Los Uber asi¨¢ticos mejores que Uber
Probamos Ola, Grab y Didi, las aplicaciones para alquilar coches con conductor en India, el sudeste asi¨¢tico y China. Todas han logrado mayor cuota de mercado que Uber gracias a mejoras interesantes
Estamos en una carretera secundaria de las afueras de Bangalore, en el sur de India. No ser¨ªa exagerado describir la ubicaci¨®n del lugar como en medio de la nada. Y el problema es que necesitamos acceder r¨¢pido a la ciudad. ¡°No pasa nada, pido un Ola y listo¡±, dice nuestro traductor, Ashutosh. ¡°?Un qu¨¦?¡±. Ola es el equivalente indio de Uber. ¡°Y funciona mucho mejor¡±, afirma nuestro compa?ero indio mientras desbloquea el m¨®vil y abre la aplicaci¨®n. Al igual que la empresa americana, Ola utiliza Google Maps y el GPS para localizar al usuario y a los veh¨ªculos que se encuentran m¨¢s cerca.
Pero, a diferencia de Uber, Ola se ha adaptado a las necesidades del pa¨ªs de Gandhi y ofrece un impresionante abanico de opciones: desde diferentes tipos de coche -lujosos sedanes, SUV, monovol¨²menes, peque?os utilitarios, y taxis-, hasta triciclos motorizados -llamados autorickshaw-, carricoches el¨¦ctricos, y motocicletas. Y en diciembre lanz¨® Ola Pedal, un servicio de alquiler de bicicletas en campus universitarios. ¡°Uber solo tiene coches y, como la mayor¨ªa de la gente prefiere Ola, hay menos conductores trabajando para ellos¡±, explica Ashutosh. Un coqueto Tata Indigo blanco nos recoge cinco minutos despu¨¦s. Al final del viaje, la app calcula el precio y pagamos en efectivo. El papel moneda es rey en India, aunque Ola tambi¨¦n incorpora un monedero electr¨®nico.
Descargamos la app y en los d¨ªas siguientes comprobamos que, efectivamente, la startup?india -valorada ya en m¨¢s de 5.000 millones de d¨®lares- cuenta con muchos m¨¢s veh¨ªculos que Uber. Adem¨¢s, ofrece un programa, Ola Select, dirigido a usuarios frecuentes que, por solo 500 rupias al mes (6,5 euros), pueden librarse de los aumentos de tarifa durante horas punta, viajar en sed¨¢n a precio de mini, obtener prioridad en sus solicitudes y disfrutar de servicios como wifi gratuito o, incluso, acceso a salas VIP de aeropuertos.
Pero, como sucede con Uber en otros pa¨ªses, Ola no est¨¢ exenta de pol¨¦mica. Ha sido acusada de abusar de su posici¨®n dominante, y, al igual que hacen los taxistas espa?oles, los conductores de triciclos motorizados llevan meses manifest¨¢ndose para exigir la prohibici¨®n total de sus servicios. No obstante, los usuarios parecen encantados. ¡°Creo que es muy pr¨¢ctico. Adem¨¢s, me siento m¨¢s segura que en los taxis porque en todo momento sabemos qui¨¦n es el conductor¡±, explica Sharma, una joven de Delhi.
En el pa¨ªs de Gandhi ha aumentado considerablemente el temor a la violencia sexual, y Ola quiere ganarse la confianza de las mujeres instalando botones del p¨¢nico en sus coches, para que las usuarias los utilicen en caso de que se sientan amenazadas. ¡°Tambi¨¦n es m¨¢s barato, porque la mayor¨ªa de taxistas se niega a poner el tax¨ªmetro y hay que negociar¡±, recalca. ¡°Uber ofrece menos servicios, as¨ª que lo uso poco aunque las tarifas sean algo m¨¢s bajas¡±.
Nada m¨¢s aterrizar en Filipinas, sorprende que en la zona de llegadas del aeropuerto haya dos colas: una para taxis, y otra para Grab. Esa ¨²ltima es la m¨¢s concurrida. Pasajeros pendientes de sus smartphones?se agolpan en torno a las d¨¢rsenas dedicadas a los veh¨ªculos de esta aplicaci¨®n de Singapur que se ha hecho hegem¨®nica en ocho pa¨ªses del sudeste asi¨¢tico. Sus coches van llegando poco a poco, as¨ª que los usuarios est¨¢n pendientes de las matr¨ªculas para subirse al que les corresponde.
A diferencia de Uber, Grab determina de antemano la tarifa final que va a pagar el usuario cuando hace la reserva. Desde el aeropuerto, donde descargamos la app y nos montamos por primera vez, hasta el centro de Manila el precio es de 358 pesos (6 euros). No importa cu¨¢nto se tarde en el odioso tr¨¢fico de la capital. Eso s¨ª, el importe var¨ªa seg¨²n la demanda, as¨ª que puede aumentar un par de euros en hora punta. Pero nunca despu¨¦s de que se haya hecho el pedido. Se paga con dinero en efectivo o a trav¨¦s del monedero electr¨®nico Grab Pay, que se puede enlazar con una tarjeta de cr¨¦dito.
En este caso solo hay dos tipos de veh¨ªculos disponibles: los corrientes -generalmente Toyota- y los premium, que resultan m¨¢s caros. Tambi¨¦n se pueden compartir los viajes con Grab Share -un 30% m¨¢s barato-, y la empresa promete que no habr¨¢ m¨¢s de una parada por cada trayecto y que no durar¨¢ m¨¢s de tres minutos. Lo probamos en un viaje desde Manila hasta Caloocan City y cumple.
