?D¨®nde se guarda lo que subes a la nube?
Almacena toda nuestra actividad digital y es clave para el crecimiento empresarial global. Visitamos un centro de datos en el barrio madrile?o bautizado como 'Silicon Alley' para comprobar c¨®mo funciona la nube por dentro.
La enorme habitaci¨®n di¨¢fana en la que nos encontramos podr¨ªa parecer un hangar, pero un zumbido incesante nos recuerda que, a unos metros, tenemos pasillos de servidores recibiendo y enviando informaci¨®n a una velocidad que nuestro cerebro no alcanza a comprender. Estamos en el coraz¨®n de un centro de datos, el lugar donde se almacena casi toda nuestra actividad digital, desde lo m¨¢s trivial a lo m¨¢s preciado.
En esos corredores se encierra todo lo que enviamos, compartimos o guardamos a trav¨¦s de un ordenador, un tel¨¦fono o una tableta. Y todo quiere decir todo: en alg¨²n lugar de esa sala es probable que est¨¦n nuestros datos bancarios, nuestro historial m¨¦dico o el pedido de comida a domicilio que hicimos anoche. ¡°Eso que ves ah¨ª es el mayor servicio de camas hoteleras del mundo¡±, nos informa uno de nuestros acompa?antes se?alando a una hilera de m¨¢quinas. ¡°En este instante, ah¨ª est¨¢n llegando millones de peticiones de precios de hotel¡±. Estamos, en otras palabras, en lo que conocemos como ¡°la nube¡±.
Esa sala es la ¨²ltima parada de nuestra visita a un edificio de Silicon Alley, una zona en Canillejas (Madrid) denominada as¨ª por su concentraci¨®n de empresas tecnol¨®gicas. Global Switch nos abre excepcionalmente las puertas de su sede en Espa?a, uno de los mayores centros de datos del pa¨ªs, y lo que parec¨ªa un edificio de oficinas normal se descubre como algo distinto al entrar. Todo en sus 20.000 m est¨¢ pensado con una finalidad: que la informaci¨®n no pare de fluir, 24 horas al d¨ªa. Por eso la visita comienza en las entra?as del edificio, donde se recibe la energ¨ªa y donde las medidas para que nada falle son extremas.
Si la primera l¨ªnea el¨¦ctrica cayera, habr¨ªa una segunda para reemplazarla. Y si esta tambi¨¦n se viera afectada, dos tanques de 50.000 litros de di¨¦sel cada uno soportar¨ªan la carga de 2,4 megavatios del edificio durante 60 horas. Nada queda al azar: si el centro se quedase sin suministro tan solo unos minutos, las p¨¦rdidas econ¨®micas ser¨ªan incalculables. British Telecom (BT) es una de esas empresas que utilizan estas instalaciones, desde las que ofrecen servicios de housing y hosting a otras compa?¨ªas. Los nombres de sus clientes son confidenciales, pero s¨ª nos revelan sus ¨¢reas de actividad. Pasear por sus servidores equivale a ver el armaz¨®n de la actividad empresarial actual. ¡°Aqu¨ª hay clientes de abogac¨ªa, consultoras, instituciones p¨²blicas, del sector sanitario¡¡±, enumera Sergio Rivero, responsable de producto de BT.
