As¨ª est¨¢n cambiando las pol¨ªticas p¨²blicas en la econom¨ªa digital
El rol de los bancos centrales, de la pol¨ªtica fiscal y de la administraci¨®n est¨¢n mutando. Y todav¨ªa les falta camino por hacer, seg¨²n dos analistas senior de Axa IM
La econom¨ªa digital podr¨ªa poner en marcha una serie de cambios en la forma en que se lleva a cabo la pol¨ªtica monetaria. El primero de ellos se refiere a los objetivos de inflaci¨®n, el segundo a la creciente importancia de las monedas digitales y el tercero, y posiblemente el m¨¢s complejo, a las criptomonedas. Podr¨ªan producirse cambios profundos en la forma de calcular la inflaci¨®n y su comportamiento. Apreciamos tres razones para ello:
- Cambios en el mercado laboral y los niveles determinados de renta. Eso probablemente traiga consigo m¨¢s volatilidad en la renta y las din¨¢micas sectoriales espec¨ªficas m¨¢s all¨¢ de la tendencia macroecon¨®mica general.
- Cambios en las estrategias de precios de las empresas, que pasar¨¢n a estar determinadas en un porcentaje mayor por las consideraciones microecon¨®micas, en lugar de las macroecon¨®micas.
- Cambios en la cesta de los consumidores relacionados con los patrones de consumo, que est¨¢n dando m¨¢s peso a los servicios en detrimento de los bienes.
En general, esto significa que las oficinas estad¨ªsticas y los conceptos econ¨®micos han de replantearse. M¨¢s all¨¢ de las cuestiones econom¨¦tricas, los planteamientos podr¨ªan tener que evolucionar y las relaciones establecidas por la teor¨ªa econ¨®mica podr¨ªan tener que evolucionar tambi¨¦n. Aunque la mayor parte de la teor¨ªa econ¨®mica moderna se ha forjado en el paradigma econ¨®mico fordiano durante los ¨²ltimos 100 a?os, en la era digital podr¨ªan surgir nuevos conceptos y modelos de trabajo. El debate actual entre los bancos centrales en torno a la curva de Philips (la din¨¢mica inversa entre la tasa de desempleo y la tasa de inflaci¨®n) podr¨ªa indicar que, en un plano m¨¢s general, necesitamos revisar nuestra comprensi¨®n de las relaciones entre los precios y el empleo. Ya se han lanzado algunas iniciativas de investigaci¨®n en este sentido.
En Suecia, los comerciantes ya pueden legalmente negarse a aceptar efectivo
Otro reto es el cambio propiciado por la tecnolog¨ªa en las monedas. Un aspecto cr¨ªtico es la centralizaci¨®n de los registros. Existen varios caminos, desde la simple digitalizaci¨®n de la moneda que tan solo cambiar¨ªa los sistemas de pago, hasta una moneda digital plena emitida por los bancos centrales y basada en registros distribuidos. La sustituci¨®n del papel moneda por su forma electr¨®nica ya est¨¢ bastante avanzada en varias econom¨ªas (en 2015, ¨²nicamente el 32% de las transacciones de los consumidores estadounidenses se realizaron en efectivo, ocho puntos porcentuales menos en tres a?os) y probablemente se desarrolle m¨¢s en el futuro.
En Suecia, los comerciantes ya pueden legalmente negarse a aceptar efectivo. Adem¨¢s de luchar contra el blanqueo de capitales, el entorno actual de bajos tipos de inter¨¦s ha a?adido un argumento: la digitalizaci¨®n de las monedas hace m¨¢s f¨¢cil implantar tipos de inter¨¦s negativos, ya que la posibilidad de acumular dinero en efectivo desaparece (lo que no significa que los tipos de inter¨¦s negativos no presenten inconvenientes).
