Mam¨¢, quiero ir a Stanford
La 'alma mater' de Silicon Valley rechaza un 95,7% de sus solicitudes de acceso. Tres espa?oles que han logrado entrar comparten su experiencia

Bajo el grabado del oso pardo californiano de rigor, se lee: "Este garaje es la cuna de la primera regi¨®n de alta tecnolog¨ªa del mundo, Silicon Valley. La idea surgi¨® con el doctor Frederick Terman, un profesor de la Universidad de Stanford que anim¨® a sus alumnos a empezar empresas de electr¨®nica en la zona, en lugar de unirse a otras firmas establecidas. Los primeros alumnos que siguieron su consejo fueron William R. Hewlett y David Packard, que en 1939 comenzaron a desarrollar un oscilador de audio en este garaje". Y naci¨® HP.

El garaje en cuesti¨®n est¨¢ a la izquierda de la placa. Poco m¨¢s que un cobertizo de madera en un barrio residencial de Palo Alto para representar el germen de una industria cuya primera semilla plant¨® Stanford. La elitista universidad californiana mantiene intacto el v¨ªnculo con la meca de la tecnolog¨ªa, como pudieron comprobar los 54 emprendedores que visitaron el campus en el marco del viaje a San Francisco organizado por Santander Universidades para los mejores proyectos del programa Yuzz. Si todos los yuzzers intentasen entrar a Stanford, lo conseguir¨ªan 2,5. En 2017, la alma mater de Silicon Valley rechaz¨® el 95,3% de sus solicitudes de acceso.
- El camino tradicional
?Qu¨¦ significa para un emprendedor hacerse hueco en este campus del tama?o de 92 Disneylands? "Acceso a oportunidades. El ecosistema est¨¢ mucho m¨¢s abierto, por lo menos a escucharte. Adem¨¢s, tienes acceso a gente muy potente en lo que est¨¢ haciendo y est¨¢s conectado con Silicon Valley, donde est¨¢n los principales inversores", afirma F¨¦lix Gonz¨¢lez, que tiene un m¨¢ster en ingenier¨ªa y acaba de completar un MBA.
Sus dos llegadas a Stanford siguieron el cauce tradicional. "Lo gestion¨¦ de manera independiente. Hice un proceso de solicitud normal y luego consegu¨ª unas becas en Espa?a", recuerda. Seg¨²n las estimaciones, un alumno de MBA necesitar¨ªa m¨¢s de 100.000 d¨®lares solo para su primer a?o. Las becas son una necesidad impepinable para el com¨²n de los mortales.
La admisi¨®n por parte de la universidad tiene una f¨®rmula secreta y cambiante. "Son una caja negra. Dicen que cuenta el expediente, lo que hayas hecho profesionalmente, las cartas de recomendaci¨®n, el examen de acceso... Todo eso es como un paquete donde ni siquiera se ponderan los valores. Es imposible saber desde fuera", explica Gonz¨¢lez. De hecho, m¨¢s all¨¢ de la valoraci¨®n individual del alumno se tiene en cuenta la clase en su conjunto para equilibrar los perfiles del grupo resultante. "Por eso es tan importante que tengas algo que te diferencie del resto. Viene mucha gente a hacer MBA que procede de consultor¨ªa. Ellos tienen problemas porque todos han hecho lo mismo", a?ade.
Aqu¨ª tienes que tener siempre un punto asertivo. Si me apuras, agresivo. Que te vean con fuerza porque si no, te comen F¨¦lix Gonz¨¢lez, FounderNest
Ahora, F¨¦lix Gonz¨¢lez es el director ejecutivo de FounderNest, una startup que pretende conectar emprendedores e inversores. Importante: a trav¨¦s de Machine Learning e inteligencia artificial. "Los espa?oles tendemos a ser demasiado humildes a la hora de vender. Estos t¨ªos son lo opuesto. Nosotros nos vend¨ªamos a los inversores con que conectamos a emprendedores con inversores para hacer el proceso m¨¢s eficiente. Hasta que no metimos las malditas palabras 'inteligencia artificial', nada", rezonga. Adem¨¢s, sobrevivir a la constante competici¨®n con lo mejor de cada casa requiere cierta humildad. "Pero no puede ser mirarte siempre por debajo. Tienes que tener siempre un punto asertivo. Si me apuras, un poquito agresivo. Que te vean con fuerza. Porque si no, te comen".