Una de las salas, con m¨¢quinas custodiadas tras unas rejas, llama la atenci¨®n. ¡°Esos son de banca. Sus auditor¨ªas exigen que sus equipos est¨¦n en jaulas¡±, nos explica. ¡°Tambi¨¦n hay apuestas deportivas y, solamente para vender pizzas, tenemos aqu¨ª m¨¢s de 500 m¨¢quinas¡±, apunta. Un supervisor nos abre uno de los pasillos en los que se encuentran los servidores y paseamos entre sus luces y un zumbido constante. En ellos, la temperatura no supera los 21 ¡ãC y, en caso de que se disparase hasta los 50 ¡ãC, los fusibles t¨¦rmicos que sujetan unas planchas de metacrilato se desprender¨ªan del techo para hacerlos caer. En ese momento, se activar¨ªa el sistema antiincendios, que rociar¨ªa el pasillo de agua nebulizada (algo as¨ª como polvo de agua) para no da?ar sus equipos. Las salas, completamente selladas, est¨¢n ideadas para resistir al fuego durante dos horas. En caso de que las medidas de seguridad fallasen, nos cuentan, conectar¨ªan con un centro de respaldo para ¡°levantar¡± todos los datos antes de que se perdiesen. La seguridad en el mundo del dato parece una obsesi¨®n, pero es una necesidad.
Por eso, en sus salas tambi¨¦n hay m¨¢s de 200 firewalls f¨ªsicos. ¡°Los que trabajamos en servicios de nube tememos un ataque: desaparecer¨ªamos del mercado¡±, explican. Si hace apenas diez a?os la nube era un concepto demasiado abstracto para muchos, en la actualidad se ha convertido en la norma. ¡°La transformaci¨®n digital no se podr¨ªa producir sin ella, ser¨ªa imposible¡±, nos comenta Rivero, que ejemplifica el auge con un dato: ¡°Hace cinco a?os aqu¨ª ten¨ªamos 400 servidores. Ahora hay 6.000¡±. Ese paso, el de confiar en Internet como lugar en el que alojar la informaci¨®n que hace que una compa?¨ªa se mantenga en pie, era visto con recelo. ¡°A¨²n hay clientes que se acercan a la nube con temor, que se preguntan d¨®nde van a estar sus datos¡±. Pero ya se est¨¢ cambiando esa percepci¨®n de que la nube es una cosa et¨¦rea¡±. Porque, nos aclaran, el cloud computing ha permitido que muchas empresas puedan comenzar su actividad desde cero. ¡°Una startup que empieza, por ejemplo, no puede invertir en comprar un mont¨®n de servidores¡±, apunta Rivero.
Seg¨²n un estudio encargado por la empresa Dell, en la nube se almacenar¨¢n 44 zettabytes de datos en 2020. Si tenemos en cuenta que cada zettabyte equivale a un trill¨®n de gigas, parece claro que el futuro de toda actividad empresarial pasa por el almacenamiento en centros como en el que nos encontramos.
Seg¨²n Rivero, el modelo que ya se est¨¢ instaurando es el de nube h¨ªbrida, ¡°empresas que tengan parte de informaci¨®n en sus propias infraestructuras y parte en la nube p¨²blica¡±. El gran reto del cloud computing en los pr¨®ximos a?os, por lo tanto, residir¨¢ en ser energ¨¦ticamente sostenible ante la creciente demanda. Por eso, nos explican, la tendencia es que sus m¨¢quinas ocupen cada vez menos espacio y consuman menos energ¨ªa. Pese a que varios estudios apuntan a que la nube contribuye a reducir las emisiones de COw, organizaciones como Greenpeace cuantifican el impacto de carbono del sector tecnol¨®gico en un 2%, similar al producido por la aviaci¨®n.
Otro de los desaf¨ªos de la nube, nos cuentan, ser¨¢ evitar la duplicidad de datos, de manera que el almacenamiento y el consumo sean m¨¢s eficientes. Piense en ese meme que le llega por WhatsApp y multipl¨ªquelo por cientos de miles de terminales que lo almacenar¨¢n en la nube. De c¨®mo se resuelvan va a depender no solo el futuro de la transformaci¨®n digital, sino tambi¨¦n el del medio ambiente. Porque la nube sigue creciendo y no puede parar. Pasamos de nuevo por los servidores de esa firma de reservas de hotel. ¡°Si tardan en responder a las peticiones, sus clientes se van a la competencia. En minutos pueden perder decenas de miles de euros¡±, nos aseguran. ¡°Nadie se puede permitir no tener su servicio disponible¡±
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