La cuesti¨®n m¨¢s pol¨¦mica es el paso a registros distribuidos, es decir, una gesti¨®n descentralizada de las transacciones. Los bancos centrales ya han empezado a investigar la idea de monedas digitales emitidas por ellos. En concreto, podr¨ªan introducir una nueva herramienta de pol¨ªtica monetaria, adem¨¢s del tipo de inter¨¦s de referencia, que podr¨ªa ser el tipo de inter¨¦s abonado por el banco central sobre dep¨®sitos en moneda digital. Sin embargo, los desaf¨ªos son importantes, ya que la estabilidad financiera podr¨ªa verse afectada, no s¨®lo debido a los riesgos de infraestructura, sino tambi¨¦n porque los bancos experimentar¨ªan dificultades en dos ¨¢mbitos: los servicios de pago que generan ingresos y los costes de financiaci¨®n, debido al descenso de los dep¨®sitos. Las criptomonedas van un paso m¨¢s all¨¢, ya que ofrecen una alternativa al dinero de los bancos centrales, lo que cuestiona la existencia misma de estas entidades.
- Adaptar las pol¨ªticas fiscales y de competencia
Los sistemas tributarios actuales tendr¨¢n que replantearse qu¨¦ puede ser gravado
Los negocios digitales son extremadamente m¨®viles y est¨¢n basados en actividades de red; por lo tanto, pueden interactuar remotamente con los clientes. Por el contrario, el sistema tributario internacional est¨¢ basado en el concepto geogr¨¢fico de establecimiento permanente. Eso hace que a las empresas digitales les resulte relativamente sencillo redistribuir o transferir activos e ingresos entre filiales para evitar u optimizar la fiscalidad (la denominada erosi¨®n de la base imponible y el traslado de beneficios, BEPS por sus iniciales en ingl¨¦s).
Los sistemas tributarios actuales tambi¨¦n tienen que replantearse qu¨¦ puede ser gravado. En la econom¨ªa digital, varias ¨¢reas importantes del modelo de negocio son actividades no sujetas a precios o servicios gratuitos. Por ¨²ltimo, algunas decisiones en materia de fiscalidad tienen implicaciones para la propia innovaci¨®n y los gobiernos deben atender a consideraciones de neutralidad. ?Deber¨ªan tratarse las criptomonedas como una forma de propiedad, como se tratan actualmente, o como una forma de moneda, a medida que el uso se difunda? Las decisiones de las autoridades influir¨¢n ciertamente en los resultados.
En cuanto a la competencia, los modelos de negocio digitales tambi¨¦n cuestionan las pr¨¢cticas y los planteamientos actuales. Los modelos basados en redes aspiran de forma natural a conseguir un monopolio en su mercado, lo que significa que la econom¨ªa digital aumenta la probabilidad de tener situaciones del tipo ¡°el ganador se lo lleva todo¡±. Pero estos monopolios plantean un conjunto diferente de consideraciones, ya que i) las barreras de entrada siguen siendo bajas porque los activos de red son intangibles (a diferencia de los ferrocarriles o las telecomunicaciones), y ii) la ventaja competitiva de las empresas digitales consiste en dar prioridad a los usuarios frente a sus accionistas. Eso significa que las posiciones monopol¨ªsticas no van a traducirse necesariamente en precios m¨¢s altos ni van a elevar al m¨¢ximo los excedentes de los productores, como sugiere la teor¨ªa microecon¨®mica tradicional.
Las iniciativas para abrir los datos p¨²blicos y las alianzas entre el sector p¨²blico y el privado podr¨ªan ser importantes para preservar la neutralidad competitiva
Por ¨²ltimo, la econom¨ªa digital est¨¢ planteando nuevos problemas de competencia. Uno obvio es la neutralidad de la red, es decir, la capacidad de todos los usuarios de Internet de disfrutar del mismo acceso al contenido y los servicios. En fechas m¨¢s recientes, tambi¨¦n ha suscitado atenci¨®n la neutralidad de los datos. Los organismos p¨²blicos tienen un acceso privilegiado a datos que podr¨ªan ser valiosos comercialmente para el sector privado. En este contexto, las iniciativas para abrir los datos p¨²blicos y las alianzas entre el sector p¨²blico y el privado podr¨ªan ser importantes para preservar la neutralidad competitiva.