- Directo al laboratorio
"Yo dir¨ªa humilde con pasi¨®n", matiza Iv¨¢n C¨¢rcamo. Este donostiarra lleva seis a?os investigando en el departamento de medicina cardiovascular de Stanford. Y comprob¨® que la pasi¨®n era requisito imprescindible al poco de desembarcar en el nuevo mundo, cuando le surgi¨® una oportunidad de trabajo en Harvard: "Me escribi¨® el jefe y me dijo: 'Oye, ?vas a venir a Boston en alg¨²n momento?'. Y yo le contest¨¦: 'Pues no s¨¦, si tengo que ir...".
Nunca m¨¢s se supo. "La respuesta que dar¨ªa un americano es: 'S¨ª. Ma?ana estoy all¨ª", explica.
Aqu¨ª estoy menos tiempo en el laboratorio de lo que estaba en Espa?a, pero trabajo m¨¢s horas
A California lleg¨® despu¨¦s de completar su doctorado, para hacer la estancia posdoctoral. "Empec¨¦ a buscar plazas en todo el mundo y tuve la suerte de que hab¨ªa una oferta en Stanford que se ajustaba muy bien a mi perfil", recuerda. Un skype m¨¢s tarde su futuro estaba escrito. "Lo que s¨ª es cierto es que si realmente quieres venir aqu¨ª y tienes un background suficientemente bueno, puedes escribir directamente a los profesores. Muchos te contestar¨¢n. Y si tienes ideas realmente buenas, puede que te cojan", asegura. Pero la idea puede quedarse corta cuando no se complementa con una red de contactos que facilite la relaci¨®n con la instituci¨®n.
??Cu¨¢l es el mejor momento para llamar a la puerta de Stanford? "Cuanto antes vengas, antes te integras en el ecosistema y m¨¢s pierdes de la vida que podr¨ªas tener en Espa?a. La carrera es algo m¨¢s personal, porque vienes muy joven y sacrificas much¨ªsimo. Pero en investigaci¨®n s¨ª recomendar¨ªa venir a hacer el doctorado aqu¨ª, sin lugar a dudas", razona C¨¢rcamo.
Las ventajas: m¨¢s dinero, mejores jefes, oportunidades de colaborar con otros equipos punteros. Las desventajas: la calidad de vida no es mejor, la comida es peor, los alquileres en Palo Alto son m¨¢s caros que en Manhattan, ir¨¢s en coche hasta a comprar un lim¨®n, no vas a hacer muchos amigos y los horarios no existen. "Yo aqu¨ª estoy menos tiempo en el laboratorio de lo que estaba en Espa?a. Pero trabajo m¨¢s horas. Porque estoy en casa y hago algo. O voy en el autob¨²s y estoy haciendo algo... Es mucha m¨¢s disponibilidad".
- A lomos del Gobierno Chino
"Yo mando un correo electr¨®nico a las 11 de la noche y se me responde. Y si me llega a m¨ª, igual", sentencia Marco Antonio Villena, que lleg¨® hace dos meses a Stanford pero ya est¨¢ aclimatado. "Tienes que tener la capacidad de echar horas", insiste.
La tecnolog¨ªa que se desarrolla aqu¨ª pasa r¨¢pidamente a la empresa
La beca que llev¨® a este granadino a San Francisco a integrarse en uno de los mejores grupos de investigaci¨®n del mundo en memorias RAM no es una beca cualquiera. "Me la dio el Gobierno chino, fui el ¨²nico occidental que la consigui¨®. Pero tambi¨¦n tengo que compa?eros que tienen becas europeas o de otros pa¨ªses", explica. Conseguido el apoyo, que le permit¨ªa estudiar en el lugar de su elecci¨®n, opt¨® por Stanford. "Tuve que contactar al profesor que hoy d¨ªa es mi anfitri¨®n y proponerle un proyecto. Como le pareci¨® interesante, me acept¨® en el grupo".
Villena trabaja en simulaci¨®n, es decir, desarrolla software cient¨ªfico para emular procesos f¨ªsicos. Pero el grupo en el que est¨¢ es el de fabricaci¨®n. "Aqu¨ª la mayor ventaja es la interconexi¨®n", asegura. Esto funciona en el h¨¢bitat universitario y al nivel del ecosistema empresarial. "Ahora mismo estamos trabajando con muestras que nos ha mandado Toshiba y tengo compa?eros que son visitantes de empresas punteras de todo el mundo: Toshiba, Samsung, Philips... La tecnolog¨ªa que se desarrolla aqu¨ª pasa r¨¢pidamente a la empresa".
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