El desaf¨ªo para el empleo en la cuarta revoluci¨®n industrial
El director de transformaci¨®n, desarrollo y talento de PRISA, Alberto Gonz¨¢lez, analiza los retos a los que se enfrenta el mercado laboral
Hasta ahora, la inteligencia artificial y el machine learning, la rob¨®tica, la nanotecnolog¨ªa, la impresi¨®n 3D y la ingenier¨ªa gen¨¦tica han progresado de manera descoordinada. Pero a lo largo de los pr¨®ximos tres a?os, estos desarrollos propios de la cuarta revoluci¨®n industrial causar¨¢n un impacto incremental tanto en los modelos de negocio de las empresas como en el mercado laboral.
A principios de 2016, el Foro Econ¨®mico Mundial estim¨® en siete millones los empleos que se perder¨ªan en los quince pa¨ªses m¨¢s grandes del mundo antes de 2020. Un recorte motivado por la automatizaci¨®n, la desintermediaci¨®n y la redundancia de tareas y procesos.
Las p¨¦rdidas (localizadas sobre todo en roles de gesti¨®n y administraci¨®n) se ver¨¢n matizadas por la creaci¨®n de dos millones de nuevos puestos de trabajo dentro de familias profesionales cada vez m¨¢s t¨¦cnicas y especializadas, adquiriendo m¨¢s protagonismo del habitual las matem¨¢ticas, la ingenier¨ªa computacional y la arquitectura de sistemas tecnol¨®gicos. Por sectores, la nueva industrializaci¨®n destruir¨¢ empleos en salud, energ¨ªa, sistemas de movilidad, infraestructuras, banca y finanzas. Por el contrario, favorecer¨¢ la demanda de puestos en tecnolog¨ªas de la informaci¨®n, medios de comunicaci¨®n y entretenimiento y servicios profesionales.
El principal conductor del cambio no se circunscribe a la necesidad urgente de adquirir nuevos conocimientos, sino a la transformaci¨®n de la propia naturaleza del trabajo. La tecnolog¨ªa ha erigido el trabajo desde cualquier lugar y en cualquier momento como el nuevo paradigma productivo, dictando unas reglas diferentes a las que utilizan las empresas para planificar sus tareas.
En paralelo, la tensi¨®n existente entre pa¨ªses ricos y pobres en el marco de esta nueva transformaci¨®n industrial contin¨²a creciendo. Aunque 4.200 millones de personas se benefician de internet, existen 2.400 millones sin agua potable, 1.200 millones sin acceso a electricidad, y 600 millones dedicadas a la explotaci¨®n agr¨ªcola que apenas han visto los beneficios de la primera revoluci¨®n industrial. Estos datos describen una realidad compleja en la que nos encontramos con un ritmo decreciente en la creaci¨®n de empleos dentro de las nuevas industrias.
La clave del empleo en un futuro pr¨®ximo no radica en la aparici¨®n de varios cientos de nuevos puestos de trabajo, sino en que una gran parte de los ya existentes evolucionen y para los que el trabajador requiera de un dominio avanzado de ciertas habilidades y competencias para poder abordarlos con destreza e imaginaci¨®n. Es aqu¨ª donde el manejo de nuevas herramientas de base tecnol¨®gica adquirir¨¢ un papel importante.
La tecnolog¨ªa ha erigido el trabajo desde cualquier lugar y en cualquier momento como el nuevo paradigma productivo
Siguiendo el criterio de analistas internacionales como Richard Samans y Nicholas Davis, lo m¨¢s razonable a la hora de dise?ar pautas para modernizar el mercado laboral y hacer crecer el talento disponible ser¨ªa aplicar una diferenciaci¨®n en la gesti¨®n del capital humano. Por un lado, el puesto de trabajo, entendido como una descripci¨®n acotada de lo que funcionalmente implica y del rol que desempe?a el empleado. Por otro, sus competencias y las condiciones materiales que afectan a su vida.
La transformaci¨®n tecnol¨®gica afecta a ambas categor¨ªas, pero a cada una de manera diferente. Sin embargo, el foco de atenci¨®n debe estar en la segunda, en comprender y fortalecer las competencias necesarias para desempe?ar los puestos de trabajo acelerados por la tecnolog¨ªa. De esta forma, las empresas podr¨¢n aprovecharse de una ventaja competitiva analizando los aspectos motivacionales del conjunto de la fuerza laboral.
No se trata ¨²nicamente de esforzarse por crear una mano de obra abundante en ciencias puras e ingenier¨ªas, sino de educar profesionales capacitados en aspectos que incluso dejan atr¨¢s el deseo vocacional de cualquier joven por ejercer de un modo literal la profesi¨®n que estudia. Ahora, de lo que se trata es de universalizar el talento. Esto nos enfrenta al reconocimiento de que un perfil profesional dentro de esta nueva ¨¦poca industrial deber¨¢ ser valorado por las compa?¨ªas e instituciones por muchos m¨¢s elementos que por su aportaci¨®n directa a la productividad.
Consecuentemente, la conducta colectiva del capital humano en las empresas se har¨¢ m¨¢s dif¨ªcil de gestionar y esto impactar¨¢ en la viabilidad de las estructuras de control, acusadamente verticales y jerarquizadas. En t¨¦rminos hist¨®ricos, cuando la actividad de un profesional puede resumirse en un conjunto de tareas relativamente sencillas de describir, repetitivas y que se mantienen estables en una proporci¨®n alta durante un periodo largo de tiempo, nos encontramos ante un paradigma simple de conducta. Pero las cosas se van a transformar para siempre cuando un n¨²mero importante de profesionales influya, participe o colabore en m¨²ltiples l¨ªneas de acci¨®n dentro de procesos complejos, polivalentes y con diferentes escalas, estando sujetos a variaciones casi permanentes.
Equipos peque?os de caracter¨ªsticas heterog¨¦neas interactuando con otros conformar¨¢n el nuevo paradigma productivo. El empleo, por tanto, deber¨¢ adquirir un nuevo ingrediente de competitividad y diferenciaci¨®n basado en procesos sofisticados de pensamiento, aplicados tanto al puesto de trabajo como al entramado cultural de valores y creencias que lo rodee.
Debemos confiar en el incremento de la pr¨¢ctica madura de nuevos marcos organizativos y de gobierno en las empresas, de igual modo que confiamos en que el machine learning pueda mejorar la prevenci¨®n y tratamiento del c¨¢ncer y que los veh¨ªculos de conducci¨®n automatizada reduzcan los accidentes de tr¨¢fico. Este factor terminar¨¢ por demostrar si en unos a?os habr¨¢ surgido una nueva conducta pol¨ªtica, social y econ¨®mica en los pa¨ªses m¨¢s desarrollados, y si la naturaleza del empleo habr¨¢ progresado y no retrocedido. Para ello, tendr¨¢ que avanzar en una direcci¨®n constructivista y convertirse en un medio que permita la expresi¨®n social de las capacidades intelectuales, creativas e interpersonales que re¨²ne una persona o si, por el contrario, el empleo m¨¢s abundante continuar¨¢ estando limitado a ser un proceso de alienaci¨®n parcial de esas mismas capacidades para la gran mayor¨ªa de la poblaci¨®n mundial.
Alberto Gonz¨¢lez Pascual es director de Transformaci¨®n, Desarrollo y Talento en el ¨¢rea de Recursos Humanos de PRISA y profesor asociado de las universidades Rey Juan Carlos y Villanueva de Madrid. Es doctor en Ciencias de la Informaci¨®n por la Universidad Complutense de Madrid y en Pensamiento Pol¨ªtico y Derecho P¨²blico por la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla.
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