Deliveroo, ?un remake de Telepizza?
El negocio es la agregaci¨®n: obtener una posici¨®n de dominio que convierta a Deliveroo en la opci¨®n ¡°por defecto¡± para pedir comida a domicilio. ¡°El Google de esto¡° o ¡°el Amazon de esto otro¡±. Pero hay algo m¨¢s.
Como uno de natural es esc¨¦ptico y tirando a refunfu?¨®n, tiendo a pensar qu¨¦ aportan a la econom¨ªa, a la sociedad o al confort del consumidor las empresas de nuevo cu?o que revolucionan lo que sea. El Uber de los tomates, el AirBnB del bricolaje o el Amazon de las bicicletas. Siempre hay una comparativa a mano de la que tirar y todos estos negocios, sin excepci¨®n, revolucionan ¡°algo¡±.
A veces pido comida a domicilio, algo que antes jam¨¢s hac¨ªa. Cosas de la paternidad. Casi siempre al mismo sitio, desde hace unos a?os. Cog¨ªa el tel¨¦fono la misma persona (con la que acab¨¦ congeniando dado que el sistema inform¨¢tico estaba roto de forma sistem¨¢tica) y ven¨ªa el mismo motorista, con quien a su vez congeni¨¦ por una alucinante escena vecinal que tampoco viene al caso. Desde hace un par de meses ya no viene, y quien contesta al tel¨¦fono en el restaurante me remite a Deliveroo. La comida me cuesta 2,5 euros m¨¢s que antes, que ingresa Deliveroo.
Algo aporta este cambio desde el punto de vista del cliente (el m¨ªo, mejor dicho). Se hace el pedido desde el tel¨¦fono, no hay que esperar a que abra el restaurante ni a que respondan al tel¨¦fono. S¨ª, se ahorra bastante tiempo. No sale m¨¢s barato. Y, desconociendo el tipo de relaci¨®n laboral que ten¨ªa el antiguo motorista con el restaurante, s¨ª parece que Deliveroo no ha sido precisamente ejemplar en el trato a los riders (llamarles empleados es poco cool y, adem¨¢s, son aut¨®nomos).
Gracias al conflicto laboral antes citado (y aparentemente resuelto) s¨¦ que cada rider cobra unos cuatro euros por pedido, cuando a m¨ª me cobran 2,5. Lo que nos lleva a mirar las cuentas. La empresa, brit¨¢nica, public¨® resultados el 20 de septiembre.
Registr¨® p¨¦rdidas de 129 millones de libras. Los ingresos brutos fueron de 128 millones, y los costes de estas ventas, 127 millones (explicado abajo, incluye las promociones). Un a?o antes, ventas de 18 y coste de las ventas de 19. De ah¨ª hay que restar 142 millones de gastos administrativos.Cuanto m¨¢s ingresa, m¨¢s pierde. El flujo de caja neto de sus actividades operativas fue de -111 millones (cubierto por 200 millones obtenidos mediante emisi¨®n de acciones).
Cuando yo empezaba en la prensa econ¨®mica, Telepizza cotizaba a ratios estratosf¨¦ricos (PER de 100 veces, seguro que he contado esto ya). El motivo era que las motocicletas y los repartidores eran un valioso activo en aquello de la econom¨ªa digital y el comercio electr¨®nico, que ya hace 20 a?os serv¨ªa para vender, valga la redundancia, cualquier moto posible. Hasta firm¨® un acuerdo con Terra y, para que no faltase nadie, se apuntaron al proyecto Credit Suisse y Andersen Consulting. Toda una ¨¦poca resumida en una nota de prensa.
Con Deliveroo sucede algo parecido. El negocio es la agregaci¨®n: obtener una posici¨®n de dominio que convierta a Deliveroo en la opci¨®n ¡°por defecto¡± para pedir comida a domicilio. ¡°El Google de esto¡° o ¡°el Amazon de esto otro¡±. No parece casual que Uber haya empapelado las marquesinas de autob¨²s (iron¨ªas del destino) madrile?as con su servicio Uber Eats. Varias empresas est¨¢n, literalmente, peleando por que el cliente les deje subvencionar un servicio no completamente necesario y basado en la precariedad laboral. ?Para qu¨¦? Porque el producto, como sabiamente dicen en la serie Silicon Valley, no es el servicio, ni el software, ni la econom¨ªa de escala. El producto son las acciones.
El producto, como sabiamente dicen en la serie 'Silicon Valley', no es el servicio, ni el software, ni la econom¨ªa de escala. El producto son las acciones.
Y es cierto. El subid¨®n burs¨¢til que se peg¨® Telepizza s¨ª fue un buen negocio. Hoy, casi 20 a?os despu¨¦s, ni comercio electr¨®nico ni acuerdo con Terra ni entrega de CDs en 24 horas ni nada; Telepizza sigue repartiendo pizzas. Es menos sexy que hablar de disrupci¨®n, pero las cuentas, m¨¢s o menos, salen. Los ingredientes son baratos, las pizzas no lo son tanto, y el coste de la log¨ªstica (motos y motoristas) se cubre f¨¢cilmente por el margen propio del restaurante. No s¨¦ qu¨¦ pasar¨¢ con Deliveroo. Quiz¨¢ s¨ª haya negocio, por m¨¢s que hoy las cuentas est¨¦n muy ajustadas, los ingresos solo crecen a golpe de promoci¨®n y yo no veo posibles muchas econom¨ªas de escala m¨¢s all¨¢ de sumar a la red m¨¢s restaurantes (sin que ello suponga m¨¢s margen en cada uno ni m¨¢s eficiencia en las entregas). En fin, ya les he avisado que soy esc¨¦ptico y refunfu?¨®n.
Un ¨²ltimo apunte. Si insisto en la precariedad laboral por un motivo bastante sencillo; si un modelo de negocio no funciona pagando salarios con los que no puede vivir una familia, no es un modelo de negocio, es dumping. Se vista como se vista. Si a Uber no le salen las cuentas someti¨¦ndose a la normativa vigente en detalles como reportar cuando un conductor abusa sexualmente de un cliente, quiz¨¢ no merezca la pena que opere. Digo yo.
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