo mediante el psicoan¨¢lisis, la introspecci¨®n personal, o la meditaci¨®n. Con el tiempo y la experiencia, uno logra conocerse a s¨ª mismo. Esto es lo que Jung denomina el proceso de individuaci¨®n. Normalmente, ocurre entre los 35 y los 50 a?os, ya que antes uno est¨¢ atrapado en la influencia de la sociedad y la familia. Sin embargo, llega un momento, en la mitad de la vida, en el que uno se pregunta: ?He elegido bien mi profesi¨®n? ?He elegido bien mi pareja? Tal vez necesite hacer algo que me haga sentir m¨¢s feliz y m¨¢s ¨²til en la sociedad. Es por eso que muchas personas buscan terapia y reorientan su vida a esa edad, porque buscamos lo que nos conviene como individuos.
Todos deber¨ªamos limitar nuestros deseos para ser m¨¢s felices y mejorar nuestra calidad de vida.
P: Usted practica el ayuno y, diariamente, solo se permite 20 minutos de informaci¨®n; adem¨¢s, es un declarado defensor del mindfulness. ?No contribuyen estas pr¨¢cticas, como usted ha criticado previamente, a ¡°suprimir el deseo¡±?
R: Yo soy muy epicureo. Ser epic¨²reo no implica buscar una abundancia o cantidad de deseos, sino m¨¢s bien priorizar la calidad sobre la cantidad. Es mejor tener poco alimento de mucha calidad, que mucho alimento de poca calidad. Esta ¨¦tica se centra en moderar nuestros deseos, no en suprimirlos por completo: se trata de limitarlos a lo esencial y lo valioso. Al practicar el ayuno, busco acostumbrar mi cuerpo a limitar sus deseos y a saborear a¨²n m¨¢s cualquier alimento. Al restringir la cantidad de informaci¨®n que consumo diariamente, busco evitar la saturaci¨®n mental y el estr¨¦s que provoca un exceso de informaci¨®n, que suele ser mayoritariamente negativa. Dir¨ªa que todos deber¨ªamos limitar nuestros deseos para ser m¨¢s felices y mejorar nuestra calidad de vida.
P: ?Era m¨¢s f¨¢cil gestionar el deseo en tiempos de Epicuro o Arist¨®teles que en la actualidad?
R: S¨ª y no. Por un lado, la gesti¨®n del deseo ha sido un tema estudiado a lo largo de toda la historia de la filosof¨ªa. En ese sentido, el n¨²cleo del ser humano no ha cambiado. Lo que ha cambiado dr¨¢sticamente es el entorno social, que exacerba las dificultados para regular el deseo, porque no hoy no podemos sino desear. La posibilidad de hacerlo todo complica la vida de muchos occidentales, que a menudo est¨¢n indecisos, sin saber bien qu¨¦ quieren, ni qu¨¦ es lo mejor para ellos. Una enfermedad moderna, bien descrita en el libro La fatiga de ser uno mismo, de Alain Ehrenberg, es el agotamiento resultante de intentar ser aut¨¦ntico. La b¨²squeda de la autenticidad est¨¢ bien, pero puede ser agotadora, y muchos individuos se sienten cansados porque tienen demasiadas opciones entre las cuales elegir. Cuando tienes tantas opciones, intentas hacerlo todo y, al final, no haces nada bien. Una vez m¨¢s, nos encontramos m¨¢s centrados en la cantidad que en la calidad.
P: En el libro, usted analiza c¨®mo se manipula el deseo de los j¨®venes, especialmente a trav¨¦s de las redes sociales.
R: La gran mayor¨ªa de los adolescentes est¨¢n completamente enganchados a las redes. Es una especie de esclavitud; necesitan constantemente revisar las notificaciones. De hecho, trabajadores de importantes empresas tecnol¨®gicas reconocen que las redes sociales est¨¢n dise?adas para manipular la psicolog¨ªa de los j¨®venes, alimentando su necesidad de reconocimiento a trav¨¦s de los ¡°me gusta¡±. El dilema radica en c¨®mo regular esto, lo cual es muy complicado, ya que globalmente resulta extremadamente dif¨ªcil regular las redes sociales. Personalmente, creo m¨¢s en la autodisciplina. Por un lado, los padres deber¨ªan limitar el uso de las plataformas a sus hijos en la medida de lo posible; sin embargo, lo mejor que podemos hacer es ofrecer a los adolescentes algo que los motive m¨¢s que las redes sociales.
P: ?Como qu¨¦?
R: El fil¨®sofo Baruch Spinoza explica que es posible superar una adicci¨®n a un deseo mal orientado que nos hace infelices, simplemente mediante la fuerza de la raz¨®n y la voluntad. Para lograrlo, es necesario generar un afecto positivo m¨¢s poderoso que el que deseamos contrarrestar, y as¨ª redirigir nuestro deseo hacia algo, ya sea una persona, una actividad o un objeto, que nos brinde un mayor bienestar. Conozco el caso de una joven que estaba completamente adicta a las redes sociales. Sus padres intentaron ayudarla a superar esta adicci¨®n y descubrieron que le apasionaban los caballos. Ahora, los caballos se han convertido en su nueva pasi¨®n y ha dejado su antigua adicci¨®n. Es crucial ofrecerles experiencias reales que les proporcionen una mayor satisfacci¨®n que la que puedan obtener de las plataformas.