- Administraci¨®n 2.0: nuevos m¨¦todos y objetivos
Los gobiernos no son inmunes a la transici¨®n digital y varios pa¨ªses ya han puesto en marcha iniciativas. Los organismos p¨²blicos han comenzado a emular la econom¨ªa digital tanto en sus m¨¦todos como en el uso de los datos. A las iniciativas que integran planteamientos digitales se les suele denominar ¡°administraci¨®n como plataforma¡±. Estas iniciativas generalmente tratan de resolver problemas que sufren los usuarios de los servicios p¨²blicos lanzando proyectos muy ¨¢giles que pueden adaptarse o interrumpirse r¨¢pidamente y que dependen en gran medida de la transparencia y los comentarios de los usuarios para su mejora continua.
Se necesitar¨¢n pol¨ªticas de redistribuci¨®n en la econom¨ªa digital para garantizar que nadie se queda atr¨¢s y el populismo no crece m¨¢s
Los organismos p¨²blicos tambi¨¦n est¨¢n utilizando cada vez m¨¢s los datos para mejorar los servicios y la eficiencia (civil tech), por ejemplo en la recaudaci¨®n de impuesto para reducir el fraude y los errores. En las oficinas de empleo, los datos recabados en otras ¨¢reas de la administraci¨®n p¨²blica pueden ayudar a predecir y prever qu¨¦ empleos podr¨ªan crearse y d¨®nde. Sumado a una recopilaci¨®n de datos m¨¢s granular sobre los demandantes de empleo, se podr¨ªa mejorar espectacularmente la adecuaci¨®n de los puestos de trabajo a las personas. En la pol¨ªtica de transporte est¨¢n desarroll¨¢ndose esfuerzos similares: los datos pueden mejorar el dise?o y la coordinaci¨®n entre el transporte p¨²blico y el privado.
La transici¨®n digital tambi¨¦n altera los objetivos de las pol¨ªticas p¨²blicas. En primer lugar, se requiere el compromiso de la administraci¨®n para crear nuevas redes digitales: acelerar el acceso a Internet, formar en su uso y desarrollar o autorizar las infraestructuras de datos. Los gobiernos tambi¨¦n deben adaptar la normativa y la fiscalidad para elevar al m¨¢ximo los beneficios de la econom¨ªa digital. Eso supone reconocer al capital riesgo y al crowdsourcing como canales principales para financiar la innovaci¨®n en la nueva econom¨ªa. La velocidad y la magnitud de los cambios en marcha siguen siendo bastante inciertas, pero ya existen intensos debates sobre c¨®mo afrontar la cuesti¨®n.
Incluso en una transici¨®n exitosa, se necesitar¨¢n pol¨ªticas de redistribuci¨®n en la econom¨ªa digital para garantizar que nadie se queda atr¨¢s y el populismo no crece m¨¢s. Una disrupci¨®n digital m¨¢s acelerada, en la que amplias franjas de la poblaci¨®n tendr¨¢n dificultades para acceder a un empleo, justificar¨¢ innovaciones m¨¢s profundas en las pol¨ªticas p¨²blicas, como las rentas b¨¢sicas universales. ?Pero c¨®mo podr¨ªa gravarse a los robots? ?Deber¨ªa parecerse a un impuesto sobre la renta, es decir, proporcional al valor a?adido del trabajo del robot? ?O un impuesto sobre el capital que invierta la tendencia a largo plazo de descenso de la fiscalidad empresarial? Una tercera alternativa es un impuesto a tanto alzado sobre los trabajadores humanos reemplazados, la v¨ªa preferida por los economistas por ser la menos distorsionadora. En general, gravar a los robots parece tener sentido desde una perspectiva econ¨®mica como internalizaci¨®n de un factor externo negativo.
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