De forma alternativa, Grab tambi¨¦n permite la reserva de taxis tradicionales con tax¨ªmetro, como hace MyTaxi. En ese caso, Grab muestra la horquilla en la que se encontrar¨¢ la tarifa final. A veces, los veh¨ªculos privados resultan m¨¢s baratos. Otras, sobre todo en hora punta, el taxi resulta m¨¢s econ¨®mico. En ambos casos, para mejorar la sensaci¨®n de seguridad, desde la propia app se puede informar a amigos o familiares de todos los datos del viaje, algo que Uber ha adoptado despu¨¦s de que lo introdujesen sus competidoras asi¨¢ticas. ¡°Lo mejor es que puedes elegir lo que m¨¢s te convenga¡±, explica Andr¨¦s mientras nos pregunta si preferimos taxi o veh¨ªculo privado. Siempre hay unos cuantos cerca.
Finalmente, Grab ha sumado a su cat¨¢logo Grab Express, un servicio de recogida de paquetes y de recados. Puede ser cualquier cosa, desde documentos o compras, hasta comida para llevar -como Uber Eats-. Motoristas de la compa?¨ªa recogen lo que el usuario ordene en el punto designado, y se lo llevan a donde pida. Cada env¨ªo est¨¢ asegurado hasta 2.000 pesos (34 euros), y el usuario puede seguir en el mapa de la app el lugar en el que se encuentra en tiempo real. En ciudades como Manila o Ceb¨², donde el tr¨¢fico induce al suicidio, este servicio es una delicia.
Sin duda, China es el pa¨ªs en el que mejor se reflejan las dificultades que Uber tiene para abrirse camino en Asia. Es m¨¢s, en el gigante asi¨¢tico ha desaparecido como tal porque la copia local, Didi Chuxing, se la ha comido. Literalmente. Pag¨® 1.000 millones de d¨®lares por las operaciones de la americana en territorio chino y, aunque asegur¨® que mantendr¨ªa sus servicios, lo cierto es que el n¨²mero de veh¨ªculos que maneja ha ca¨ªdo en picado. Es un buen ejemplo de la incapacidad de Uber para adaptarse a los requisitos de mercados marcadamente diferentes al occidental.
Una de las grandes ventajas de Didi es que funciona incluso sin descargar la app de la empresa. Est¨¢ anidada en las superapps de Alipay -el principal servicio de pagos m¨®viles del pa¨ªs- y de WeChat -la mayor aplicaci¨®n de mensajer¨ªa instant¨¢nea de China, con unos 900 millones de usuarios-. Adem¨¢s, como sucede con Grab, sirve tanto para pedir un taxi oficial como para reservar un veh¨ªculo privado. En esa ¨²ltima categor¨ªa solo se puede pagar de forma electr¨®nica -y la app ofrece ¨²nicamente una estimaci¨®n del precio final-, pero los taxis se pueden abonar con efectivo o mediante pago electr¨®nico.
Tambi¨¦n ofrece servicios muy interesantes como el de recogida de pasajeros, que nosotros utilizamos habitualmente cuando llega alg¨²n conocido extranjero y no podemos ir hasta el aeropuerto a recibirlo: se proporciona el n¨²mero de vuelo y una joven uniformada acude con el nombre escrito en una pizarra para guiar al pasajero hasta el coche, que se encuentra en el garaje. Es un 30% m¨¢s caro que el taxi, pero resulta c¨®modo porque las colas en los aeropuertos pueden ser kilom¨¦tricas.
Finalmente, aunque no es invenci¨®n de Didi, la empresa china ha sumado a su cat¨¢logo el alquiler de conductor sin coche. Son personas que acuden el rescate del usuario en patines el¨¦ctricos cuando, despu¨¦s de una cena bien regada o una noche de fiesta, este no est¨¢ en condiciones de llevar su propio coche. Ellos lo hacen con total seguridad, y regresan por sus propios medios despu¨¦s de haber aparcado correctamente. No es un servicio barato, pero m¨¢s caras salen las multas.
No obstante, la proliferaci¨®n de Didi y su posici¨®n hegem¨®nica ha tra¨ªdo tambi¨¦n un efecto secundario desagradable: cada vez es m¨¢s dif¨ªcil encontrar un taxi en ciudades como Shangh¨¢i. Porque, si bien en un inicio la app ofrec¨ªa a sus usuarios incentivos -sobre todo descuentos- para utilizarla, ahora es al rev¨¦s: en hora punta el usuario es el que debe ofrecer al conductor un incentivo para que le recoja. En el caso de veh¨ªculos privados eso no supone un problema, pero s¨ª cuando se trata de un servicio p¨²blico regulado como es el taxi.
El debate est¨¢ abierto y la pol¨¦mica promete alargarse en el tiempo y extenderse por todo el mundo. Pero no hay duda de que Uber podr¨ªa aprender de sus rivales asi¨¢ticas para diversificar y ofrecer un servicio m¨¢s satisfactorio. Porque puede que en Asia la copia se haya convertido en una de las bases de su econom¨ªa. Pero tambi¨¦n es cierto que el continente se ha especializado en mejorar los productos originales. Es Saturno devorando a sus hijos, pero al rev¨¦s.
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