P: Tambi¨¦n expresa su preocupaci¨®n por el agotamiento sexual de los j¨®venes.
R: Efectivamente, existe un problema de deseo sexual en las generaciones j¨®venes. Varios estudios han demostrado que los j¨®venes tienen cada vez menos impulso sexual, lo cual se atribuye fundamentalmente al consumo de pornograf¨ªa. El sexo les asusta. A los chicos les preocupa la idea del rendimiento asociada a la actividad sexual. Muchos j¨®venes adultos hablan de su temor a no ser lo suficientemente buenos, a no proporcionar suficiente placer a su pareja o a no obtenerlo ellos mismos. A las chicas les preocupa no disfrutar seg¨²n lo esperado y tienen un mayor temor a la violencia. Por esta raz¨®n, prefieren optar por la castidad en lugar de enfrentarse al riesgo de tener relaciones sexuales o pr¨¢cticas forzadas. El porno crea miedo, sin duda.
La gente se ha acostumbrado al mundo virtual, ya que las interacciones directas resultan m¨¢s confusas y complicadas
P: Y el contacto f¨ªsico, tambi¨¦n.
R: La gente se ha acostumbrado al mundo virtual, ya que las interacciones directas resultan m¨¢s confusas y complicadas. Los j¨®venes ya no est¨¢n seguros de lo que quieren, tienen miedo a establecer relaciones y temen al otro. Deciden que pueden satisfacerse mejor individualmente que en compa?¨ªa de otra persona. Todos estos factores hacen que en la actualidad las relaciones f¨ªsicas directas, no solo de naturaleza sexual, sino tambi¨¦n emocional y afectiva, resulten intimidantes para muchas personas.
P: Algunos de estos j¨®venes, especialmente varones, han encontrado un refugio en la doctrina estoica.
R: El ¨¦xito del estoicismo en la actualidad, en mi opini¨®n, se debe a varios factores. En primer lugar, su accesibilidad. Existen una serie de m¨¢ximas, recetas y f¨®rmulas que uno puede intentar aplicar en su vida diaria. Los estoicos comprend¨ªan esta dimensi¨®n de la filosof¨ªa pr¨¢ctica que puede ayudarnos a vivir bien a trav¨¦s de principios perfectamente aplicables en la actualidad. Por ejemplo, Epicteto, en su Manual de Vida, diferencia entre lo que est¨¢ bajo nuestro control y lo que no lo est¨¢; lo que depende de nosotros es lo que podemos cambiar, mientras que lo que no, es mejor aceptarlo con serenidad en lugar de frustrarnos, ya que as¨ª evitamos sufrir dos veces. Estas ense?anzas son claves para una vida m¨¢s plena.
P: ?Y el otro motivo?
R: El otro motivo es que nos ense?a a regular nuestros deseos. Nos ense?a a soltar lastre, a dejar ir. En un mundo donde constantemente deseamos cosas, donde anhelamos todo, pero no podemos tenerlo todo, nos sentimos profundamente insatisfechos y atrapados en un frenes¨ª de deseos. Como bien dec¨ªa Kant, buscar la felicidad a trav¨¦s del deseo es una fantas¨ªa irracional. El estoicismo nos ense?a que para ser felices debemos limitar nuestros deseos y aceptar la realidad tal como es. Aprender a decir s¨ª a la vida, soltar lastre y aceptar la realidad. Ese trabajo de la aceptaci¨®n de la realidad es una buena filosof¨ªa, y est¨¢ en el coraz¨®n del estoicismo.
P: Hace tres a?os denunci¨® p¨²blicamente la creaci¨®n del pase sanitario y la decisi¨®n de encerrar a la gente en sus casas.
R: Estoy convencido de que una de las mejores maneras de vivir plenamente y sentirse verdaderamente vivo es aceptar la muerte. Si toda nuestra vida se organiza en torno al miedo a morir, corremos el riesgo de llevar una vida muy limitada y mezquina. Los a?os marcados por la pandemia de la covid-19 han puesto de manifiesto esta obsesi¨®n por la salud en muchas personas y en la gesti¨®n pol¨ªtica de la crisis: nada importaba m¨¢s que salvar el mayor n¨²mero posible de vidas, incluso a expensas de la libertad individual y del equilibrio psicol¨®gico y emocional de todos. En la primavera de 2020, denunci¨¦ esta pol¨ªtica que consist¨ªa en elevar la salud como valor supremo. El miedo a la muerte nos lleva a tomar decisiones individuales y colectivas que limitan la vida, la esterilizan y le quitan todo su sabor.